Capítulo 5: Aprende tu lugar

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Poché tomo su celular, y sonrió con cariño al ver el nombre del contacto.

– Ahorita vuelvo – Comento, y Matu asintió, dirigiéndose hacia las otras chicas.

Calle vió de reojo a Poché quien se marchaba, desapareciendo hacia el interior de la casa.

– Calle, ¿quieres terminar lo que empezamos la otra vez? – Comentó Matu, en el oído de la nombrada con un tono seductor, intentando llamar su atención.

Calle la miro entrecerrado los ojos – A la verdad no, ahorita no me encuentro interesada en ti – Contestó con un tono frío antes de levantarse y combinar para tomar su celular.

– No entiendo por qué siempre tienes que actuar tan creída, y egocéntrica – Matu gruñó rodando los ojos.

Calle la observó y luego miro la hora, que leía 3:43am – Creo que ya deberían irse, horita todavía tenemos que ir a la escuela – Comentó desinteresada, para luego caminar hacia los adentros de la casa, montándose en una de las mesas, y comandando con unas señas a que bajarán la música – Bien bebés, sé que se la están pasando de lo más bien, pero ahorita no me siento bien, pueden irse marchando, y les presto que para la próxima la fiesta será más larga – Finalizó, recibiendo algunos quejido.

Mientras todos se marchaban, Calle caminaba hacia las escaleras para subir al cuarto, antes de que dicha acción fuera posible, alguien jalo a la castaña por la mano, haciendo que sus labios fueran atrapados en otro par.

Calle empujó a la persona con disgusto, percatandose que había sido Matu.

– Suéltame – Calle comentó tranquila, notando que varias de las personas se habían quedando viendo el suceso.

– ¿Cómo puedes ser tan mala? Un día quieres algo y al otro nada, que sucede contigo, no soy un juguete que puedes venir a tomar cuando quieras, en verdad eres una maldita perr... – Sus palabras fueron interrumpidas al sentir como su cabeza era bruscamente volteada para el lado, y su mejilla empezaba a arder, turnandose en un rojo notable.

– Primero que nada, habías quedado de que no iba a pasar nada serio entre nosotras, tú misma habías dicho que estaba bien, y claro te dije que no esperarás algo de mi, que sí me dabas besos, eran hasta ahí – Está levanto su mirada observando a los que estaban viendo – No mencionaré nombre pero cualquier otro que tenga ese permiso, no se haga ilusiones, pues no pasan de ahí, tenga claro su lugar, y no por que piense que sean menos, al contrario, los amo a todos por igual, pero eso no significa que quiera una relación seria con cualquiera –comento volviendo a mirar a Matu – Pero tú conmigo, la acabas de embarrar, no quiero verte de nuevo, mucho menos cuando e recibido unos insultos que ni son verdad – Está finalizó un tanto dolida, y sacudió la cabeza – el permiso que les tenía queda cancelado – añadió antes de empezar a subir las escaleras, desapareciendo de la vista de todos.

En silencio se quedaron todos, mirando a Matu, quien salió más rápido que flash del sitio, sin mirar a nadie.

Calle suspiro, abriendo la puerta de su habitación, deteniéndose al ver a Poché sentada en la cama hablando por celular animada.

– Mis disculpas – Calle comentó rápido, antes de volver a cerrar la puerta, y recostarse de la otra pared a esperar a que está terminará.

Un segundo después Poché sale riendo – Es tú habitación ¿No? Creo que debería haber sido yo quien se disculpara – Comentó en tono burlón mirando su celular, que ya había terminado la llamada, antes de levantar la vista – Calle, ¿estás bien? – Continuo con un tono preocupado, al ver como las mejillas de la mencionada, eran recorridas por lágrimas.

Calle sonrió de lado – Si – mintió antes de hacerse camino hacia su habitación.

– Calle, sé que estás mal, se te nota – Poché insistió impidiendo que está cerrara la puerta.

La mencionada levantó la mirada hacia la chica – ¿Te importa en verdad? – fue lo único que preguntó dolida y sería.

Poché se paralizó sin contentar, a lo que fue empujada, para así cerrar la puerta en su cara.

– Vete – La castaña comentó, opacado por la puerta de madera, pero aún así audible para la contraria.

Poché incrédula se encaminó hacia la planta de abajo, donde se encontró con los amigos de Calle, limpiando lo que habían dejado.

– ¿Qué sucedió con la fiesta? – Poché preguntó algo perdida a lo que sucedía.

Los chicos la miraron y hundieron los hombros – Pasó algo y Calle la acabo – Comentó Sebastián.

Juanpa se tiró en el sofá – No es la primera vez que sucede, ya estamos acostumbrados que su ánimo en las fiesta cambie –

– Sabes muy bien que no es culpa de ella – Mario comentó arrojándole una papitas que acababa de recoger.

– ¡Chico! No jodas, me había lavado el cabello – Sebas se quejó al sentir el aperitivo en su pelo.

– Dramático – le contesto Mario entre risas.

– No es culpa de ella, las personas no sabes aceptar las cosas – Camila comentó, tomando asiento en el sofá vacante.

– ¿Que cosas? – preguntó Poché sentándose en el suelo, con los pies cruzados.

Los chicos se observaron, como si estuviera hablando en mudo antes de volver a mirar a Poché.

– En realidad, ella antes no era así – Confesó Juanpa, al terminar de limpiar la mesa del centro.

– ¿Así como? – Poché comentó, con más curiosidad que antes.

El Arte De Cupido - Primer Libro - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora