El Arte De Cupido - Primer Libro - [Editando]

Capítulo 12: Hablando con la luna

– Yo... – Poché se detuvo, intentando ordenar cada palabra en su mente – Lo amo – fue lo que dejó salir, pero se escuchaba tan, vacío que hasta Calle se percató sin mucho esfuerzo.

Está dejó salir una risa – Te estás mintiendo – Fue lo único que comentó antes de alejarse de la chica, posándose al lado de esta al borde de la alberca, para usar sus manos y impulsarse, saliendo de esta – Buenas noche nena – Finalizó con un tono suave, tomando su camisa y adentrándose a la casa.

Cuando la peli-azul sintió que ya se encontraba sola, dejó salir un fuerte suspiro que no sabía que estaba aguantando – ¡MALDICIÓN! – dejó salir el grito, con todas sus fuerzas.

Calle la había escuchado, pero decidió no molestarla, ya que sabía muy bien que la causante de eso fue su culpa, dirigiéndose hacia su habitación, para aprovechar y tomar un baño.

La llamada ya para este momento, había sido desactivada, dejando a un chico atónito a lo sucedido, junto con un sentimiento de celos y furia, que muy pronto se iba a soltar.

– Madre, por favor ayúdame – Está comento, llevando su mirada hacia el cielo, dejando que la luna llena estuviera en su campo de vista – ¿Qué es lo que debo hacer? – Está preguntó dejando correr una sola lágrima por su mejilla. Está recorrió la piel suave de la cara de su causante, y al desprenderse de su mentón, una brisa fría la cambio de dirección, cuyo viento hizo que la chica sonriera, al notar varias de las flores, que provenían del árbol que se ubicaba en la esquina izquierda del patio, la rodearán, y siguieran su camino hacia la casa, chocando con una de las ventanas.

Poché volvió a mirar hacia la luna, que en ese momento brillaba más de lo normal, haciendo que la jóven sintiera que su propia madre había causado tal acto.

– Como quisiera que estuvieras a mi lado, pero no entiendo qué quieres que haga – Está comentó con un tono triste – Estoy con Juan, pero Calle me atrae un poco, y no se como lo tome papá, tengo mucho miedo – Está colocó sus manos en el borde de la alberca, aún de espalda a este, y se impulsó quedando sentada.

Calle observó por su ventana, ya saliendo de la ducha, solo con la toalla a su alrededor, cubriendo su cuerpo, observando cómo Poché aún con la mirada hacia el cielo, y sus labios moviéndose.

Sus ojos se relajaron, con una sonrisa tranquila en sus labios « Que hermosa se ve» pensó dejando que su mente, capturara con cada detalle; el fulgor azulado y brillante de la luna, cubriendo a la chica, dejando que las estrellas que la acompañarán se tatuaran inconsientemente en los ojos que la observaba, con tanta tristeza y conflicto. Sus labios rositas, que se movían tranquilamente, mientras dejaban salir aún palabras y sonidos, inaudible para la castaña, sin contar en la forma que la ropa se pegaba en su piel, siendo acarriciada por las gotas en combinación con una brisa cálida.

«Se va a enfermar» pensó intentando cambiar sus pensamientos, para así lograr despegar su vista de la peli-azul, quien estando tan cerca, era algo que no era suyo como para seguir observandola.

Está tomo una camisa negra holgada, y unas bragas que tomo de la ropa de Poché, ya que ella se encontraba con nada más que la prenda que llevaba ese día. Tomó una toalla, y se encaminó hacia el primero piso, y volver a salir al patio.

– Te extraño mucho mamá, estos años s me han hecho demasiado duros sin tí – Calle escuchó, decir la peli-azul, y una tristeza la invadió a ella, con una leve sonrisa, se acercó a la chica con sigilo.

Sin decir nada, colocó con cuidado, para no asustarla en los hombros de esta para cubrirla, y depósito un beso en la cabeza de esta, en acto seguido se acercó un poco al oído.

– Estoy muy segura que ella ah estado en cada uno de esos momentos, aún no siendo posible de que la veas – Calle comentó, y con ese comentario una brisa más fuerte las cubrió.

Poché se le quedó observando pero no comentó nada, a lo que Calle le sonrió, no era ni juguetona, ni mucho menos de felicidad, era una triste, pero tampoco forzada, sin más dió la vuelta.

– No te quedes mucho tiempo a fuera, está haciendo frío y lo último que quiero es que te enfermes querida – Calle comentó, aguantando el nudo que se le estaba formando en la garganta, dirigiéndose de nuevo al interior de la casa.

Los ojos de Poché seguían encima de la castaña, hasta que está no se encontraba en su campo de vista de nuevo.

– Llevaba mi ropa – Comentó en voz alta «En verdad que me está haciendo caer por ella» Fue lo que pensó, antes de volver a dejar otra suspiro, y mirar hacia la luna – Gracias por escucharme hoy, que descanses mamá – Comentó con una leve sonrisa antes de reincorporarse, y tomar su celular, sin percatarse de lo que había sucedido con este al no mirarlo, y solo encaminarse hacia dentro de la casa.

Está siguió combinando hacia su habitación, para de igual manera tomar un baño, al pasar por frente del cuarto de su compañera, pudo escuchar el casi inexistente sonar de su ronquido, haciendo que a esta le entrara intriga «¿Ya está dormida?» Se preguntó para sus adentros, y con sigilo abrió la puerta, la cual hizo un chillido, cuyo sonar hizo que está se paralizara, observando a la cama.

Al no ver ningún movimiento, suspiro de alivio y camino hacia la cama «Wow, parece un angel» pensó, y luego de unos segundos sacó su móvil, asegurándose de desactivar el *flash* y bajarle el sonido.

Al capturar el momento en su celular, siguió en dirección hacia su habitación, y miró hacia la ventana – Luna, Te la dejó bajo tu cuidado – Sonrió antes de arrojar el móvil a la cama y buscar ropa, para poder quitarse de encima el olor a agua de la alberca.

Luego de una rápida ducha, al salir se tumbó en la cama, y tomo su móvil, buscando la foto que había tomado ase unos minutos, rozó su pulgar en este – Mañana será un día divertido – susurro antes de ponerlo a cargar, y cerrar los ojos, dejando que el cansancio le cayera encima, y el sueño la invadiera.