Capitulo 24

1.6K 127 8
                                    

Julieta POV

El tiempo nunca espera. El no tiene conocimiento de que pasa, porque pasa o bien cuando tiene que pasar. El tiempo no perdona nada.

¿Cómo era que de haber estado feliz hace unas horas ahora sentía un nudo en el pecho que no podía explicar?

Pero era un efecto y la causa tenía nombre: Nicolás.

Desde que nos habíamos hechos amigos todo se estaba descarrilando. No me reconocía a mí misma. Esto de no entender los latidos acelerados de mi corazón, el deseo por sus labios, el anhelo de su cercanía, y la rabia de lo que acababa de presenciar me desesperaba. Tenía miedo de ponerle nombre a esto. Tenía temor hasta siquiera de decirlo en voz alta, porque creía que sería darle la seriedad y importancia que merecía. No podía hacer eso y menos después de esta noche.

Aun en contra de mi negación mis esperanzas se desvanecieron, cuando ni siquiera sabía que las tenía.

-¿Segura que estas bien?

Laura pregunto en voz baja solo para que yo la escuchara.

Después de la escena de la habitación había salido volando, tratando de tragar el nudo en la garganta había entrado en la cocina buscando un poco de aire o más bien espacio pero aun así no lograba recuperar el buen ánimo que antes tenía. Era ridículo, que después de todo me sintiera así pero no lo podía evitar.

-Estoy bien –dije esbozando una sonrisa falsa- Mira ahí viene Marie.

Dos veces salvada por la campana. O más bien por Marie.

-Es hora –dice llegando en nuestra mesa- ¿Te animas?

Su rostro no poseía es brillo de hace unas horas. Y podía leer entre líneas. Pero no dejaría que Nicolás me arruinara la noche que Marie había planeado.

-Tú qué crees –dije- ¿Piensas que me voy a echar para atrás o es que tienes miedo?

Ella me miro por unos segundos y luego hizo una mueca.

-Menos palabras y más acción.

-Suerte a las dos –dijo Iván a mi derecha- Que gane la mejor.

Su sonrisa fue dirigida a Marie.

Retire la silla y la seguí en frente pero antes le golpee en el hombro a Iván.

-Te estoy vigilando.

El esbozo una sonrisa y señalo con su cabeza a una esquina alejada. Gire mi vista y me encontré con los ojos azules de Nicolás mirándome directamente.

-No eres la única –dijo Iván- No te quita los ojos de encima.

Lo ignore a ambos y seguí mi camino.

Marie me paso un micrófono.

-Dos músicas y la gente elige –explico rápidamente- ¿Estás de acuerdo?

Mire furtivamente de nuevo a nuestra derecha y ahí seguía él con la vista pegada en donde estábamos paradas.

-Julieta –me llamo.

Gire mi rostro y Marie me estaba mirando con una ceja arqueada. ¿Qué había preguntado?

-Yo… es… si por mí está bien –dije rápidamente. Tenía que concentrarme porque de lo contario pasaría una buena vergüenza  aquí en frente.

Marie golpeo el micrófono dos veces con su dedo.

-¿Me escuchan bien? –probo y su voz resonó en todo el patio.

Lo Que Nunca PenséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora