Capitulo 18
Nicolás POV
-Julieta –llame- creo que esto es…
Me gire a observarla ya que no había recibido respuesta de ella. Abrí los ojos sorprendido, ella estaba… dormida.
Me acerque lentamente a ella y si. Estaba profundamente dormida.
¿Cuándo se durmió que ni me di cuenta?
Me arrodille al borde el sofá. Ya que ella esta recostada allí con su cabeza girada, su rostro justo frente al mío.
¿Debería despertarla?
Después de unos segundos decidí que no. La observe, su rostro sereno y angelical. Es tan hermosa. Mis dedos cosquilleaban por comprobar si su piel se sentía tan suave y delicada como una porcelana.
¿Cómo alguien podía inspirarme tanta ternura?
Descubrí que me gustaba mirarla cuando dormía. Su respiración pausada me hacía saber que estaba en un profundo sueño. Sus labios rosados y carnosos constataban con su piel blanca y pálida. El recuerdo del beso en la cocina lleno mi mente. Deseaba volver a besarla, sentir su cálido aliento y sus labios sobre los míos. Robándome la respiración y yo la de ella.
¡Dios mío! Estoy mal. Muy mal.
-¿Qué me has hecho? –susurre acariciando su pelo. Aunque sabía que ella no me escucharía.
Delinee su mandíbula con mis dedos, su nariz, sus cejas y su labio. Su piel era suave como creía.
No quería alejarme de ella pero tenía que irme de aquí. Esto no era bueno para mi propósito de salir ileso de esto, en el que yo solito me metí.
Pero no podía dejarla acá en la sala. Este sofá era muy incomodo y empezaría a hacer frio.
Julieta me mataría si supiera lo que voy a hacer ahora. Pero mañana ya sería otro día.
Acaricie su pelo.
Suspire. Me incline y pase unos de mis brazos por debajo de sus piernas y la otra a la altura de su cintura.
La cargue y ella al instante se recostó en mi pecho.
Cerré los ojos. Así se tenía que sentir el cielo. Su olor a vainilla me embriago. Camine con ella en dirección a su habitación.
No tenía ni idea cual era pero… me quede en frente de las tres puertas y decidí por la última.
Si. Esta era. Una estantería llena de libros me lo confirmaba. Por supuesto que era de ella. Sonreí.
La baje delicadamente en la cama. Y la cubrí con la colcha que había ahí. Antes de que pudiera separarme de ella agarro mis brazos haciéndome casi caer sobre ella.
Negué con la cabeza sonriendo. Si estuviera lúcida jamás hubiera hecho algo así. Estaba seguro. Pequeños placeres de la vida que tenía que agradecer al menos de Julieta.
Acaricie su mejilla. Me deshice de su agarre delicadamente ubicando sus brazos baja la colcha.
-Buenas noches, enana -murmure.
La mire por un latido del corazón más antes de besar su frente y salir de su habitación. Recogí mis cosas de la sala y salí de su casa mas confundido que nunca.
¿Así iba a hacer siempre?
Mi corazón latía mucho más rápido de lo normal.
Subí a mi auto y recosté mi cabeza en el volante.
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Lo Que Nunca Pensé
Любовные романыSi a Julieta Montero le hubieran dicho que se enamoraría de un arrogante y mujeriego como Nicolás Sanders, se hubiera reído en su cara. ¿Cómo amarlo? Si ella lo odiaba. Pero la vida da tantas vueltas que nunca se sabe lo que pueda pasar, y efectivam...