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Eamonn.

-De todos modos es un buen dicho

Dejo que lo haga, no me complico, dejo que se acerque, se incline, se siente sobre mis piernas, sí, la dejo hacerlo nada más. Dejo que lo haga porque creo que es exactamente lo que necesita ahora: cercanía, quiere que estén con ella, y la dejo hacer lo que tiene planeado hasta cierto punto, donde pienso detenerla.

Le haré lo que quiera si es así como finalmente logro que me deje en paz

Me mira el pelo, mete sus manos en él, juega con él, me mira el rostro, posiblemente me está detallando el momento, mis imperfecciones haciéndolas las mejores, tal y como si fuese un instante memorable.

Ruido. Se detiene y me mira las puertas, ventanas quitándose de encima. Al menos creo no ver a ningún curioso que quiere ver una fantasía pecaminosa, deseando ser quien tiene a una chica en sus piernas con ganas de lanzarse.

-¿Crees que alguien nos habrá visto?- me pregunta tocando mi rodilla.

Me muevo y tomo mi bolso.

-Ese tipo de ruido no lo hace una hoja ¿o sí?

Baja la mirada.

-¿Tengo esperanzas?

Lamento darte la noticia de que por más que intentes ganarte en las piernas, nada será en serio hasta que no seas así, eres una garrapata molesta que desearía no tener

-No, ninguna- salgo.

-¡Espera!- no me detengo a escuchar lo que dice, ya que ahora estoy lo suficientemente cansado como para no soportar siquiera, una forma de interés falsa en su presencia.

Si hubiera sabido que con un simple ruido podría quitármela de encima

Dejo de caminar al llegar a las escaleras y reviso mi bolso, me siento ansioso, miro hacia arriba encontrando que alguien me mira.

¿Por qué me está mirando el muy?

-Así que sigues aquí

-¿Quieres que me vaya del colegio también? ¿Qué? – Comienza a bajar la voz- ¿No te basta con el equipo, sino que también lo quieres solo para ti con el colegio solo para los dos?- habla normal, logro entender lo que dice, es extraño, por alguna razón creo saber a lo que se refiere- Bueno, lo que el Pastorcillo diga.

-Exacto, es que me siento incómodo en la presencia de los maricones como tú.

Arruga su expresión y comienza a bajar las escaleras con una calma fingida.

-¿Cómo fue que me llamaste?

-¿Ahora resulta que tanto penes chupados te dejan sordo?

Retrocedo cuando baja las escaleras, da un paso adelante, se acerca.

Inclina la cabeza a un lado.

Otro estúpido que me examina Si esto sigue así mejor empiezo a cobrar

-¿Qué tanto me miras?

-Estoy tratando de descifrar como un Pastorcillo puede ser tan poco misericordioso con su prójimo.

-¿Yo soy poco misericordioso con el prójimo? ¿Hablas de un prójimo que termina siendo un desecho del Señor, un adefesio?

Golpea su pecho contra el mío y me hace retroceder unos pasos.

-¿Estás diciendo que soy un adefesio?

-Hombres y mujeres son los que se deben unir, eso es lo que dicta el Señor.

-Entonces ¿No cabe la menor posibilidad de que te guste?- se acerca y no me muevo, como si tuviera los pies pegados al piso, casi parece un sueño, ilusión.

-No hay ninguna estúpido, aléjate de mí desviado- lo empujo.

-¿Qué hacen ustedes dos?- me giro, Eva sale del salón fisgoneando que sucede.

-Solo estamos hablando sobre algunos temas donde estamos en desacuerdo- le sonríe de lado, ella se sonroja.

-¿Y de qué se trata ese desacuerdo?

¿No podía solo quedarse callada y largarse simplemente? En vez de quedarse a meter la nariz en medio de algo que no le concierne

-¿Importa?- levanto una ceja cuando la miro, se enoja y finalmente se va.

-¿Por qué actúas así?- me pregunta con desesperación y río por la ironía.

-Lo mismo me pregunto- me cruzo de brazos apoyándome en la pared, está frente a mí con una gran distancia de por medio con la que me siento protegido.

Silencio.

-Yo No me gustan los chicos- intenta aclararlo casi en un susurro, me mira sin parpadear. Lo que me decía parecía ensayado, como si lo hubiera dicho tantas veces este día, se veía impotente.

-Pues claro que no te gustan-bajo la mirada y aprieto los labios, no creo que vaya a decir esto- Es solo que te gusta jugar con sus penes ¿no? Es completamente diferente.

-¿Acaso estabas ahí?

¿Ya enloqueció? Porque yo ni en broma estaría metido en ningún lado si no está este maldito espacio entre los dos

-¿De qué hablas? ¿Dónde supuestamente estaría?

Mira a un lado y se lame los labios.

-¿¡Y cómo lo supiste!? ¿Ah?- da unos pasos hacia mí, descruzo los brazos.

-¡Oye, dame espacio! ¡Eh!- estiro los brazos hacia el frente, marcando la distancia.

Se voltea y se despeina con impaciencia.

-¡Pero ¿cómo lo supiste?! ¡Dímelo!

Será mejor que le diga a este desgraciado como los descubrí casi manoseándose

-Bueno- me encojo de hombros- Los vi en la mañana tocándose descaradamente frente a todos- hago una mueca- Que asco.

Miro bien su rostro con curiosidad, quiere gritar. Entierra sus dedos por su nuca.

-¡Pero que idiota fui!- me subo el bolso al hombro y le doy la espalda.

Cuando estoy por dar el paso, quedo con el pie en el aire, entierra sus dedos en mi brazo.

-¿No le vas a decir a nadie?

-¿Y de qué me serviría contarlo?- se relaja- Además de que parece que los chicos del equipo ya lo descubrieron, entonces ello probablemente se encarguen de hacer publica esa Información.

Me suelta el brazo y siento un empujón hacia atrás, me tropiezo, caigo. Aseguro que mi nariz no sangre luego del golpe, me arde la mejilla y nariz.

Hay que darle crédito, tanta masturbación le dio bastante fuerza y velocidad para dar golpes

-¡Eres un maldito!- grita- ¡Todo esto es tu culpa desgraciado!

Comienzo a toser, cuando me detengo me levanto negando con la cabeza.

-No, no, no Te equivocas- lo apunto- todo es tu culpa.

-¿Mi culpa? ¿Mía dices?- me pregunta incrédulo.

-¿Y de quién más sería? Tú fuiste quien hizo que todo comenzara, tú lo controlabas y dejaste que se saliera de control por el deseo que sentías, que sabías que no era el correcto, pero aun así seguiste adelante, porque encontraste a alguien que entendía ese sentimiento y ese impulso Eso fue lo que pasó ¿no es así? ¿Me equivoco? – Lo miro a los ojos- Ahora déjame ir- asiente bajando la cabeza.

La Pausa de un Cariño IncontrolableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora