Capítulo 9

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AHORA


Abro los ojos, otra vez. Lo único que puedo escuchar es el sonido de la computadora monitoreando mi pulso. Analizo toda la habitación. Esta no es mi sala. Logro ver a través de una ventana un cartel, "psiquiatra". Definitivamente esta no es mi sala. No podía hablar, me dolía mucho la garganta. Sentía acides en mi estómago, todo era simplemente espantoso.

Mis manos se encuentran atadas, cada una se sujeta a un lado de la camilla. El pánico no tarda en venir.

Solo comienzo a gritar.

Cualquiera que me escuche de seguro  pensará que me están matando, los enfermeros llegan a los diez segundos.

Todo lo que veo se esfuma en mi cabeza, no puedo tener nada claro en mente. A lo lejos  veo a mi madre y padre, están llorando. Realmente no quise hacerles esto, pero ellos no entienden lo que sucede en mi cabeza, creo que ni yo lo comprendo.

Pasadas las horas vuelvo a despertar. Esta vez era diferente, me sentía distinta, todo estaba en calma. Mi madre entra desesperada a la sala, comienza a verme de pies a cabeza. Sus ojos lo dicen todo, está destrozada. Mi padre no entra, se limita a verme desde la puerta, creo que a diferencia de mi madre, el lucha desde un punto testigo.

— Tranquila cariño, lo superaremos.- Dice mi madre con la voz rota.

Antes de poder decir nada la doctora Morguet entra a la sala. Seguro me preguntará por el espectáculo que hice, pero la realidad es que ni yo sé lo que ocurrió. Mi mente juega con la imaginación y la mezcla con lo que no debe. Ya no sé qué es real.

Mis padres salen de la sala y dejan que la doctora se quede conmigo.

— Molly... Lo que tú hayas visto...

— No es real, lo sé.

No dijo nada, sabía que estaba en lo correcto. Tal vez decírmelo arruinaría mi estado, y lo comprendo, pero necesitaba que ella lo dijera. — ¿No es cierto?

—...Cualquier paciente que haya pasado por tu situación estaría en las mismas condiciones, solo hay que esperar un tiempo para dejar de ver fantasmas.

Comienzo a llorar, me siento desesperada. Todo me da vueltas y no sé qué hacer. — Yo solo quiero que se detenga.

Ella me mira con lastima, pero esta vez es diferente. Como si realmente entendiera lo que me sucede. — ¿Qué cosa, linda?

Mi llanto cada vez es más alarmante. Siento que me falta el aire. — Lo veo en todos lados, y en serio se ve real. A veces siento que aún está aquí...

— ¿Qué ocurrió en la fiesta?- Pregunta.

Evan. |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora