Capítulo 33

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ANTES


Ya es viernes por la mañana y desearía no ir a clases. Pero cualquier cosa que haga puede hacerme quedar como sospechosa. O tal vez simplemente estoy paranoica. No importa, iré.

Me levanto, me ducho, y cambio para un día aburrido. Últimamente todo lo que hago tiene consecuencias, así que por las dudas me llevo el celular de Evan conmigo. No sé qué son capaces esos chicos pero... ¿Se imaginan si entran a casa? ¿Si quieren robarme el celular ahora que Max de seguro sabe que lo tengo?

Sé que estoy creando muchas estupideces en mi cabeza. Pero lo que he hecho ya no es un simple secreto, esto puede llevar a dos personas inocentes a la cárcel cuando en realidad solo tiene que ir una. Lo supe desde el principio, cuando dejé las fotos en la comisaría lo supe.

Las clases transcurren normalmente hasta que tengo historia. Con el tiempo me encariñé con esta clase, Evan la odiaba. Lo malo de esto es que tengo seis ojos viéndome fijo desde que me he sentado.

Comienzo a cuestionarme si saben lo que hice. Eso es imposible, bueno no lo sé, no me sorprenderían que hicieran turnos en la noche para espiarme. ¿Qué estoy diciendo? Definitivamente estoy volviéndome loca. Intento mantener la calma y concentrarme en el diario de "nuestra historia" que la profesora Devin nos dio. Pero no puedo, pienso en millones de formas de llegar a la estación y robar esas fotos.

Todos los planes en mi cabeza salen corriendo en el momento que dos hombres altos vestidos de traje entran al aula.

<< Bueno. Plan B, salir corriendo con el resto de los planes. >>

— ¿Puedo ayudarlos? - Pregunta la profesora D.

El más alto de ellos se acerca a toda la clase y dice en voz alta:

— Necesitamos a Jade Maxwell, Logan West y Max Watson.

Todos comienzan a gritar, silbar. Burlarse de ellos. Lo único que quiero ahora es que me trague la tierra. Si antes solo estaban penetrando sus miradas en mí ahora quieren destruirme. Los tres se levantan de sus asientos y se van sin despegar un ojo en mí, las miradas asesinas que lanzan todos la han notado. En momentos como estos solo puedo esconderme entre los libros que llevo conmigo.

Pasa casi una hora y todavía no vuelven. Pero mi mente hace click. Dios Santo, ¡El celular! Lo guardé en mi chaqueta, que... ¡Está en mi casillero!

<<Mierda, mierda, mierda. >>

Pido permiso para ir al baño y salgo a toda prisa. Para mi suerte, está. Sigue aquí, supongo que no les dieron tiempo para revisar nada en ningún casillero. Tomo el teléfono y lo guardo conmigo.

Dejo la chaqueta donde estaba y doy vuelta para volver a clases. Hasta que alguien me toma del brazo. No quiero voltear, ya sé que son ellos, pero si no lo hago no lo sabré por seguro.

— ¿Crees que puedes inculparnos? - Escucho a Max. Decido voltearme, espero que no hayan notado que tengo el móvil. — Te lo advertí Smith, caerás con nosotros. - Me suelta. — ¿Que creías? ¿Qué nos culparán por el auto cuando tú fuiste la idiota que lo mandó a nadar?

¿Auto? ¿Qué auto? ¿No los llamaron por las fotos? ¿De qué demonios están hablando?

Miro a Jade y a Loan. Lucen molestos pero nada se acerca al gesto de Max, está hecho furia. Comienzo a cuestionarme si lo que hice estuvo bien, quería que el responsable cayera, no sus amigos que están en la misma situación que yo.

— Te lo advertí. - Dice mientras me acorrala contra el baño. — Tú no vas a derribarme.

— Amigo, ya está. - Interrumpe Logan intentando que me suelte.

Me hubiera gustado decir que fue así, pero no. Me toma del brazo y me encierra en el baño. Escucho a Jade intentando convencer a Max de dejarme ir, no lo hace. Trata de explicarles que soy una traidora y que es la única forma de solucionar las cosas, no logro descifrar el resto de la conversación y me alivia en parte, no puedo seguir escuchando esto.

Encerrada aquí comienzo analizar lo que dijeron. ¿El auto? Necesito ver eso. Tal vez me mintieron, quieren que me alarme.

Ve lo que me rodea, necesito salir. Logro subirme al retrete y abrir la ventana. Nunca me he escapado de la escuela, pero hoy es un caso especial. No sé si ellos siguen del otro lado de la puerta o no, pero a estas alturas lo único que importa es poder verificar si lo que dijeron es cierto.

Logro salir y lo recuerdo, no tengo auto. Demonios.

Comienzo a correr, el puente no se encuentra tan lejos desde la escuela. En el trayecto siento como toda mi vida pasa en frente mis ojos. Todos los momentos que he vivido con Evan, las cosas en las que nos hemos equivocado, su carta, Jason, los chicos que ahora me detestan... Nunca creí que el ir a una nueva escuela traería tantos problemas. Mi vida antes de esto no era lo mejor, pero de seguro no prefiero esto.

He vivido tanto tiempo con mi mejor amigo que ahora estar sin él es un vacío que siento constantemente desde que desapareció. Es como si alguien me hubiera arrebatado algo en mí, y así fue. Me quitaron a la única persona que realmente me conocía. Que conocía mis defectos, mis llantos, mis debilidades, todo; y aun así me amó.

Sé que ahora Jason me quiere, pero eso es debido a que no me conoció del todo. Me encantaría que algún día el me conozca como mi mejor amigo lo hizo. Pero jamás sucederá. Nos conocemos desde la panza y nadie podrá ser él.

Para mí sorpresa cuando llego el lugar está repleto de policías y patrullas. ¿Qué demonios está ocurriendo?

Pues, no mentían.

Mi corazón se cae al suelo cuando logro ver como un vehículo saca del agua al carro de Evan. Está roto, muy abollado, hasta me atrevo a decir que hay plantas dentro. Intento esconderme en los arbustos y poder seguir observando.

— Copiado, no hay nadie dentro del carro. - Escucho.

Oh por Dios...

<< — No grites muñeca, la pasaremos bien... >>

Es él.

— Ya terminamos de interrogar a los tres niños, ahora iremos por la chica. - Se escucha de su walkie talkie.

No se necesita ser muy inteligente para saber de quién están hablando. Salgo de mi escondite e intento volver sin que me noten.

Llego a la institución agotada. Si bien no es tanto la distancia, vine corriendo. Casi pierdo los pulmones.

Prefiero volver a clases, no tengo idea de cuánto he tardado, pero debo volver. No hay señal de nadie en los pasillos. El baño donde me habían encerrado ya está abierto. Espero que haya sido otra persona quien lo haya notado. No quiero ni pensar que harían esos tres de saber que me escapé.

Doy pasos agigantados para llegar lo antes posible a la clase de historia y explicarle a la profesora mi "mal estomacal". Pero no, no llego. El mismo tipo que interrumpió la clase esta mañana se para en frente de mí.

— ¿Eres Molly Smith?

No. — Sí.

— Necesitamos hacerte unas preguntas. – Suelta y logro verlos detrás de él. Parecen tranquilos, aquí es donde comienzo a temer por todas las cosas estúpidas que he hecho.

Evan. |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora