Richard.
-¿Mi culpa? ¿Mía dices?- escucho.
-¿Y de quién más sería? Tú fuiste quien hizo que todo comenzara, tú lo controlabas y dejaste que se saliera de control por el deseo que sentías, que sabías que no era el correcto, pero aun así seguiste adelante, porque encontraste a alguien que entendía ese sentimiento y ese impulso Eso fue lo que pasó ¿no es así? ¿Me equivoco? Ahora déjame ir- es otra voz, creo que es él.
En ningún momento pienso en asomarme, además trato de hacer el menor ruido humanamente posible luego de ver pasar a Eva con una expresión que me espantó.
Y eventualmente la calidez vuelve a mi cuerpo, teniendo la posibilidad de discernir el vapor que desprendo, mientras que mi cabello está casi completamente seco.
Diviso un cuerpo pasar y lo diferencio instantáneamente por su cabello.
Siempre tan claro y brillante, dándome la impresión de que se puede perder entre las sábanas
A metros de distancia camino tras de él.
En ningún momento se voltea, y por momentos parece apresurar el paso justamente cuando al mirar al frente, el semáforo se coloca en rojo, me detengo esperando a que cambie.
Recuerdo las calles y noto que no se dirige a su casa.
-¿Hacia dónde te diriges?- murmuro mirando a mi lado, notando que hay alguien.
El semáforo cambia a verde, me apresuro a avanzar para volver a alcanzarle el paso y no perderlo de vista.
Me asomo por una esquina y hay una iglesia.
¿Vas a liberarte de tus pecados con una visita a tu padre? ¿Cuáles esconderás?
Por varios minutos me mantengo esperando puertas afueras mientras sopeso las opciones que tengo: Entrar o esperar a que salga. Finalmente prefiero entrar.
Miro centímetro a centímetro el interior, era impresionante lo poco que recuerdo de este lugar, han pasado muchos años desde entonces.
Camino por el pasillo en medio y miro el techo, las paredes, los dibujos, los decorados, todo.
-¿Qué haces aquí?
-Bueno, lo que hace cualquier persona normal cuando viene a una iglesia, lógicamente.
-Pero tú nunca vienes a la iglesia.
¿Me mantienes vigilado querido Eamonn? ¿Te mantienes al tanto de mis movimientos? ¿Sientes preocupación y curiosidad cuando pretendo cambiar mi rutina?
-¿Hijo?
-No es nada Papá- me toma de la manga de la chaqueta y tira de ella- Ya vuelvo- lo sigo a poca distancia luego de que me suelta, pero aun así, percibo como la brisa agita su cabello por mechones casi definidos mientras que otros dispersos vuelan independientes, que bello.
Cuando doblamos la esquina y llegamos a la parte trasera de la iglesia y él se detiene. No dice nada ni hace mayor movimiento que, el subir y bajar casi imperceptible de sus hombros al respirar; Su cambio de posición por el traspaso de peso de un lado a otro, de derecha a izquierda.
Solo gira su cabeza en mi dirección, y casi puedo jurar haberlo visto desarmarse un momento al voltearse, justamente antes de colocarse a la defensiva. Luego gira su cuerpo y me retrepo contra la pared, viene hacia mí y se coloca delante mientras me mira a los ojos.
No sabes cuánto quisiera poder tener la oportunidad de poder saber qué es lo que pasa por tu mente con solo mirarte a los ojos, esos mismos ojos que deben de esconder tantas historias y verdades
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La Pausa de un Cariño Incontrolable
RomanceTú y yo. Tú me das un paraguas. Yo lo recibo. Tú te acercas. Yo no me muevo.