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Eamonn.

No puedo respirar con normalidad cuando lo alejo.

Camino hacia la esquina, a punto de irme, lo miro a los ojos.

-No vuelvas- aprieto los puños- A hacer- meto una mano en el bolsillo delantero- eso- entierro los dedos en él.

Voy hasta la entrada lateral y me detengo frente a esta, tapándome la boca con la mano, siguiendo así hasta cuando abro la puerta; Mi mano se desliza, mis dedos terminan tocándome los labios, con las yemas de estos.

-¿Te sientes bien? – Miro a mi padre de reojo- ¿Te pasó algo en los labios?

Se acerca, me alejo y niego.

-Lo lamento papá, pero hoy no te podré ayudar- trago saliva apretando los labios.

Escondo mis manos en los bolsillos.

-No te preocupes por eso y debes recordar que debes seguir aprendiendo- Asiento varias veces con solo ganas de largarme y estar solo- Que Dios te bendiga y que llegues a salvo a casa.

-Igualmente padre- me besa la frente y tomo mis cosas tratando de estar calmado.

¿Cómo rayos puede decirme: Pero que pasaría si te dijera que ya me gustas? ¿Y cómo mierda le puedo gustar? ¿Qué es lo que sucede?

Me muerdo la lengua, veo la hora en mi reloj de mano, miro al cielo, muevo el cuello, suena y me arreglo la ropa.

Estoy inquieto.

Suspiro moviendo el bolso para cruzarlo por mi cuello y comienzo a trotar, casi estoy corriendo. Lo hago con más rapidez que en el entrenamiento, con más impulso, más desesperación. Me detengo de golpe frente a un semáforo, a tal punto que tengo que aferrarme al fierro para no seguir adelante, me cuesta detenerme.

-¿Por qué este maldito tenía que cambiar tan repentinamente?- me humedezco los labios, lo recuerdo de golpe y me refriego con fuerza estos con la manga, intentando limpiándolos, purificarlos luego de la intromisión ilegal.

Tomo una larga respiración y agito las piernas cuando el semáforo cambia de color.

-Te ves nervioso ¿pasó algo durante el entrenamiento?- asiento terminando de comer.

-Lo estoy porque tengo un examen difícil, me voy a estudiar- empiezo a levantarme- todo estaba muy delicioso mamá.

Me detengo a medio camino. Hace un ruido extraño con el que noto con el que no está de acuerdo.

-Hijo, espero que ningún muchacho te esté acosando, porque de ser así, yo misma voy a ir

-Mamá, que todo está bien- intento no levantarle la voz.

-Claro, ¿Y cómo me puedes explicar esos moratones que tienes en la cara? ¿Qué? ¿Creíste que no los notarías porque has estado con la cabeza gacha toda la cena?

Cuando mamá lo dice, papá deja de comer, coloca sus utensilios a un lado acomodando sus gafas y me mira.

-No me dijiste nada cuando nos vimos luego de tu práctica- comenta.

-No lo dije porque simplemente no fue nada- apunto mi cara- No tiene importancia, además no es nada que les importe, fin- Y antes de que hablen, termino la conversación- En serio debo ir a estudias, linda noche.

Cierro la puerta muy despacio, apoyando mis manos para asegurarme.

Me descompongo, me siento débil, confuso y exaltado, entro en la ducha tal y como estoy, con ropa. Respiro entrecortadamente. Es como un golpe, un impulso a una reacción, me congelo la cabeza.

¿Pero qué demonios quiere decir todo esto?

Y el único contacto tibio que siento es una lágrima que me baja por la mejilla, le sigo el rastro hasta que choca contra la cerámica, tiene un impacto diferente, más potente, fuerte y más significativo.

Richard.

Había logrado encarar mi deseo, había dado el paso siguiente, logré acercarme y todo resultó.

En el instante en el que me recosté en la cama me muerdo el labio mientras miro hacia el techo, recordando aquella sensación de libertad y felicidad. Me toco los labios y vuelvo a sentir esa chispa de sinceridad y pureza.

-Hijo, voy a salir- me dice papá del otro lado de la puerta.

Quito la mano sin el menor ánimo.

-¡Está bien!- le respondo.

Hasta el momento en que escucho con claridad la puerta principal cerrarse, y luego un breve silencio, no me levanto y cuando lo hago voy hasta el baño para verme en el espejo. En donde mi ropa pasa de estar cubriéndome a estar tirada en el piso, junto a mí, como si estuviera en primera fila para verme desde otro punto de vista.

A través del espejo vigilo mis manos que recorren cada parte de mi cuerpo, lo hago con la intención de imaginar que son precisamente sus manos las que me tocan, con las que por su rozar puedo temblar y desvanecerme de este mundo y ser feliz, al tiempo que crece una llama voraz que desea su cuerpo y su alma en sí.

Ojalá pudieras cambiar mi piel con la tuya para que lograras sentir este tremendo peso que siento al verme y no poder acercarme

Paso a estar en otra dimensión cuando recuerdo la sensación de su beso, y sonrío.

-Eamonn- mi mano se balancea hacia abajo- Te quiero aquí- paso la mano por mi miembro.

Acecho el salvajismo de cada movimiento a través del espejo, lo cual lo hace más excitante. Me humedezco los labios y los aprieto ansiando que se vuelva a repetir, que aquella casualidad se repita incontables veces para que no te vayas y llegues a pedirme que me quede sin dudas.

Siento un escalofrío que me recorre por lo helado de mis pies y me llevan a vestirme, pero solo termino haciéndolo en parte ya que me coloco unos calcetines, calzoncillos y una remera.

Recojo las cosas y las llevo a mi cuarto para guardarlas. Y cuando me giro me llevo a imaginarlo de pie frente a mí, con sus ojos de distinto color, igual de cambiado que su expresión que demostraba de lo que podía hacer, de por si no decía ni una palabra pero lograba descifrarlo, lo conocía, estaba familiarizado con sus facciones.

Me pregunto ¿Qué estarás haciendo ahora?, ¿en alguna instancia pensarás en lo que hicimos, en tu mente has revivido la escena?, ¿lograste disfrutar de la misma manera en que yo lo hice y hago? Ojalá la respuesta sea afirmativa

De lado es como me recuesto en la cama y recuerdo esa noche cuando lo miraba desde arriba, recostado en su propia cama, sintiendo y oliendo igual que él lo hace cada noche. Ahora también se incluye en mí la sensación de cuando sentí su cálido cuerpo bajo el mío en donde su corazón acelerado estaba en mi oído, el cual además parecía que iba salir volando, junto a nuestros cuerpos que se encontraban pecados, unidos, fundidos entre las sábanas.

Ambiciono poder volver a caer sobre ti, solo que la próxima vez no sea accidental

La Pausa de un Cariño IncontrolableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora