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Eamonn.

Y cuando estiro el brazo, no hay nadie en esta cama desconocida.

-Eamonn-

-Por la mierda-me quejo apretándome la cabeza, intento abrir bien los ojos cuando el reflejo de la luz me llega directamente.

Oh, rayosDuele

Me remuevo en la cama destapándome, poco a poco me acostumbro a la iluminación. Siento una molestia en la parte baja.

Al lamerme los labios siento un sabor asqueroso. Hago una mueca y trato de alcanzar el estúpido vaso de agua que está tan lejos. Lo tomo y una pastilla se cae, la recojo antes de tomar el agua, tomo unos tragos, después me tomo ambos.

Suspiro dejando el vaso vacío a un lado.

En cuanto me siento en la cama, miro hacia los lados.

¿En dónde mierda estoy?

Le hecho otra mirada a donde dejé el vaso y hay una nota.

Toma la pastilla, te va a hacer bien y tranquilo, no pasó nada. Richard

Lo leo en voz alta.

Me golpeo la frente con la palma de la mano cuando bajo la mirada hacia mi parte íntima que está levantada.

-Richard

Pero que sueño más maldito, desgraciado, estúpido, impuro, confuso, tormentoso

Con ambos brazos me cubro la cara suspirando.

-¿Cómo es posible que pueda sentir esto?

Esto es algo que siempre he conocido como la escoria, la maldita mierda a la que nunca debo acercarme Pero ese sueño no me lo mostraba, porque no creo que en realidad sea un mensaje divino, porque sería ridículo ¿no?... ¡Pero eso me sigue haciendo dudar por la mierda!

-¿Te sientes muy mal?- salto en la cama, trago saliva.

-No- lentamente trato de ser disimulado en cubrirme en esa zona para que no se note lo más mínimo y parezca que solo estoy abrazando a una almohada. La aprieto contra mi cuerpo y retraigo las piernas.

-Yo Voy a darme una ducha y en tanto si quieres puedes come lo que quieras de la cocina- asiento mientras él toma una toalla, ropa y sale del cuarto.

Entonces esto quiere decir que estoy en su bendita cama

Despistadamente meto mi mano entre el espacio que dejé en la almohada y mi entrepierna. Me toco y salto, quito la mano. Fue como un choque de electricidad.

Niego muchas veces con la cabeza colocándome de pie, la inspecciono, está completamente desordenada.

DormimosEn la misma cama

-Cuando escribió que no pasó nada- recuerdo la nota- ¿Será la verdad?

-Oh, se me olvidaba algo- aparece abriendo la puerta, camino hacia atrás de improviso cayendo en la cama sentado, me vuelvo a levantar- Si quieres darte una ducha- lo dice con tal lentitud que me desespera- Tendrás que esperarme, porque solo tenemos un baño con ducha.

Asiento.

Cuando estoy solo me agarro la cabeza entre las manos, cerrando los ojos y unas cuantas lágrimas salen de mis ojos cuando escucho el suave sonido de la ducha.

-Ayuda- murmuro.

Richard.

Dejo la toalla sobre el wáter y comienzo a desvestirme mirando hacia el frente, tal y como si él estuviera ahí y me estuviera desnudando a su petición.

No hay cantidad para explicar cuanto deseo tener la oportunidad de hacerlo

Lentamente voy quitándome la camiseta por sobre la cabeza, esperando con cierta ilusión sentir unas manos rozar mi torso, pero no fue así, y simplemente dejé toda la ropa en el cesto y asomé una mano para abrir la llave del agua con cuidado porque estaba temperándola.

Abro por completo la cortina de baño y al pasar una mano por mi muñeca, voy notando las diferentes temperaturas que poseo. Suspiro cuando siento la tibia agua contra mi espalda. Y en medio de todo sin notarlo retrocedo con los ojos cerrados, choco contra la manilla y casi me resbalo, la giro para afirmarme y cambio la temperatura. Gimo bajo el chorro helado.

Tiro la cabeza hacia atrás y estiro la mano a un lado para tomar el shampoo y lavarme el cabello.

Me giro y estoy de frente a la pared.

-No sabes cuando

Paso las manos por mi pecho.

-Quisiera

Bajo una mano hasta la altura del ombligo y sonrío un poco.

-Tenerte

Me acerco tirando la cabeza hacia atrás, el agua chocando directamente contra mi clavícula.

-Aquí- retrocedo dejando que el agua vaya a mi estómago mientras mi mano sigue descendiendo. Y es cuando lo recuerdo, justamente cuando me toco es cuando vuelve a mi memoria aquel desafío en el momento en el que con una sonrisa y un ligero apretón en el labio le pregunté: Si en serio quieres que me vaya Pues ábrela y me iré.

Me toco.

Hubo un silencio y luego un Haz la mierda que quieras, pero déjame en paz antes de un portazo, se había encerrado en su cuarto, en el cual ya había estado. Cuatro paredes que ocultaban mucho más que solo objetos personales, sino una humanidad compleja, interesante y peculiar

Me refriego la mano en el muslo luego de detenerme antes de llegar.

Aprieto los labios y me imagino un diferente final para esa escena, uno en el que ahora estuviera conmigo y sintiera sus manos abrazándome desde atrás, apretándome con tanta fuerza y necesidad contra él, mientras me pide que no lo deje

Las piernas me tiemblan y golpeo la pared cuando estoy a punto de caer nuevamente.

-Creo que me dejé llevar- respirando hondo cierro la llave del agua.

Me refriego la frente y meto los dedos en mi cabello siendo consciente de la situación, pero ninguna lógica o realidad sirvió cuando en ese preciso momento, una imagen sus labios inundaron mi mente; Deseo volver a probarlos y, que desde esa vez, no hayan sido tocados, mirados o mordidos por nadie más, y que yo haya sido el último en poseerlos

Pero además debo de estar un escalón arriba que cualquiera, teniendo en cuenta de que ya estuve sobre él, dormí en su cama y soporté sus vómitos involuntarios sin perder el control

Cuando ya estaba vestido solo mi cabello el distinto, que gotea incesantemente, logrando que ciertas gotas furtivas siguieran cierto camino que les dirige a mi espalda, lo que me provoca removerme por momentos; Miro a la puerta con determinación, pero no logro abrirla y me detengo frente a esta, apoyando la frente con los ojos abiertos.

-Quédate-. Presiono mi frente cerrando los ojos repitiendo esa palabra una y otra vez con tanto fervor que dejé a mi cuerpo hacer la misma petición, tal y como si este deseo, este cariño incontrolable fuese lo suficientemente fuerte para mover la puerta, y con ello todas aquellas decisiones que intervinieran.

No tienes la menor idea de cuánto deseo que esto sea correspondido y que no nos sea apartado

-Quédate- murmuro ya sin voz, y fue por unos golpes en la puerta que tuve que retroceder.

La Pausa de un Cariño IncontrolableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora