Satisfacción

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Un manto oscuro teñia el cielo, y tus mensajes de nuevo invadían mi noche, regalándome momentos para recordar y reír al hacerlo.
Entonces me hablaste de lo que te gustaba,
de la ilusión que te hacía dedicarte a aquella profesión.
En seguida inventé tu gesto e imaginé cómo sería, y lo plasmé en mi memoria.
Me di cuenta de la sonrisa tonta que se me había dibujado en la cara al oírte hablar de lo que te gustaba, y entonces lo supe, no había vuelta atrás, ya me habías calado demasiado hondo, tanto, que hasta orgullosa me sentía de lo bonito que imaginaba que sería verte haciendo algo que te llenase realmente.

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Pasadas las 00:00Donde viven las historias. Descúbrelo ahora