Maratón 3/?
Poché tenía la cabeza agachada, pues ya no sabía cuántas horas llevaba en ese sitio, mucho menos cuánto llevaba sin comer. Habia pasado un día, ya era de noche, por lo que podía notar de una pequeña ventana en una de las esquinas, cerca del techo. Juan se había marchado hace horas, está solo escuchaba unos gemidos, y gritos, entre esos personas hablando, más música, por lo que pensó que había hecho una fiesta.
Está no estaba tan segura de lo que sucedía arriba, mucho menos dónde estaba, pues jamás había visto un sótano como en el que se encontraba, y aún queriendo gritar por ayuda, la cinta adhesiva se lo prohibía. El sonido de la puerta hizo que está levantara la vista, dejándola mendigar en la entrada, sus ganas de forzejear se le iba disminuyendo, pues las muñecas les ardía.
– ¿Aún sigue viva? – La voz de una chica se escuchó, con notable asco es en sus palabras.
– Humm, mnm, – Poché dejaba salir sonidos incoherentes, a lo que la chica se burlo, bajando las escaleras.
– Sacatelo de la boca que no te entiendo – continuó con su risa, jalando la cinta adhesiva, sin pensarlo.
– aah! Desgraciada! – Poché maldijo –Bueno contestando tu pregunta – continuó, lambiendo sus labios – Desde la última vez que verifique mi pulso, sí – La peli-azul comentó irritada, y cansada.
Pues aunque seguía con vida, sentía una falta muy grande en su interior. Físicamente estaba viva, mentalmente, era otra cosa que no podía describir.
– Sabes, todo esto, es tu culpa – Matu comentó con una pistola en la mano, mientras la observaba.
Poché levantó una ceja – ¿Cómo que es mi culpa? ¡Ni siquiera eh hecho algo! – Está grito incrédula.
Al repentino tono de voz, Matu levantó la mano, disparándo.
La bala no la toco, pero paso tan cerca de ella, que pudo jurar que se llevó enredado parte de su pelo.
– La próxima vez, no fallaré – Está amenazó, percatandose de como la peli-azul tragaba hondo, sudor recorriendo su cuello – Si tú no hubieras entrado en nuestra escuela, Daniela hubiera seguido estando a mi lado, hubiera tenido la oportunidad de hacerla caer ante mi – Está gruño, cargando una vez más la pistola – Pero no, tuviste que llegar tu, y dañarlo todo – una vez mas, se acercó a la peli-azul, colocó la pistola en el cuello de la chica, precionandolo un poco – Me preguntó si jalo el gatillo ahora, ¿que pasará? – Está sonrió maliciosamente.
Los ojos de Poché mostraban terror, shock, agonía «¿Por que esto me está pasando a mí?» Esta sintió una lágrima escapar de sus ojos.
– Llorona – Matu hizo una mueca – No puedo creer que Daniela ame a una chica tan patética como tú – está escupió a la chica en el pecho, antes de caminar una vez más hacia las escaleras.
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Calle y Valentina esperaban a que la puerta abriera, y una vez que abrieron, Juan fue el que salió.
– Vaya, vaya, no me acuerdo haber llamado por ninguna zorra – Este sonrio de lado, mirando de arriba abajo a las chicas.
Calle le devolvió una sonrisa finjida, levantando, sacando la pistola de su pantalón apuntandole, poniéndose sería.
– ¿Donde esta Poché? – Preguntó con rabia, haciendo que el chico retrocediera.
– ¿Por qué debería saber? La desgraciada esa me a dejado por ti – Este gruño observando el arma de fuego en las manos de la chica.
Calle puso una expresión blanca, no dejando ver ninguna emoción, a lo que con un movimiento rápido, apunto al pie del chico, y sin pensarlo disparo.
Valentina había dado un brinco para atrás, arrepintiendose de haber aceptado ir, pues jamás había visto tal escena.
La castaña con una mirada penetrante se arrodilló al frente del chico, viendo como éste se restregaba en el suelo, gritando y maldiciendo de dolor.
– Agradecería que no hablaras de esa forma de Poché – Está comentó con tranquilidad – Vuelvo y repito, ¿Donde esta Poché? – llevo la pistola, hacia la herida de la bala, presionando la punto en esta.
– ¡Malditase! ¡Ya dije que no se! – Este grito, haciendo que el sonido retumbará en la casa.
Calle se quedó callada mirando a los ojos de este, buscando algo que lo delatara.
– Daniela, ya dijo que no sabe, déjalo – Valentina comentó, sus palabras temblando.
La castaña no se inmutó en moverse – Está mintiendo – Fue lo único que dijo, antes de retomar su postura, tomándolo por la camisa y arrastrándolo hacia una de las sillas, arrojándolo en esta.
Está con toda su santa calma, camino hacia la cocina tomo un vaso y una botella de licor, regresando una vez más hacia la sala. Tomo otra silla y se sentó al frente de él.
– Me vas a decir una cosa, ¿Conoces a Mario? – Está preguntó levantando una ceja.
– Maldita hija de puta, a ti yo no te diré nada – Este gruño, sus palabras llenas de veneno.
– Que raro, la madre de Mario me había comentado que había salido contigo, y si más no recuerdo está casa le pertenece a él – Está dejaba salir las palabras con tanta tranquilidad, que hasta Valentina, había anotado mentalmente jamás hacer enojar a Calle.
La castaña tomo la botella, destapandola, y la inclinó un poco, haciendo que el líquido cayera justamente encima de la herida.
– ¡JODIA DESGRACIADA! – Este chillo, inclinando su cuerpo para alante, con la intención de golpear al la castaña, quien tomó su brazo girandolo y golpeándolo, dejando este fracturado.
– Que raro, que tu amiguito no a venido a ayudarte – Calle empezó levantando la vista, viendo alrededor de la casa.
Vasos rojos se encontraban regados por todo el sitio, sobras de comida rápida en algunos de los muebles, y varias cosas más regadas por el suelo. cayendo en cuenta de que habían hecho una fiesta.
– Juan, que es lo que está ocurri... – La voz de Mario se escuchó, frenar en seco, al estar entrando por la puerta.
La castaña miro hacia el chico, con un sonrisa de lado, mientras veía como este daba un paso hacia adentro y cerraba la puerta a sus espaldas, sin despegar un ojos de la chica.
– ¿Que tú haces aquí? ¡¡Se supone que estuvieras en la cárcel!! – Este comentó con pánico, y observando hacia una dirección detrás de la castaña.
Calle observó esa acción, y miró a sus espaldas, percatandose que en el pasillo se encontraba un cuadro grande, pero al sus ojos seguir en estos pudo notar la apertura de una puerta debajo de esta.
– Valentina, verificate allí – Está comentó dirigiendo la palabras hacia la menor, quien asintió y corrió a hacer lo pedido.
– Te hice una pregunta – Mario comentó entre dientes, caminando con lentitud hacia el lado, acercándose hacia una de las mesitas de decoración, que contenía una gaveta.
Calle observaba hacia donde se fue la hermana de Poché, sin percatarse de la pistola que sacó el chico, solo teniendo oportunidad de escuchar el sonido que hacia cuando la recargaba.
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El Arte De Cupido - Primer Libro - [Editando]
Fanfiction«Uno enamora a primera vista, cuando sabes que fue tu amor en otra vida» Calle tan coqueta y juguetona, con más de un pretendiente a sus espaldas. Poché tan inocente y amorosa, quien caerá inconsientemente en esa lista con enemigos. ¿Cómo reaccionar...