Capítulo 30

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ANTES


Mi alarma suena. Ya no quiero despertar, cada minuto que pasa es una gota más de culpabilidad en mi cuerpo. No recuerdo mucho de anoche, pero si lo esencial, recuerdo partes de anoche. Dicen que solemos borrar cosas de nuestras mentes para no dañarnos. Es lo más tonto que he escuchado. Si fuese así, sigo sin entender por qué no me olvido de Evan.

Me resulta raro el haber dormido más, miro el reloj y lo confirmo. Me quedé dormida, por ende me he perdido las clases. Sin más decido bajar a desayunar. Bueno, almorzar.

La casa está impecable como siempre, me dirijo a la cocina y veo a mi madre, está preparando el desayuno, supongo que iba a despertarme.

— Buen día. - Dice con una radiante sonrisa.

Solo sonrío y me siento. No quiero decir un comentario que arruine su alegría.

Intento pensar en todo menos en anoche, pero me es imposible. No recuerdo como llegué aquí. De seguro mi madre lo sabe. Tal vez vine con Jason. ¿Le habrá dicho lo que pasó?

— ¿Jason me trajo?

— Si, estabas dormida cuando llegaste. - Sonríe al oír mi pregunta. Si tan solo supiera que no me refiero a eso. — ¿Cómo te sientes?

— Me duele la cabeza. - Suelto mientras tomo un poco del café que mi madre me ha dado.

Suelta una risa por lo bajo. — Cuando dije que te distraigas no me refería a que terminaras así.

No, no se lo dijo. Creé que bebí de más. Eso me alivia, no quiero ni imaginarme como hubiera reaccionado mi madre si supiera lo que realmente pasó anoche. Le agarraría un ataque y probablemente ya estaríamos haciendo una denuncia. Ya tengo problemas, no necesito más.

Mi celular suena, no tardo en ver la pantalla. Es Jason. Aunque no recuerde todo sé que él se ha comportado excelente conmigo, y no se merece estar involucrado en mi depresión, entre otras cosas.

— ¿No vas a contestar?- No le contesto. — ¿Es Jason? - Dice juguetona.

Pongo los ojos en blanco.

La escucho reír. No puedo evitar hacer lo mismo, es gracioso tener estos momentos familiares, aunque no esté mi padre en este momento el ambiente familiar nunca falta.

— ¿Están saliendo?

— Algo así...

Se levanta y deja nuestras tazas en el fregadero. — Pues me alegra que sea así, fue muy agradable anoche, parece un buen chico. De no ser como fueron las cosas juraría que terminarías con... - Se detiene.

Sabe que me dolió. — Cielo, lo lamento, no quise decir...

— Gracias por el desayuno. - La interrumpo y me voy.

Se fue no fue su intensión decir eso. Ambas sabemos que tiene razón. Si todo hubiese sido diferente, si él estuviera aquí, tarde o temprano hubiéramos terminado juntos.

Salgo de casa y pienso a donde ir. No puedo ir con Jason, eso ya lo tengo claro. No tengo auto, así que a cualquier lugar que decida ir será caminando. Necesito hablar con alguien; y es aquí donde una lámpara imaginaria se enciende encima de mi cabeza.

Comienzo a caminar, hasta llegar a mi destino. Tardo uno minutos pero llego sin cansancio. Abro la puerta del lugar, siento la melancolía, los recuerdos, y todo tipo de sentimiento en mi ser al entrar.

— ¡Molly! - Sonríe desde la otra esquina. — ¡Qué bueno verte! - Suelta Frank mientras se acerca para recibirme con un gran abrazo.

Me sorprende mucho el hecho de que no haya preguntado por Evan, incluso cuando estábamos peleados veníamos juntos.

— Susan ha pasado por aquí. - Dice respondiendo a mis pensamientos mientras señala a una pared.

Allí está, fue muy fuerte verlo. Nunca había visto un cartel de -se busca- con alguien que conozco. No puedo dejar de verlo.

Siento el brazo de Frank. — Ven, la casa invita.

Como es de costumbre, trajo una taza roja con café amargo con un plato de galletas, fue triste ver solo una taza y no dos.

Se sienta a mi lado. — ¿Cómo has estado?

— No tengo idea. - Digo con un suspiro acompañado. — Lo veo en todos lados, su risa, su voz, sus cantos, sus chistes malos, a él... Apenas puedo decir su nombre, cada vez que lo hago mi corazón se rompe un poco más.

— Volverá. - Me gustaría creerle, pero nadie mejor que yo sabe que eso no pasará. — ¿Quieres que te cuente una historia?

Estás lista, estoy lista.

— De hecho, hoy tengo una para contarte yo a ti.- Suelto.

Sorprendido se acomoda en la silla. — Soy todo oídos.

Suspiro. — Trata sobre una niña, y un niño. Pensaron que serían mejores amigos por siempre, pero llegaron tres lobos e hicieron desaparecer al niño. Dejando a la niña sola, triste, vacía... Y ahora, ella sigue en busca de como derrotar a estos monstruos.

— Molly, ¿Hay algo que quieras decirme?

Necesito decirle la verdad a alguien. Este hombre nos conoce desde hace años, es como parte de la familia.

Aunque, sé que corro un gran riesgo al abrir la boca. Ya no puedo perder nada, necesito que alguien me escuche. Sin pensarlo más comienzo a llorar. — Se llaman Jade, Logan y Max. - Hago una pausa. — Ellos estuvieron conmigo la noche en la que él desapareció.

Posa su mano sobre la mía para que continúe.

Sin dejar que sigan cayendo lágrimas sigo. — Soy culpable de lo que ocurrió.

— Tú no eres culpable de nada, ni esos niños. Ese tal Max es el único responsable.

— Se defienden entre ellos. El mismo me lo advirtió, si el cae, yo me voy con él... - Hago una pausa. Debo sonar como una loca en estos momentos. — Debes pensar que estoy demente. - Suelto con una risa frustrada.

— Por supuesto que no.- Dice muy seguro. — Molly, yo te creo. Y haré todo lo que esté al alcance de mis manos para ayudarte.

No puedo evitar sonreír ante su respuesta. El alivio que siento ahora mismo hace que me calme. Voy hasta él y lo abrazo. — Gracias.

Ya saliendo de Mimmo's decido volver a casa. Pero mi teléfono suena en el segundo que comienzo a caminar.

Hola cielo, hace mucho no vienes. ¿Quieres cenar en casa?

La madre de Evan. No la he visto desde aquel día. Realmente siento que le debo una disculpa, pero no puedo explicarle, no a ella. No me lo perdonaría, y yo tampoco. Pero no puedo negarme a una invitación. ¿Qué clase de mejor amiga sería si no voy?


Evan. |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora