Epílogo

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Poché llegó a L. A. Determinada en buscar un apartamento, pues al ser tan repentino el cambio de planes, y el vuelo y todo. No fue quien para acordarse de ese asunto de antemano.

Al estar tan concentrada en su celular, buscando el apartamento más económico del sitio, en lo que buscaba un trabajó, y se inscribia en la escuela. Se tropezó con alguien, causando que su móvil se le cayera, y las cosas que llevaba su contrincante se cayeran al suelo.

– Lo lamentó tanto, no estaba pendiente a donde iba –

– Mis disculpas no ví que estaba ahí –

Ambas personas dijeron al mismo momento, y se miraron las caras, antes de empezar a reír.

– Me llamo María José – Poché comentó levantándose del suelo.

– Erika Nieto, un gusto conocerte – La extraña comentó con una sonrisa – ¿Eres nueva en estas lugares? Te noto un poco distraída – añadio la chica, mientras recogia sus cosas.

Poché asintió – Acabo de mudarme, pero se me ah olvidado buscar un apartamento de antemano, y se me ah vuelto un dolor de cabeza encontrar uno económico.

Erika asintió – Me pareces buena persona, ahorita estoy intentando de encontrar a alguien con quien compartir la renta, tengo un cuarto libre por si te interesa – Comentó la chica con una sonrisa.

Poché sonrió – ¡Eso sería excelente! Prometo no ser una molestia – Contestó, guardando su móvil.

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Calle se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja, entrando nuevamente como perro por su casa, al hospital, recibiendo varias miradas confusas de los enfermeros. Al llegar a su pasillo pudo escuchar a unos enfermeros discutiendo.

– ¿Cómo mierdas me vas a decir que se se levantó y se fue? ¡Estaba herida por dios! Podían atraparla – El doctor comentó entre serio y molesto.

– Es la verdad, intentamos pararla pero alguien la estaba ayudando, no fue nuestra culpa – Una de las enfermeras comentó en defensa.

– Ustedes son un par de inútiles, nos sé cómo los han contratado para estar aquí – Este comentó, pinchando el puente de su nariz en frustración.

– Venga doctor, no seas tan duro con ellos, te están diciendo la verdad – Calle sonrió de lado – Que ahora que estamos aquí, creo que se me a soltado una de los puntos – Está continuó levantando la camisa, mostrando un poco de la sangre manchando su piel.

Los enfermeros junto con el Doctor, se quedaron estupefactos al ver a la castaña recostada de la pared al lado de su puerta, como si hubiera estado todo ese tiempo ahí.

El Arte De Cupido - Primer Libro - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora