Eamonn.
Con un tremendo e infernal cansancio me persigno y veo fijamente la hora. Ya es tiempo de que me levante.
¿Por qué rayos no pude empezar a dormir desde más temprano?
Tuerzo el labio inferior.
Apoyándome de cualquier manera posible es como me levanto. Y me retuerzo e interrumpo la rutina cuando siento un calambre. Los huesos me suenan en medio de todo.
-¡Ah!- me siento en la cama.
La pierna.
Trato de moverla, presionarla, pero nada sirve.
¡Así no se puede ir a las benditas clases! ¿Cierto? ¿Esto contará como excusa creíble para tener un día libre?
Pestañeo un par de veces para asimilarlo, es casi como si hubiera tenido a alguien tendido ahí el suficiente tiempo como para provocar esta situación
Inhalo y exhalo mientras el dolor se va disolviendo poco a poco hasta que solo siendo un incesante hormigueo, mamá entra en escena.
-¿Por qué gritaste, y por qué no estás listo?- alejo las manos de mi pierna y las coloco a los lados.
-C-Calambre- tartamudeo.
-No me vengas con esas excusas- se acerca apresurada- Ven, vamos- veo como sonríe extrañamente y yo trato de no hacer ninguna mueca como respuesta- Al colegio- me desordena y ordena el cabello, luego se voltea, y antes de irse me sonríe nuevamente.
¿Qué es lo que acaba de?
Suspiro.
-Pasar- murmuro.
Casi al estar listo me ato la suela de los zapatos lustrados.
Este tipo de cosas no empezaron hace mucho, entonces ¿Qué debo esperar?
Bajo las escaleras.
Richard.
Contaba en voz alta entre respiraciones cortadas los abdominales que llevaba.
Y cuando termino la última serie de 30 lentamente me recuesto sobre la cerámica, el frío me hace estremecer y helarme la espalda, y con eso cada pelo de mi cuerpo se irgue, siento los roces, revivo movimientos
Inconscientemente son los ojos los que se cierra y me auto- complazco quedándome unos momentos antes de prepararme.
El reloj despertador es el que me interrumpe y haciéndome el sordo, lo ignoro un poco hasta que estiro el brazo y lo apago, dejándolo posteriormente lejos de la orilla de la cómoda.
Comienzo a repetir la rutina de ayer al mismo ritmo y esta vez cuando termino me lanzo en el sillón y veo el televisor.
-¿Ya te vas?- mi padre se asoma mientras se arregla la cortaba. Lo miro y luego me desvío hacia el minutero del reloj de pared.
-Sí, ya me tengo que ir- respondo con la voz forzada, tomo mis cosas y me voy sin más.
Miro al cielo cuando cierro la reja a mis espaldas. Bajo la mirada y veo el charco que hay a la bajada de la calle y doy un salto para llegar al otro lado.
Paso mi mano por la nuca, me tiro los pelos que tienen su terminación en el sitio, luego con ellos, y luego el recorrido sigue hasta mi hombro mientras sigo sin detenerme, solo hasta que me detengo con el semáforo en rojo; a pesar de que no hay ningún auto a la vista estoy estático
-¿Te pasa algo?- me mira con precaución.
-Creo que no- abro el cuaderno y miro el pizarrón, tomo el lápiz entre mis dedos y comienzo a escribir, cada tanto veo como aparta la mirada lentamente, justamente con esa mirada.
¿Por qué me siento tan extraño hoy? ¿Qué es esta sensación de vacío que parece poseerme? ¿Por qué vuelvo a sentir esto?
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La Pausa de un Cariño Incontrolable
DragosteTú y yo. Tú me das un paraguas. Yo lo recibo. Tú te acercas. Yo no me muevo.