Capitulo 2

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Julieta POV

-Tu compañera es Sabrina Lazcano –anuncio la profesora dirigiéndose a Daniel.

Con esa pareja formada solo dejaba dos más. Laura y yo, que no había duda quedaríamos con Ángel o Nicolás. Rogaba internamente porque no me tocara el último mencionado.

-July ¿A quién quieres como compañero? –pregunto Laura en un susurro.

La mire arqueando una ceja. A lo que ella sonrió.

-Pues está claro que a Nicolás no- dije rotundamente- ojala sea Ángel.

Melisa que estaba en frente giro su cabeza para hablar.

-Es 50, 50 July, ¿Y qué pasa si es Nicolás? – cuestiona.

Probablemente lo asesinaría, pensé.               

 Pero ahora tenía que esperar. No estaba dicha aun la última palabra.

-Bueno, en ese caso…-la voz de la profesora me interrumpió.

-Nicolás Sanders –llamo- pase.

Escuche sus pasos acercarse. Todavía no estaba en mi visión y claro no me giraría a mirarlo. No tenía tanta importancia.

Después de unos segundos lo vi caminado con paso seguro. Con ese aire que siempre poseía el de creerse la ultima coca-cola del desierto (ni siquiera soy fanática de la gaseosa). Se paro enfrente del escritorio, introdujo su mano en recipiente sacando un papel.

Que no sea el mío. Que no diga Julieta, rogaba internamente. Juro que limpiare la casa un mes, pero que no salga.

No había hecho algo tan relativamente malo para que dios me castigara de ese modo.

Alce la vista en dirección a la profesora. Nicolás la miraba fijamente al igual que yo.

-Tu compañera será…-anuncio la profesora pasaron años antes de que dijera el nombre, la clase completa estaba en silencio, incluso si caí un alfiler se escucharía – Julieta Montero –culmino la profesora terminado con la angustia de la duda, para empezar con la angustia de la realidad. Mi realidad. Mi horrorosa y desgraciada realidad.

Sentí la mirada de Melisa y Laura en mí.

Dios, ¿qué hecho? Enserio que me odias ¿no?

Mierda y más mierda. Demonios esto no podía ser.

Sentía todas las miradas en mí. En especial las de Sabrina y sus secuaces. Conocen el dicho “Si las miradas matasen…” pues en ese caso yo estaría convulsionando con un ataque en el piso. Estaba segura que estaba entornando los ojos con rabia y envidia. Si envidia por que ella de seguro quería ser su compañera. Lo que daría por regalarlo. Ni tienen idea.

Y las miradas del resto de la clase podía simplemente explicar que su mirada era de incredulidad. Por todo era sabido mi carácter y mi odio rotundo hacia estos niñatos con aires de reyes y en especial a Nicolás. Llevo año y medio viendo como hacen y deshacen a su antojo porque tienen dinero y se creen los dueños de todo. Pisan a la gente que no son de su condición creyendo que ellos valen más. No soporto la injusticia. Conmigo nunca lo lograron; a todos lo que intentaron les puse sus hasta aquí. Nunca me tope de frente con él. Pero sabía que era el peor. Si Nicolás Sanders, el definitivamente era el peor.

Pero había dos cosas de la que estaba segura: primero, que mis calificaciones seguirán tan perfectas como siempre y ningún idiota lo arruinaría y segundo: que Nicolás intentaría cambiar de pareja. Lo cual sería genial pero no lo lograría. Con la Profesora Potts no.

Lo Que Nunca PenséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora