Richard.
-¿Te das cuenta de que el Pastorcillo nunca va a ser realmente la persona que necesitas?
No podía soportar más la espera, angustia, preguntas que se aglomeraban en mi mente que me mantenían inquieto ante la expectación del si todo está bien. Así que, estoy de pie frente a su puerta, dando el paso decisivo, y es cuando toco con suavidad la puerta.
-Richard, que sorpresa- me abre su madre.- Pasa, adelante- Se hace a un lado, abriendo la puerta por completo y la cierra tras de mi.- Ya lo llamo.
-De acuerdo, gracias.
-No hay de que.- hace una pausa- ¡Eamonn, tienes visitas!
Me mantengo de pie inmóvil a un lado de su madre mientras esperamos a que se asome.
Eamonn, solo quiero saber que estás bien, y si no lo estás, debes saber que todo lo demás puede esperar, solo necesito cerciorarme de que nada malo sucede
-¿Y cómo has estado estos días? Eamonn no nos dice nada.
-Yo he estado bien, gracias.
Desvío mi mirada hacia el pasillo y lo veo salir.
Y solo por dar unos pasos noto que se siente agotado, pero no de la manera por la que una enfermedad te deja con media, sino con un cansancio de mantención. Está bien.
-Les dejo- mira a Eamonn- Me faltaron cosas por comprar, así que se quedan en casa. No salgan de casa.
En ninguno de mis planes está alejarme de él, entonces Señora no creo que pienso alejarme de este pequeño escondite
-Ahora quedo más tranquila.- me mira- Quedas en tu casa, que no te de pena comer nada de lo que tenemos.
¿Su hijo está en el menú abierto?
Sonrío.
-Muchas gracias.
-¿A qué viniste tu también?- me pregunta casi un minuto después de que su madre saliera de la casa.
Me siento extraño.
¿Yo también? Eso quiere decir que no ha tenido el idealismo de venir a visitarlo hoy ¿Quién será la otra persona que ha venido a captar o absorber algo de ti?
Evito preguntarlo algo para darme vueltas y doy un paso hacia adelante. No se mueve.
-¿Te gusto?
Hace un movimiento que parece involuntario cuando suelto la pregunta, baja la cabeza y desvía la mirada de dirección.
Y debo admitirlo, me encanta la forma en que puedo desarmar tu armadura, entrando con cautela, quitando las ataduras y luego haciéndola caer con silencio, mientras que pareces permanecer en un sueño tan profundo que se convierte en algo tan vivido. Y es entonces que cuando despiertas, que notas lo que pasó, y por como he avanzado y tú no has retrocedido, he dado los pasos correctos.
-¿Vas a volver a empezar? Porque si es así, prefiero irme a mi pieza, gracias.
Aprieto los labios.
-¿Por qué lo evades?
-¿Evadir?- niega con la cabeza -¿Evadir que cosa? ¡No hay nada que evadir! – Me mira a los ojos- ¡Nada!
A paso ligero va a su cuarto y lo sigo.
Esto se parece casi a la noche que pasé aquí Ansias, nervios, expectación, emoción, excitación. Sí, todas las sensaciones se reproducen en el ambiente casi de la misma manera que la otra vez, solo que las circunstancias no lo son, pero ¿podrían llegar a repetirse los hechos, acciones de aquella noche?... Pero ¿no sería curioso que no lo fuera, pero que se quisiera? Eamonn ¿quieres que me coloque sobre ti? ¿Dormiremos nuevamente el uno junto al otro? Eamonn tú

ESTÁS LEYENDO
La Pausa de un Cariño Incontrolable
Storie d'amoreTú y yo. Tú me das un paraguas. Yo lo recibo. Tú te acercas. Yo no me muevo.