ANTES
La noche resultó ser más agradable y cómoda de lo que creí. Sigo acostada en la cama, con suerte ocupo la mitad de ella. Jason se quedó dormido con la película, me resultó algo difícil sacarlo de encima e irme al dormitorio, pero lo hice.
Miro el reloj y resulta ser más temprano de lo que esperaba, son las diez, si mi madre estuviera aquí diría que dormir hasta estas horas es de morsa. Ay dios santo... ¡Mi madre!
No le he avisado a donde me fui, ni quiera sabe que no estoy en casa. Bueno, de seguro lo sabe ahora. Necesito llamarla. Me levanto cual ninja y busco mi móvil a toda marcha. Marco su número lo antes posible, como si el hacerlo me asegurara que no notó mi ausencia.
<< Ojala no conteste... Ojala no conteste...>>
— ¡Molly Evelyn Smith!
<<Mierda>>
Intento explicar mi mentira de por qué no estoy en casa pero no me deja espacio al habla. — ¡¿Dónde demonios estás?! ¡Estarás castigada en cuanto vuelvas! - Me está gritando, pero a la vez noto que está más preocupada que enojada.
— Madre... - No sé qué inventar honestamente. Me fui a la noche sin avisarle con la intención de volver... No pensé que terminaría aquí.
En fin, no puedo decirle que iba a hacer, pero debo decirle la verdad. — Me fui temprano de casa para estudiar con Jason Hills. - ¡¿Es en serio?!
Su tono cambia drásticamente y escucho su voz burlona. — ¿Jason Hills? - Claro, me olvido que mi madre no lo conoce.
No puedo evitar reírme. Mi madre a veces actúa como una amiga más. No soporto cuando me hace insinuaciones amorosas. — No empieces... Solo es un compañero de clases. - Bueno, técnicamente es cierto.
— ¿Por qué no me avisaste que te ibas? Te hubiera preparado el desayuno.
No puedo seguir mintiéndole, si algo aprendí viendo series policiales es que mientras menos detalles diga mejor. Mantengo el silencio unos segundos para que mi madre diga algo.
— O tal vez estabas muy apurada para ver al chico que saliste corriendo. - Dice y suelta una risa por lo bajo.
Prefiero que piense eso a que otra cosa. Igual, ahora que lo pienso, no estaría tan equivocada, anoche nos besamos. Y dios sabe que más si no hubieran interrumpido.
— Lamento no haberte avisado. - Digo. Y también lamento no poder decirte la verdad.
Sé que mentir está mal, pero una vez que comienzas, cada una de ellas es una cadena que por más que te pese debes aguantarla, ya que intento proteger a quienes aún no lastimé.
La oigo suspirar del otro lado del teléfono. — Está bien, cielo. Desde lo que ha pasado con Evan... - Siento que mi corazón saldrá por mi boca. — No me imagino como debe estar sintiéndose Susan. - Claro, porque yo estoy genial. — Tengo miedo a que te ocurra algo. Eso es todo.
Realmente lo entiendo pero, ¿Cómo puede decir "No me imagino como debe estar sintiéndose Susan"? es decir, no soy su madre, pero lo conozco desde que nací. ¿Acaso a mí me debe importar menos?
Me despido de mi madre sin más. No quiero que siga haciendo sus preguntas, tarde o temprano me quedaré sin imaginación para responderlas.
Me arreglo un poco el cabello y me coloco mis pantalones, hubiera sido muy incómodo dormir con ellos. El hecho de que la puerta del dormitorio tenga traba me calmó bastante, así que pude descansar un poco.
Camino directo al baño, intento arreglarme un poco, lavarme el rostro... Higienizarme, y bajo las escaleras, espero que el padre de Jason no haya vuelto. No me puedo imaginar lo roja que me pondría de la vergüenza.
Para mi suerte, no hay señal de que alguien haya llegado, y decido buscar al chico. Me dirijo hacia la cocina y allí esta. Preparando tostadas y waffles. Me acerco con mi cara modo zombi, y... Un minuto. ¡¿Cómo lo saludo?!
<< Genial, eso va a ser incómodo...>>
Gracias al cielo, el chico no le da espacio a los momentos raros, se acerca y me da un beso en la mejilla. — Buenos días. ¿Has dormido bien? - Pregunta con una sonrisa reluciente.
Me siento y doy un pequeño bostezo. — Mejor de lo que esperaba.
— Me alegra oír eso. - Suelta mientras trae una bandeja con frutas, waffles, tostadas... Esto parece un hotel. — ¿Qué pasó al final con el celular?
Sabía que me olvidaba de algo.
Ayer pasó muy rápido. En un momento estaba intercambiando saliva, en otro estaba recibiendo un celular, luego veía la película... ¿Cómo es que olvidé eso? Lo más importante de esa noche lo dejé pasar de largo. ¿Qué clase de amiga soy? Ignoré lo que podría llevarme a Evan hasta que un chico me lo recordó. ¿Qué está pasando conmigo?
— No lo he encendido. - Confieso algo avergonzada. Tal vez él no lo note, pero para mí es muy importante y penoso que haya tenido tantos años de amistad con una persona para luego olvidarme por completo de él en el segundo que recibo un poco de cariño.
Jason pone su mano sobre la mía. — ¿Cómo has estado con respecto a... Él? No lo has mencionado desde... Ya sabes.
Hasta ahora, nadie me ha preguntado cómo me siento al respecto. No puedo creerlo. Ni mi madre, ni mi padre, nadie. ¿Todos creyeron que para mí él no es nadie? ¿Qué le pasa a todo el mundo?
Pero, ¿Realmente nadie me lo preguntó? O tal vez no he querido responderlo. He sentido con cada parte de mí ser la pérdida de mi amigo. Mi corazón cayó, lo junté, volvió a caer y aquí estoy. Sin tener idea de quién soy en verdad. He estado distrayéndome y pensando más en salvarme de la justicia que, hacerla por Evan.
— No tengo idea... - Intento decir las palabras que quieren hablar desde mi corazón, pero hay tantas heridas, tantas preguntas, laberintos, traiciones; que me es difícil decir las cosas coherentemente. — Han pasado tantas cosas que ya ni se cómo estoy.
Sin soltarme, una mano suya intenta acomodar mi cabello para que no me esconda. — ¿Cómo era él?
Jason lo vio varias veces. Hasta seguro que alguna vez hablaron, pero él no lo conocía como yo. Nadie lo hará.
Me alegra que tenga curiosidad sobre cómo era mi amigo. Pero a la vez no puedo evitar romperme por decimoquinta vez. — Él era de esas personas que conoces de pura casualidad, esas que sin darte cuenta ya están en tu vida, pero cuando comienzas a ver quienes realmente son... No quieres que se vayan. Era inteligente, amable, gracioso, tenía un amor inexplicable por las naranjas... - Digo soltando una risa para evitar hacer notar el nudo en mi garganta. — Nunca le hubiese hecho daño a nadie, pero hay gente que si a él. Todos solían decir que éramos gatos siameses ya que nunca nos separábamos. El tiempo hizo que nos confundamos... - Son muchas las lágrimas que pasan por mis mejillas pero Jason no impide que lo haga y deja que saque cada palabra dentro de mí. — Sin embargo, más allá de esas confusiones, él nunca me trató diferente.
— ¿Ustedes estuvieron juntos?
— No. Bueno, en realidad, es complicado. - Siento un gran alivio al poder decir esto y que no me juzgue. — El punto es que, nunca pude decirle la verdad. Nunca le pude decir las cosas de las que me arrepiento, las cosas que aprecio, tantas cosas. Y creo que lo peor de todo es que...
Siento una catarata en mi interior. Hace unas horas me daba pena hablar de mis sentimientos con las personas pero, ahora es diferente. Quiero gritar a los cuatro vientos como es la realidad, mi realidad.
Jason se acerca a mi silla de rodillas tratando de consolarme más de cerca. — ¿Qué es lo peor?
— Que él nunca sabrá que yo lo quería... - Suelto llorando. — Qué yo lo quería.
Me lanzo a sus brazos sin más. Me rodea con sus brazos llenos de tatuajes y me conforta. Oculto mi rostro en su cuello, ya no sé qué hacer. No puedo seguir, no sin Evan.
— Yo lo quería...
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Evan. |En Edición|
Mystery / ThrillerMolly Smith es una joven de dieciséis años que junto a Evan, su mejor amigo de toda la vida, llegan a un nuevo instituto. Ser los nuevos no es nada fácil, más aún cuando tu amigo es super social y tu no. Molly toma malas decisiones para no quedarse...