Capítulo 12

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ANTES


Pasan unas semanas desde la fiesta y la diversión en la cárcel. La rutina de la escuela pasa muy desapercibida. Últimamente Evan y yo estamos pasamos gran parte del tiempo juntos, lo cual me pone muy feliz. Temía algún día decir que "fue una bella amistad". Creo que esa noche ayudó mucho a revivir esa adrenalina que ambos compartíamos, si bien no fuimos los dos quienes intentaron robar, el me cubrió.

Al terminar las clases fuimos a Mimmo's, el día está muy bello para una taza de café y una historia. Evan estuvo cantando canciones todo el viaje hasta la cafetería, ya casi olvidaba lo molesto que era a veces.

Bajamos del auto y ya veo a Frank con las tazas rojas. Le avisamos hace unas horas  la visita que le haríamos, parece que no se olvidó.

Todo era perfecto. Hasta a veces me olvidaba de todo estando ahí los tres, era como una máquina del tiempo, sentía que era niña otra vez.

— Mi querida Martha me dijo una vez: "Lo más difícil de querer confesar un amor, es cuando se tiene miedo a perder una gran amistad", pero yo rompí esa frase cuando ambos nos casamos.- Se rió. — Y así conocí a mi bella esposa.- Como ya les había mencionado antes, nunca me cansaba de esa historia, cada vez que la escuchamos me pierdo en el mundo del amor y comienzo a fantasear donde podría estar mi media sandía. ¿Qué? Si mi mejor amigo puede cambiar las frutas entonces yo también. — ¿Los aburro mucho con esta historia?

¿Cómo iba a preguntar eso? Es la historia más romántica y dramática que he escuchado... — No te ofendas Frankito pero si.- Confiesa Evan.- Demonios, odio que mis pensamientos duren años hasta formar una respuesta decente.

Él solo se ríe. — No se preocupen, la próxima será de acción.

Eso dice siempre...

— ¡Eso  dices siempre!- Dice el chico en tono aniñado.

El resto de la tarde resulta ser muy divertida, no me olvido que es viernes por lo tanto esta vez debemos volver antes para prepararnos. Esta noche es la segunda reunión con mis tres amigos, y Evan.

Estoy algo nerviosa, Max me dijo que esta sería una noche para no olvidar. La última vez que nos juntamos terminé besando a mi mejor amigo, no me imagino esta noche.

Vuelta a casa, tengo media hora para alistarme. Odio que Evan me dé un tiempo determinado para bañarme, elegir ropa, tener una crisis, y llegar al auto. ¡El chico vive al lado! No entiendo porque tanta prisa. Luego de bañarme, elegir unos jeans negros, y una blusa azul marino, decido agarrar el celular e informarle a mi amigo que estoy lista.

Escucho una bocina. Me acerco a la ventana y puedo verlo. Lleva puesto unos jeans rotos, y una remera lisa blanca. Goao, se ve lindo.

Dios... no acabo de decir eso. ¿O sí?

No tardo mucho y en un abrir y cerrar de ojos ya estoy de copiloto.

— ¿Estas nerviosa? -Pregunta.

Lo miro tensa. — ¿De qué hablas?

Se ríe por lo bajo. — Es que siempre que estás nerviosa usas azul. En mi defensa, dicen que, según la psicología, ese color reduce el estrés y los nervios.

Suelto una carcajada falsa y continúo. — Evan, ya no tengo seis años, fue una casualidad.- Una casualidad que me tomó rato encontrar en mi armario.

No me mira. Mantiene sus ojos en el camino. Lo cual es bueno, si no chocaríamos. Pero, ¿Espera a que le diga algo?

Doy un gran suspiro y confieso. — De acuerdo, si estoy nerviosa. ¿Estas contento? - Digo con mi vista lejos de la suya. — Tengo... ¿Miedo? A lo que pueda ocurrir entre nosotros, Evan.

Evan. |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora