Capítulo 29: Salida con Mario Ruiz

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Está se levantó del asiento, una vez el sonido de la bocina llegó a sus oídos.

– Cariño, ¿Con quién vas a salir? – Este preguntó a la defensiva.

– Con un amigo, papá, no te preocupes, vamos a estar bien – Está le comento para tranquilizarlo, pero no cedió.

– ¿Que amigo? ¿Lo conozco? ¿Cómo se llama? ¿A qué hora te va a traer? ¿Para donde van? ¿Van a estar solos? – Este la siguió atacando con una pregunta tras otra, y al ser tantas está se sintió abrumada.

– ¡Papá! – Está gritó, haciendo que se callara – Tranquilo, nada va a pasar solo iremos a ver una película al cine o a comer, y no me pasaré de las 9, no lo conoces pero es buena gente – Está comentó.

– ¿Buena gente? – él repitió levantando una ceja, y camino hacia la puerta – Ven te acompaño hasta el auto. Fue lo único que comentó permitiéndole el paso a su niña.

Al acercarse al auto de Mario, está lo saludo, y el devolvió el gesto, llevando su mirada al señor, regalando le una sonrisa, a lo que el señor no se inmutó en devolver.

– Mira jovencito – El padre de esta empezó, recostandose de la puerta del pasajero dónde estaba sentada Poché – Está es mi niña y lo es todo para mí, como yo me enteré que le hayas hecho algo, un mínimo roce, no dudaré en presentarte a una de mis mejores amigas, se llama Sra. Revólver, y mira que no la veo desde hace un tiempo, puedo llamarla solo para que te conozca a ti – El finalizó con una sonrisa tierna, causando que el chico se pusiera más nervioso de lo que estaba y se quedara sin habla.

Poché por otra parte, se había cubierto la cara, pues el bochorno se la estaba devorando viva en esos momentos, pero hasta ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

– Nos vemos cariño – El padre dijo depositando un beso en su mejilla, y levantando una ceja al chico – La quiero a las 9 – Está comentó en un tono serio y brusco antes de marcharse.

La tensión cayó como un balde de agua fría a ambos, dejando el ambiente extremadamente incómodo. El chico aclaró su garganta.

– Bueno, eso fue... – Este paró al no encontrar ninguna forma de explicarlo, decidiendo cambiar el tema – Te traje esto – Estiró su mano hacia atrás, tomando un ramo de rosas de pigmento rosita, y las extendió hacia la chica, quien las tomo con gusto, oliendola.

– Gracias, no debiste – Ella dijo en un tono delicado, dejando sus fosas nasales memorizar y apreciar el dulce y fresco olor.

– No debía, pero quería – Este sonrió, colocando música, a un volumen en la cual podían hablar y escucharla a la vez – ¿Para donde quieres ir? – Preguntó seguido, arrancando al auto.

Está hundió los hombros, encendiendo su celular, observando la foto que tenía de fondo, pues era la que le había tomado a Calle semi desnuda.

– ¿Que vez? – Mario preguntó con curiosidad, ya que había sido ignorado.

Está negó con la cabeza, apagando el móvil – Nada – contestó guardando lo en su bolsillo – ¿Para donde vamos a ir? – seguido preguntó, a lo que el chico levantó una ceja.

– Fue lo mismo que te pregunté hace unos segundos – Este burlo, dejando escapar una risa, que contagio a la chica, pues está también había empezado a reír.

Cuando se calmaron está hundió los hombros – Vamos a donde quieras, pero necesito algo fuerte para tomar – Está confesó, colocando el ramo en su falda, levantando la vista hacia donde el chico.

Este sonrió y asintió – Pues vamos al bar de Sebas – Este finalizó.

El recorrido fue mayormente en silencio o cantando, pues a Poché no le apetecía mucho hablar, ya que su mente estaba llena de preguntas.

«¿Cómo le haré para que me recuerde? ¿Debería empezar de nuevo? O ¿Debería aprevechar y conquistarla como quiero y confesarle como me siento? Nah, esa desgraciada de Matu a vuelto a la página» Está gruñó en desesperación, dándole un golpe a la puerta del pasajero, haciendo que Mario se resaltará.

– ¿Estás bien? – Mario preguntó mirándola un poco preocupado, y observando que no le haya echo nada al carro con la pulsera que llevaba.

Poché volteo a mirar hacia él – Noooo, que crees, estoy suuuuper, que la chica que me gusta me haya olvidado cuando fue ella quien empezó este juego, pero mira que para rápido la Matu esa vuelve a la maldita vida de ella – Está dejó entre sarcasmo y frustración escapar de su boca, asustando un poco al chico.

– Poché, ya deja de pensar en ella y relájate, esto va a pasar de seguro se acordará de ti – Este le sonrió, pero se le notaba algo extraño en su tono.

Poché movió los ojos en irritación, y se percató que ya había llegado al bar, sin pensarlo se bajó del carro, y camino adentrándose al edificio, el cual se estaba llenando.

– Quiero lo más fuerte que tengas – Está comentó sentándose en el taburete, viendo como Sebas estaba atendiendo a otros clientes.

– ¿Día difícil? – Este preguntó curioso de la acción de la pequeña, terminando de atender a unos chicos, antes de pasar a su pequeña amiga peli-azul.

Está asintió y antes de poder contestar Mario se le sentó al lado, inclinándose en la barra con una sonrisa – Yo la pago la de ella, y anota otra para –este comentó cambiando su mirada así la chica.

Sebastián lo miró extrañado – ¿Es enserio Mario? ¿Ahora? – Este le dijo incrédulo.

Mario lo observó y hundió los hombros – Pues claro, por qué no, una oportunidad así no se da todos los días – Este comentó.

Poché estaba desorientada sobre toda la conversación a lo que decidió, ver su móvil, ya que lo tenía en modo silenciado desde que habían salido de la casa.

Dándole un breve vistazo a las notificaciones, se percató que tenía unos mensaje de Calle, y otros de Juan, sin contar los de Juanpa y Paula. Está hizo una mueca no queriendo verlos, cuando fue interrumpida de su trance, al ver como una vaso lleno de le aparecía al frente, levantó la vista y era Sebas quien le regalaba una sonrisa, pero al ver a Mario, la sonrisa que el chico llevaba se le desapareció.

«¿Que mierdas fue eso?» Está se preguntó tomando el vaso en sus manos y dandole un sorbo.

El Arte De Cupido - Primer Libro - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora