Capítulo 35: Confesion frustrada.

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El sonido de la pistola resonó en la casa, quien había gritado se encontraba perpleja.

– ¿¡Calle!? ¿Te encuentras bien? – Poché comentó apresurando se a la chica.

Está se encontraba en el suelo, de espaldas hacia este, sudando frío mientras observaba a las tres personas frente a ella, y luego hacia la pared, percatandose del agujero en una de los cuadros, y los vidrios rotos en el suelo.

– ¡QUE MIERDAS! ¡SI YO NO TUVE LA CULPA! – La castaña grito de la nada, su piel estaba más blanco de lo normal – ¡YO SOLO LA AYUDE A SALIR DE ESO! – Está añadio un lágrima recorrer su mejilla, al haber sentido su vida pasar en una instantes.

Poché notó lo alterada que se estaba poniendo, y decidió caminar hacia ellos.

– Wow, wow, wow – Calle dijo alejándose un poco de la chica, pues en el momento se encontraba aterrorizada – El estar en tu vida en estos momentos, ¿significa poner en peligro la mía? – Está preguntó.

Poché se quedó muda, pues no sabía que contestarle – Yo... –

Calle levantó una mano, interrumpiendo a la chica, observando al Sr. Garzón – Yo solo protegía a tu hija, llegué tarde a la situación, pero aún así llegue, Mario está en la estación de policía con un amigo mío – Está comentó incrédula limpiándose el polvo de su ropa.

Miro hacia Poché a los ojos – Eres tan perfecta, eres la persona correcta en mi vida, pero este es el momento equivocado – Está confesó.

– Calle, no, Calle por favor no hagas esto – Poché empezó sería.

Calle suspiro – Tengo cicatrices que ni me acuerdo, mi Drake me a vuelto a escribir, Matu no deja de actuar extraño, y ni siquiera  tengo nada serio con ella, Mario terminó siendo un desgraciado, tú me besas de la nada, presenció el hecho de que han abusado contigo, no puedo sacarte de mi mente y ¿todo para que? – Está pausó levantando la mano hacia donde el padre – ¿Para que tu padre me apunté con una pistola? ¿Que te eh hecho yo a ti? – está preguntó un poco ofendida, finalizando su voz sonando débil.

Poché seguía muda, y miró hacia su padre, y luego a su hermana.

– Yo me voy a la estación de policía – El padre comentó, evadiendo ver a las chicas.

Valentina miro a Calle – Lo lamentó – Fue lo único que le dijo cominando detrás de su padre.

Calle observó cómo estos se marchaban cerrando la puerta detrás de ellos, y volviendo a mirar hacia la castaña.

– Asegurame que esto que está pasando – la castaña se señalo y luego a ella – En nuestras vidas terminará en algo, por qué no quiero sacrificar mi vida para nada – Está confesó.

Poché la miró – Calle, ¿que me quieres decir con esto? –

– Poché no lo entiendes, me gustas, no entiendo por qué, no entiendo cómo llegue a sentir esto, tal vez es algo que olvide, pero no sé, solo sé que me atraes, pero me siento tan arriesgada, y ni siquiera sé si vale la pena – Está dejó unas lágrimas escapar, limpiandolas en el momento.

Su cara serio no era quien se la quitará, observando a la chica, esperando una respuesta, algo que la dejara entender.

– Calle, yo... – Está se puso nerviosa – N-no siento lo mismo, yo... – Está no pudo terminar de hablar pues se cubrió la boca a lo que comentó.

Calle asintió la cabeza – Estaré con Matu por si necesitas algo – terminó caminando hacia la puerta.

«No dejes que me vaya joder, estúpida, ¡solo detenme!» Calle pensó mientras caminaba a la puerta.

– Calle, ¡no te vayas! – Poché grito – Te necesito más que nunca, por favor no dejes que pase esto sola – Le suplicó, camino hacia ella tomandola por la mano.

– ¿Valdrá la pena? – Calle preguntó insegura, aún mirando a la puerta.

Poché negó con la – Si la valdrá, si lo hará – Comentó desesperada.

Calle asintió despacio, aún sintiendo el dolor del rechazo – Está bien, solo vayamos a la estación de policía – Está comentó abriendo la puerta y saliendo por esta.

Una vez llegaron a la estación, Sebastián las saludo, y señalo hacia uno de los policías.

– Aquel ya llevo a Mario a la sala para interrogarle, pero no va a decir nada hasta que llegue su abogado – Este comentó – Y desde que llegó, lo a negado todo – Terminó.

Poché observó con preocupación, y Calle gruño.

– ¡Ese cabron va a salir libre! –  Está dijo en voz alto, golpeando una de las puertas.

– ¿Cómo lo sabes? – Preguntó Poché con curiosidad y un poco aterrorizada

– Conozco al padre de Mario, le va a pagar para que lo liberen, más la suma de que no hablen del caso – Está gruño de nuevo.

– Venga, esto es un caso grave, no creo que lo dejen ir – Sebastián finalizó, abrazando a la castaña.

Calle no reaccionó al abrazo, observando al Sr. Garzón, viendo como éste intercambiaba algunas palabras con la policía.

– Van a hablar con nosotros también – Sebastián comentó.

Calle se separó del chica y lo miró perpleja – ¿A qué te refieres? – Le pregunto un poco asustada.

– Calle, utilizamos violencia contra él, prácticamente es irreconocible – Este comenzó.

Calle asintió y observó hacia Poché, hundiendo los hombros – Lo volvería a hacer sin pena – Confesó, volviendo a observar hacia el padre de la chica.

Una hora pasó, y el abogado finalmente llegó, con una sonrisa en sus labios.

– Esto va a terminar rápido – susurró pasando por el lado de los chicos.

Calle observó cómo éste se encaminada hacia donde tenían a Mario, y camino hacia el Sr. Garzón.

– Necesito hablar contigo – Está le comento con un tono frío.

Este levantó una ceja – ¿De qué niña? – Este preguntó.

Está arrugó la nariz en disgusto – Me está claro de que no le caigo bien por culpa de un mal entendido, pero lo que quiero hablar es algo, que aquí no se va a poder – Está confesó.

Este la miro serio por un buen rato – Está bien, pero que sea rápido – Este comentó serio pues aún seguía molesto por lo que le ocurrió a su pequeña.

Calle observó a Sebastián con la mirada seria, y sin más miro hacia la puerta saliendo del edificio con el Sr. Garzón.

El Arte De Cupido - Primer Libro - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora