Me doy la vuelta, lentamente. Pensando en lo que dije hace siete años y en lo que no he dicho hasta ahora, también en lo que querría decir y no encuentro la forma de poner en palabras.
Pero no hay nadie. Sólo la oscuridad de un pasillo. Sólo rabia, puños apretados y lágrimas.
No entiendo el retorcido placer que habrá podido obtener el asgardiano de todo esto. Una cosa es verdad, me ha dado claridad mental, pero en forma de animadversión hacia su persona.
— ¿Lianda? — Emily se asoma por una de las puertas del pasillo que probablemente sea su habitación. Lleva puesta una camiseta de manga corta que bien podría ser de calle y un pantalón demasiado grande con rayas de color granate. Parece que la hemos despertado.
No digo nada.
Cuando se acerca, la luz ilumina su rostro, y veo la mueca de enfado que no puede reprimir. Está sintiendo lo que siento.
— Quiero dormir. ¿Puedes hacerme dormir? — Le pido, mi voz apenas un gruñido grave.
— Puedo ayudarte a dormir.
Me sigue hasta mi habitación y me dejo caer en la cama. Noto mis músculos rígidos por la tensión del momento.
Ella se sienta en una silla baja próxima. Se frota los ojos, se nota que está cansada. Cierra los ojos y se concentra. Puedo notar su presencia rodeando mi cuerpo.
Si tuviera que darle una imagen mental a cómo me siento mientras hace uso de sus poderes sobre mí, es como si estuviera al fondo de una caja, tan cubierta por sentimientos aleatorios que no puedo ver más que diminutos destellos de luz que se cuelan entre ellos. Emily va cogiendo una a una las emociones negativas y las deshace, dejándome espacio para respirar y ver lo que hay fuera. Salgo de la caja. Todo está tranquilo.
Me despierto totalmente desconcertada. La luz de la luna sigue siendo lo único que ilumina la habitación, como siempre desde que llegué. Es muy confuso considerar el paso del tiempo con esa característica.
Durante unos segundos, ni siquiera me atrevo a levantarme de la cama.
Lo que pasó anoche ha quedado clasificado en mi cabeza como una cruenta pesadilla, apenas parece real. Sin embargo, estoy segura de que lo ha sido. Loki me tocó las narices, y Emily fue capaz de librarme de toda aquella negatividad con sus poderes. Ni siquiera siento rabia al recordarlo. Es terriblemente extraño, o quizás extrañamente terrible. Casi como si me sintiera fuera de mí, Estoy... tranquila.
Toc, toc, toc. Suaves golpes en mi puerta.
<< ¿Lianda? Llegas tarde al desayuno. >>
<< Lo siento. Se me han pegado las sábanas. Dile a Emily que me guarde algo con azúcar para empezar bien el día. >>
<< ¿Estás bien? >>
No es de extrañar que pregunte. Cada palabra se siente rara al salir de mi boca, como si hablara otra Lianda.
<< Sí. No te preocupes. >>
Esto da asco. ¿Así soy... sin sarcasmo? ¿Sin negatividad? Es rarísimo.
Compruebo los pliegues de mi túnica, que está algo arrugada.
<< ¿En serio? ¿Ahora me preocupo por eso? >>
Llego al comedor sin perderme y allí están todos. Wong se nos ha unido y está sentado en la zona más alejada de la mesa, al lado del Doctor, que me dirige una larga mirada conforme me siento. Igual que el resto de los días, la mesa está puesta con todo tipo de comida y Emily se está cortando un trozo de lo que parece un pastel de chocolate. Me pregunto cómo es que tiene tanta hambre tan temprano.
— Buenos días, Lianda.
— Buenos días, Emily; Loki.
Alzo una mano para pedirle que me pase algo de la mesa y mis dedos se mueven de forma que el bollo levita y viene hasta mis manos, Por el brillo dorado, parece que es todo debido a las artes místicas.
<< Esto no me salía el otro día. >>
— Oh, ¿has estado practicando por tu cuenta? Ahora soy la única a la que no le sale. — Emily parece sorprendida, aunque no más que yo. Se alegra y hasta aplaude, pero a mí no me cambia la cara.
Como si no tuviera importancia.
¿Qué me ha hecho?
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Rather Strange (fanfic Doctor Strange)
FanfictionSINOPSIS Lianda Tepes es una "joven" vampira recién residente en Nueva York. Prefiere mantenerse ajena al mundo de los super héroes pero el lanzamiento de una iniciativa para revertir los efectos de las nieblas terrígenas, así como cualquier otra mu...