22. Ponernos a prueba.

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Estoy bastante descansada para habernos pasado la noche de sueño en sueño. Lo último que recuerdo es que paseamos por la biblioteca de un antiguo museo de ciencias prácticamente en ruinas.

Al quedarme a solas con Emily para permitirle practicar con mi mente, queda claro que el cambio en el ambiente ha sido más que evidente a pesar de que nos hemos esforzado en disimular, lo que se traduce en que Stephen ha ocupado su sitio de siempre y yo el mío. La cara de la émpata no deja lugar a dudas, tras percibir la magnitud de la variación en nuestros estados de ánimo no puede reprimir una sonrisa tonta.

— Gracias por dejarme practicar. — Acierta a decir cuando el silencio se vuelve demasiado incómodo.

Estamos sentadas en sendas sillas, una frente a la otra. Se toquetea con cierto nerviosismo uno de los largos mechones de pelo que le caen a uno de los lados de la cara.

— Con cuidadito, ¿eh?

— Tranquila, he estado practicando con Loki.

<< Eso no me tranquiliza nada. >>

— El Doctor Extraño me ha prestado algunos de sus antiguos libros de la carrera de Medicina ahora que cree que ha delimitado el alcance de mis habilidades. Es como volver al instituto.

— Me alegro de haberme saltado eso. — Meneo la cabeza pensando en los cientos de películas sobre adolescentes que me he visto en televisión desde que tengo memoria. — Aunque si te permite entender tus poderes, cualquier ayuda es poca.

— Por lo poco que recuerdo del Sistema Endocrino, podría aumentar el rendimiento en combate o estimular la curación de heridas. — Enumera cerrando los ojos para mejorar su memoria. — También puedo influir en el sueño, el hambre o los estados de ánimo.

— Adelante.

— Bien, vamos allá. — Esta vez no se me acerca ni tengo una certeza inequívoca de su efecto en mi mente. A los segundos, se oye un rugido proveniente de mi estómago; lo cual es bastante extraño ya que acabamos de desayunar.

— Estimulación del apetito. Si es eso lo que pretendías, va bien.

— Correcto. Ahora me gustaría probar algo más útil. Creo que, entre tus habilidades, cuentas con un umbral del dolor ampliado.

— Aguanto más que la media, sí.

— Si funciona, te va a doler, ¿de acuerdo?

— Supongo.

No sé qué es lo que tiene en mente, pero si es capaz de causar dolor espontáneo en un enemigo, uno menos que combatir.

Pasan unos segundos y no siento nada.

Emily levanta una mano con el dedo índice estirado y duda un momento antes de continuar.

— ¿Ocurre...? — En el momento en que me pone el dedo sobre la tela de la túnica que recubre la piel de mi brazo, siento un dolor equivalente a que me hubieran clavado una aguja helada, — ¡Joder! — Aparto instintivamente la causa del malestar de un manotazo. — ¿Qué mierda...?

— ¿Qué has sentido?

— Como una puñalada.

— Lo siento, no sé controlar el nivel de variación... Lo siento.

— No te disculpes. Es para aprender. << Aprender, sí, aprender... pero cómo duele. Joder. >>

— Noto tu agresividad camuflada, todo eso es hormonal.

— Soy consciente.

— Como los asgardianos, tu constitución conlleva un aumento de las habilidades físicas como la fuerza, la agilidad... ¿verdad?

— Sí, esa es la idea. Herencia familiar. << Un momento, ¿por qué he dicho eso? Demasiado personal. >>

— ¿Herencia familiar?

— Sí, mi hermano, Vlad Tepes. <<Estoy soltando información sensible... ¿Qué demonios...? >>

— Tu hermano es Drácula, ¿verdad?

Sus tics faciales indican que se siente nerviosa, y su actitud podría considerarse agresiva hasta cierto punto.

— ¿Perdona?

— Puedo manipularte como si te hubiera dado un suero de la verdad... Tu hermano, es el mismo Drácula que el Doctor Extraño eliminó hace unos años, cuando trató de dominar la Tierra.

Aumenta su influencia sobre mí y me parece muy poco importante confirmarle o desmentirle lo que ya sabe. Asiento. Vaya con los agentes de S.H.I.E.L.D., qué informados están.

— Funciona... Sé que Drácula murió y todos aquellos mordidos por él se convirtieron en polvo. Pero tú estás viva.

—... — Me siento inusualmente cansada. — Yo... no tengo nada que ver... con mi... hermano. — Se me cierran los ojos.

— Espera, Lianda, no te duermas. — Se levanta, me coge de los hombros y me zarandea con suavidad. — Aún no lo controlo...

Rather Strange (fanfic Doctor Strange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora