Capítulo 25: Suspiros de amor

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Luego del suceso, pasaron cinco horas, antes de que Poché despertara, desorientada, miro a su alrededor y con tan solo ver las paredes blancas y aburridas del lugar pudo saber que estaba en el hospital.

Sacudió su cabeza y observó a una de las enfermeras acercarse a ella, levantando una ceja.

- Veo que ya has despertado - Está comentó, verificando la tabla que llevaba en manos con papeles.

- No quiero saber qué ocurrió conmigo, quiero saber qué pasó con la chica que venía conmigo - Poché comentó con prisa.

La enfermera levantó una ceja - Perdió mucha sangre, y está descansando, no sabemos muy bien cuando despierte, pero tampoco estamos seguros de que haya caído en un estado de coma - Está comento viendo los papeles una vez más.

- ¿Puedo ir a verla? - Preguntó, y está asintió.

- Está en el 201, pero... - Pauso - ¿No queras ver a tus familiares primero? Han estado en la sala de espera desde que se les llamo - Está contesto.

Poché asintió con la cabeza, y dejó salir un suspiro, antes de caminar a la sala de espera, donde fue atacada por actos cariñosos de su padre y hermanita, quienes la abrazaron de inmediato.

- ¿Estás bien? ¿Que sucedió? ¿Por qué estás aquí? - El padre preguntó preocupado por su niña.

- No tengo ni idea de lo que ocurrió conmigo, yo solo estaba intentando de ayudar a alguien - comentó dejando escapar un suspiro de preocupación.

- Srt. Garzón - La enfermera la llamo - aún no entendemos que fue lo que ocurrió con usted, y la causa del mareo, pero tenemos que advertirle de que tenga cuidado para la próxima - está le comento, entregándole un papel dándola de alta y varias cosas más.

La chica lo tomo, y fue con alguien para hacer los pagos de la ambulancia y los chequeos.

- Poché vámonos, lo hablamos en casa - El padre comentó, y está negó con delicadeza.

- Yo... No me puedo ir - Suspiró con dolor en el pecho, recordando lo que había pasado - Necesito estar con Calle - Fue lo único que dijo.

- ¿Calle? ¿Quien es él? - Este preguntó, a la defensiva.

Está lo miró - Es una chica, papá y creo que yo tengo la culpa de que esté aquí - volvió a suspirar.

Su hermanita, ya se había percatado de los constantes suspiros que está había dado, y miró a su padre.

- Vamos papá, yo me quedo con ella, así no la dejo virar sola - Valentina sonrió con ternura, depositando un beso en la mejilla del adulto, y dandole un abrazo.

Poché la observó - Vale, no es necesario - Está empezó y la menor alzó una mano, silenciandola al instante.

- Yo quiero quedarme - Está comentó con una sonrisa.

- Está bien chicas, llámenme si necesitan algo - Este sonrió depositando un beso en la frente de ambas antes de marcharse.

Poché sin pensarlo, volteo sobre sus talones, dirigiéndose hacia la habitación donde le habían dicho. Una vez al frente de la puerta, levanto la mano dudando si abrirla o no, cerró los ojos, dejando otro suspiro escapar de sus labios y abrió la puerta.

Está camino lentamente, pensando bien fuertemente si quería verla en ese estado, o simplemente salir corriendo.

- Poché -Valentina comentó a sus espaldas, para darle ánimos.

La peli-azul no podía sonreír, se quedó viendo a la camilla, donde la castaña yacía, está parecía un angel, de lo hermosa que se veía, su pecho subía y bajaba con tranquilidad. Poché recordó lo sucedido, y no pudo evitar las lágrimas, sentándose al lado de la camilla, agarrando una de las manos de esta.

- Lo lamentó tanto - Está murmuró y volteo a ver a su hermanita - Esto es mi culpa - Finalizó entre llantos.

A lo que Valentina no dudo en abrazarla fuerte, acarriciando su cabello.

- Estoy segura que no lo es - Ella comentó en un susurro calmado, ver a su hermana así era lo último que ella quería.

- Ella me odiaran cuando despierte - Está comentó, fortaleciendo el agarre en su hermana.

- Jamás, Poché - Está respondió simple.

La peli-azul se despegó de la chica - ¿Cómo estás tan segura de que no? - Está preguntó curiosa.

Valentina sonrió - Te conozco Poché, no eres alguien que lastimes, si lo haces no es sin quererle a la persona, lo haces sin querer y son cosa muy distintas - Ella miró a la castaña - Además, llevas suspirando desde que te has levantado, se nota que tiene tu corazón y tú preocupación - finalizó con una sonrisa.

Poché sonrió de lado, no era una sonrisa completa, pero era lo mejor que podía hacer luego de lo ocurrido, observando a la castaña en la cama.

- Si, ella lo tiene completamente - Comentó con un tono de ensueño, y ternura.

- ¿No te molestarías contarme de esta historia de amor? - Vale sonrió levantando una ceja.

Poché miro a Calle, y se levantó de la silla sentándose a los pies de la camilla, dejando a Vale sentarse en esta.

La peli-azul mientras hablaba de como la conoció, dejaba que su mano inconscientemente dibujara líneas en el pie de la chica, desde el tobillo hasta la rodilla, para simplemente hacerle sentir que estaba allí, que no estaba sola.

- ¿Nadie en su familia vendrá a verla? - Preguntó Vale con curiosidad, pues había pasado bastante tiempo desde que llegaron, y no había señal de alguien que conociera a Calle.

Poché negó con la cabeza, tristeza en sus ojos - Ella está sola - Contestó.

Valentina se le quedó observando confundida, hasta que cayó en cuenta de lo que había dicho, y sonrió.

- De seguro estan como mamá cuidandola, y tengo más que seguro que mamá también le ah cogido apreció - Está comentó, levantándome los ánimos a la chica.

Ambas miraron por la ventana, y esa noche también era luna llena, aunque el cielo no estuviera tan despejado de nubes, aún así se le veía hermoso.

- Hey bicho raro, sonríe, te vez mejor cuando lo hace - Valentina comentó, levantándose de la silla - Notó en tus ojos que no querrás irte, me marcharé, pues no se permiten dos personas para quedarse, pero prometo volver mañana y traerte algo de comer - Está finalizó abrazando a su hermana.

- De acuerdo pulga, y muchas gracias - La peli-azul sonrió, volviendo a mirar a la chica.

Una vez su hermanita salió de la habitación, Poché se bajó de la camilla, acercándose al rostro de esta.

- Por favor bebé, despierta pronto, tengo que confesarte muchas cosas - le susurró, depositando un beso en sus labios.

«¿Por qué siempre que tengo el valor de besarte estás dormida?» se preguntó dejando escapar un suspiro.

Está se sentó en la silla, observando a la chica y consumida en sus pensamientos, antes de sacar su celular, viendo que tenía varios mensajes de los amigos de Calle y ella, decidiendo contestarlos unos por uno.

Buenos bebés.

Este será el último por hoy, espero que la historia les este gustando cada vez más... si no, pues tendré que borrarla............ Na mentira, veré si mañana les puedo hacer otra actualización, si no, pues nos veremos cuando la pueda subir.

😘😘

El Arte De Cupido - Primer Libro - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora