Desde dentro de mi mente, no le es difícil acceder a recuerdos íntimos nuestros, por lo que me sorprendo rememorando una de las múltiples veces que nos encerramos en mi antiguo apartamento para jugar a los amantes escondidos, que era lo que éramos en aquel momento de cara a los demás superhumanos de la zona.
No duró mucho. Era un secreto a voces entre nuestros conocidos; y para voces, las que yo le pegué en la discusión definitiva.
<< No sigas ese camino, >> Vuelvo de bruces a la realidad para encontrar una mirada un poco triste. Es lo que tiene nuestra conexión, si se me va la cabeza a otros recuerdos menos agradables, él también los visualiza. << Mi intención era excitarte, pero si en realidad no... >>
<< No, no. Culpa mía. >>
Me toma de la mano y abre un portal dentro de la dimensión espejo que nos hace aparecer en la habitación que ocupa actualmente en Kamar-Taj. Es un dormitorio grande, con varias estanterías, ricamente decorado con todo tipo de artefactos... y además se encuentra situado convenientemente lejos de la zona que ocupan los aprendices.
Le lanza una discreta mirada a la capa y ella se suelta de sus hombros para irse de la habitación. Es un accesorio de lo más considerado.
Antes de nada, dibuja un sello sobre la puerta. Una corbata colgada en el pomo de la puerta debería ser suficiente para cualquier mente educada, pero no seré yo la que se queje.
<< Somos como adolescentes. >> No puedo evitar echarme a reír ante el momento. << En el fondo sabíamos que el entrenamiento era una excusa para acabar aquí. >>
<< Eh, te has desenvuelto satisfactoriamente en nuestro entrenamiento improvisado. >> Se separa un momento para recoger algunos chismes y manuscritos que tiene desperdigados sobre y alrededor de la cama. << Ya está. Ahora, señorita Tepes, si me concede el placer. >>
Puedo percibir en él el mismo anhelo que siempre precedía al placer en nuestros pasados encuentros amorosos. En cuanto a mí... Mi cuerpo tiene que estar produciendo hormonas más que suficientes para despertar a Emily de su sueño más profundo. Hace siete años que no estaba tan cerca de este hombre y consigue volverme así de loca de ganas con sólo dirigirme una mirada. No hace ni siete meses de mi último polvo, pero dos telépatas bien compenetrados pueden hacer todo mucho más interesante.
Stephen se sienta sobre el colchón, queriendo mantener la tranquilidad a pesar de que el nivel de deseo que recibe de mí ha causado la reacción deseada bajo su túnica.
Yo no puedo aguantar más y me subo a horcajadas sobre su regazo.
Nos deshacemos en largos y profundos besos a la vez que buscamos la piel del otro bajo la ropa. Se las apaña para deshacer, mediante magistral telequinesis, los nudos que mantienen unidas las capas de prendas que forman el traje de aprendiz y, antes de que pueda hacerme cargo de su atuendo, ya queda a la vista mi sujetador deportivo negro. Me da un poco de vergüenza, pero no se me había ocurrido ponerme lencería elegante para la ocasión.
<< ¿Te echo una mano? >>
<< No me gustaría destrozar el traje del Hechicero Supremo. >> Replico, aún enzarzada en la tarea mientras deposito una hilera de suaves besos ascendiendo a lo largo de su cuello hasta su oreja. — ¿Cómo era eso? "La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce." * — Al término de la famosa frase de Rousseau, he alcanzado mi objetivo y queda liberado de la parte de arriba. Ha ganado masa muscular desde la última vez que le vi, y tiene un par de cicatrices nuevas, testigos de las batallas en las que ha intervenido.
<< Gracias. >> Con un rápido giro de muñecas, sujeta mis manos detrás de mi espalda con la suya. Lentamente, él también lleva sus labios a mi oído. — Pero "Cuidado con la furia de un hombre paciente." ** — Cita a John Dryden entre dientes en un tono tan sugerente que un escalofrío recorre mi columna vertebral.
Noto su erección contra mi cuerpo y siento que, con mis habilidades, podría trazar el camino que el flujo de sangre recorre desde su corazón hasta esa zona.
A Stephen se le acelera el pulso al recibir esa sensación y me transmite que le encantaría que se lo enseñara.
<< Mejor con la lengua. >> Añade, juguetón. Con un gesto de su mano, el enganche del sujetador emite un chasquido y se desabrocha para caer deslizándose por mis brazos hasta el suelo. Nadie puede decir que las artes místicas no sean prácticas para darle más velocidad a los asuntos... o para vaguear.
Comienza a recorrer mi cuello lentamente con sus labios y cierro los ojos para recrearme en la sensación.
No puedo reprimir un gemido. No ha olvidado mis puntos débiles y está claro que sabe aprovecharlos. En respuesta, a él se le escapa un gruñido grave, casi animal, Ha llegado el momento de pasar de los juegos previos al plato principal.
* Jean-Jacques Rousseau (1712-1788), escritor, pedagogo, filósofo, músico, botánico y naturalista cuyas ideas políticas influyeron en gran medida en la Revolución francesa.
** John Dryden (1631-1700), influyente poeta,crítico literario y dramaturgo inglés, que dominó la vida literaria en laInglaterra de la Restauración inglesa hasta tal punto que llegó a ser conocidacomo la Época de Dryden.
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Rather Strange (fanfic Doctor Strange)
FanfictionSINOPSIS Lianda Tepes es una "joven" vampira recién residente en Nueva York. Prefiere mantenerse ajena al mundo de los super héroes pero el lanzamiento de una iniciativa para revertir los efectos de las nieblas terrígenas, así como cualquier otra mu...