ANTESEstoy de camino a casa. Faltaré a las clases de la tarde, la policía me dejó algo preocupada de tantas preguntas. No sé si sospechan de mí pero, si lo hacen, no se tomaron el tiempo de disimularlo. Cuando salí de mi casa, hablé con Susan, debo intentar explicarle por qué me fui sin decirle nada más. Así que encamino unos metros más.
Mi camino es aburrido. Generalmente siempre suena mi celular debido a Evan, ya no más. Mientras doy pasos cortos para alargar mi viaje, pienso que le voy a decir a la señora Grides. Pensamientos diciendo que estoy nerviosa de que no está hasta inventar una pelea con él pasan una y otra vez en mi cabeza.
Pero eso no dura mucho ya que mis ojos notan una patrulla en frente de su casa. Ay no. Voy corriendo hacia la puerta que se encuentra abierta. Entro como si fuera mi casa, la cual gracias a que Evan y yo somos como hermanos siempre hubo esa confianza de entrar a la casa del otro como si fuera la propia, y busco a su madre.
Al hacerlo, paso por el gran pasillo con policías analizando la sala y otros bajando de las escaleras con cajas. Ya no sé que pensar a esta altura. No la encuentro, temo que haya salido o algo y alguno de estos detectives me cuestione el qué hago aquí.
Subo lo antes posible hasta el dormitorio de mi amigo, evito a cualquier persona para omitir las preguntas. Y ahí esta. Sentada en su cama mirando a través de la ventana. Un ultimo oficial sale con una caja del lugar. El ambiente se torna algo frío y solitario.
Me siento a su lado, creo que ambas necesitamos que vuelva y nadie quiere escuchar nuestro dolor. — ¿Recuerdas cuando te enfermaste y faltaste por una semana a la escuela? - Pregunta sin despegar la vista del bello cielo azul. — Evan no quería volver a casa para estar contigo.- Dice y suelta una risa mientras se limpia las lagrimas. — Siempre le dije que terminaría enamorándose de ti.
Mis ojos se vuelven cristales, ahora en serio comienzo a creer que solo valoramos las cosas cuando ya nos las tenemos. Todavía no tengo claro que siento por él, pero de lo que si estoy segura es que necesito que vuelva, necesito verlo y que mi corazón descanse de esta pesadilla. — Y si... ¿Ambos nos dimos cuenta tarde?- Digo sin tratar de romper en llanto.
Solo me abraza. Si, creo que es mejor no seguir el tema, ni yo se que digo en estos momentos. El estar con ella el resto del día fue raro. Cada vez que hablaba con ella era generalmente cuando mi amigo estaba dormido, estaba ocupado, o estábamos peleados. Sin embargo, ahora todo es diferente.
Ya cerca de las siete de la tarde decido marcharme, no tardo mucho ya que vivo al lado. Temo que mi familia se entere de la desaparición de mi amigo. Para mi suerte, cuando llego todo marcha normal.
El resto de la noche transita como cualquiera, me baño, ceno sola, y evito cualquier tema que sea con Evan.
Me acuesto en mi cama y miro a través de mi ventana. Millones de preguntas pasan por mi cabeza. ¿Donde está? ¿Cómo está? ¿Se habrá lastimado? ¿Estará enojado conmigo? ¿Esta... Vivo? Hay alguna de ellas que prefiero no saber. Aún no pierdo la esperanza.
Estoy por ir a dormir pero mi cabeza no me deja. Es ahí donde una terrible idea viene a mi mente. Ir de nuevo al puente y buscar señales de él.
Claro que mi madre ni de broma me dejará salir sola. Son las once de la noche, todos menos yo seguro duermen, son aburridos. Así que agarro mi mochila, llevo una campera y una linterna más aparte del de mi teléfono.
Nunca he escapado de casa, hasta me siento culpable por hacer esto, pero no puedo pedir permiso porque no me dejarán y no puedo esperar a mañana. Abro mi ventana e intento baja sin caerme en el intento. Todo va medianamente bien hasta que la pared que usaba como escalera se transformó en rampa y caigo.
Por suerte no fue muy lejos del suelo, pero si dolió. Comienzo a chequear que nadie escuchó mi caído y me permito el seguir. Pero eso no dura mucho cuando veo a Jason caminando hacia la puerta de mi casa.
Tengo que llegar a ese puente. Mi instinto se apodera de mi y en menos de lo que canta un gallo ya estoy corriendo hacia el chico. Salto sobre él haciendo que ambos abracemos al césped. Dios, esto es incómodo. ¿Qué hace aquí?
— ¡¿Qué haces aquí?! -Susurro enojada. No me malinterpreten, no lo odio, pero estoy intentando ser una adolescente rebelde y el chico rebelde me interrumpe.
Suelta una risa por lo bajo. — ¿Porque susurras?
Lo callo poniendo mi dedo en sus labios. — No hay tiempo para explicaciones. ¿Tienes tu auto? - Dios Molly, deja de hacer preguntas estúpidas. ¿En que crees que vino si no?
No me responde, solo mira en dirección a la calle. No le doy tiempo a que haga un comentario sarcástico en cuanto a mi pregunta y corro hacia el vehículo. Entro y me coloco el cinturón, veo a Jason sentándose de lo más tranquilo. Su paciencia me pone nerviosa.
— Larguémonos de aquí, no puedo dejar que mis padres sepan que no estoy en mi cuarto.- Le ordeno sin dejar de observar a través del vidrio, solo espero que la luz de mi dormitorio permanezca apagada hasta que nos vayamos.
— ¿Entonces ahora eres rebelde? - Suelta en tono coqueto. No le contesto a su pregunta pero le indico a donde vamos. El pobre creyó que iríamos al cine. Supongo que será en otra ocasión.
En el camino le explico a donde nos dirigimos y que haremos, aun no lo tengo bien claro pero si tengo el destino marcado. Todo va bien, ya estamos a unos metros de llegar hasta que veo una camioneta estacionada en el puente.
Le digo que se detenga. Reconocería ese vehículo donde fuere. Mas en estas circunstancias. No estamos tan cerca de ellos para que nos vean, pero nosotros si. Y mi cuerpo se congela cuando veo a los tres mosqueteros bajar del mismo con linternas.
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Evan. |En Edición|
Mystery / ThrillerMolly Smith es una joven de dieciséis años que junto a Evan, su mejor amigo de toda la vida, llegan a un nuevo instituto. Ser los nuevos no es nada fácil, más aún cuando tu amigo es super social y tu no. Molly toma malas decisiones para no quedarse...