No había música, tampoco conversación. Lo único que escuchaba era su respiración, cual toro de rodeo. La forma en la que apretaba el volante, y su pecho que subía y bajaba con violencia me hicieron entender que estaba molesto, así que debía andar a paso fino.
Sabía que el motivo de su enojo eran mis lágrimas, pero me era imposible contenerme. Lucas estaba muerto, no solo físicamente, sino también moral. Las personas ahí afuera, incluyendo mi familia, seguían pensando que él era el asesino que estaba siendo buscado por toda la ciudad. Su único error fue involucrarse emocionalmente conmigo, pero ¿cuál fue el mío? O, ¿realmente era inocente?
Llegamos a la cabaña y estuvimos unos diez minutos en el auto, en completo silencio. Yo seguía llorando por mi vida, mientras Derek parecía fastidiado, harto de mí.
—Quiero volver a casa con mamá —dije de la nada, incluso para sorpresa mía—. Ella siempre tuvo la razón. Quiero volver con ella. Llévame, Derek. ¡Te lo ruego!
Era tan insensible que mis lágrimas no le provocaban nada. Su corazón era duro como el acero, y su mirada era un claro ejemplo de ello. Podría jurar que una mirada suya dolía tanto como una daga clavada en el pecho, porque no solo demostraba que para él no era más que un objeto, sino que me recordó lo débil que era yo .
Suspiró como si estuviera cargado de arrepentimiento, pero era todo lo contrario. Estaba harto, sentía que en cualquier momento iba a explotar.
—Baja y hablemos.
Negué con la cabeza y me abracé a mí misma. Pero fui tonta, porque bien sabía que era poco lo que podía hacer; a fin de cuentas, y de la manera más natural y tonta que alguien se podría imaginar, me dejé llevar agarrada de mano a su terreno, me entregué en bandeja de plata.
Me encontraba tan vulnerable y sensible que no era capaz de ver las cosas con claridad. Yo sabía que algo andaba mal con él, que posiblemente no saldría viva de allí, pero faltaba algo para que confirmara que estaba en peligro. El destino nunca ha estado de mi lado y fue algo que acepté desde muy joven. Las cosas nunca iban a mi favor y pareciera como si mi simple existencia fuera una molestia para los demás. Sin embargo, para mi buena y mala suerte, el destino hizo que levantara la cabeza y mirara a la persona que desde afuera estaba apoyada en la ventanilla del auto. Fue como si me sacudieran con violencia mientras alguien me gritaba «despierta y date cuenta». Así que lo hice y luego me arrepentí.
—Todo tiene solución para los que estamos bajo la luz del sol porque los muertos ya nada pueden hacer. Así que, mientras tú, Jackie, tengas vida y el privilegio de ver un nuevo amanecer, tendrás oportunidad para todo.
Desperté en una habitación espaciosa. Todo parecía condicionado para mí y una criatura que ya venía en camino, lo que demostró que Derek había planeado su jugada desde mucho antes. Me removí rápido en la cama y confirmé que no estaba atada. Era libre, aparentemente.
Bajé con cautela y revisé cada rincón de la habitación. No había ventanas y no encontré nada con lo que pudiera defenderme. Parecía la habitación de un bebé, donde las esquinas puntiagudas y los tomacorrientes estaban protegidos. Lo único que había era una cama espaciosa, una gruesa alfombra en el suelo, gavetas de plástico para la ropa y una lámpara muy alta, tanto que ni subida en la cama la podría alcanzar. Pero hubo algo que me hizo darme cuenta de que no estaba en un cuarto común y corriente, y en ese momento el pequeño rayo de esperanza que me invadió el pecho al confirmar que estaba desatada, desapareció sin dejar rastro.
Subí rápido las escaleras, pero no fue hasta que salí y me di vuelta para ver el lugar por el que había salido que me di cuenta de que estaba en un sótano. Hacia abajo todo se veía oscuro, como una tumba moderna para cuando llegara mi momento de acompañar a Lucas.
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AQUEL QUE ACECHA [COMPLETA]
Gizem / GerilimSigue la historia de Jackie, una joven que es víctima de una obsesión mortal. A medida que el acoso se intensifica, ella se verá atrapada en un macabro juego donde sus intentos de escapar solo la acercan más a aquel que la acecha. Explora los límite...