Capitulo 43

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Capitulo 43

Nicolás POV

-Ya Nicolás, ni siquiera te reconozco.

-Me importa un carajo Ángel –solté enojado, desde que Julieta se había negado a hablarme me sentía peor, todo me salía mal, todo carecía de importancia.

-Puedes debería de importarte más. ¿Crees que Julieta querrá volver con alguien que parece un despojo humano?

Gruñí.

-Bueno ella me dejo así.

-No. Tú te estás dejando así, te sientes culpable, pero es hora de que lo superes para que ella pueda perdonarte.

-No me interesa justo ahora tu filosofía Zen.

-No es filosofía, es la realidad –soltó Ángel en un suspiro- Mira por qué no salimos esta noche, yo también lo necesito.

-No quiero salir, cuando vas a entenderlo.

Sentí un golpe en mi espalda.

-Cuando tú entiendas que estar encerrado entre estas cuatro paredes no va a conseguir que ella vuelva contigo.

Ella no iba a volver conmigo.

-Tú que sabes –dije con el miedo comiendo vivo.

-No hay que ser adivino para saber.

Me voltee en mi cama tratando de ahogar su sermón con una almohada en mi cabeza.

-Arréglate, y vamos a salir. Tienes que recuperar fuerzas para luchar de nuevo por ella.

-No me perdonará –mi voz casi era un sollozo.

-¿No le dijiste que no dejarías de luchar?

-Sí.

-Yo no veo que estés haciendo nada –siseo Ángel- Vamos ponte las pilas, no te dejes vencer si lo haces jamás conseguirás que vuelva contigo.

Sabía que estaba diciendo la verdad, pero me sentía tan miserable que cualquier cosa me parecía estúpida y lo único que lograba era hacerme enojar.

Al final termine cediendo ante tanta insistencia de Ángel, me vi empujado al interior de un bar que estaba a media hora de mi casa.

-El amor te trae por la calle de la amargura ¿Eh? –me dijo con diversión León mientras entrabamos al bar.

-Cierra la boca –le dije tratando de sonreír, pero fracasando. La música cubrió todo sonido exterior, cuando traspasamos las puertas del lugar.

-Hermano, cambia esa cara –me regaño Ángel mientras caminaba detrás de él.

Sentía esto como un dejavu, algo así había ocurrido no hace mucho tiempo. Y esos recuerdos me traían a una persona en la mente. Y con ella el dolor y la nostalgia.

-No tengo otra –le dije.

Tomamos asiento en una mesa al fondo.

Armando me estampo una cerveza en el brazo.

-Bebe eso, a ver si tu cara de funeral adquiere un poco de alegría.

Negué con la cabeza y tome la cerveza, le di un trago bebiéndola casi toda.

-Más lento, que terminaras borracho.

Eso es lo que quiero, ahogar mis penas en alcohol.

Empezamos a hablar de estupideces y los chicos me sacaron algunas sonrisas tal vez Ángel estaba en lo cierto, necesitaba ser yo de nuevo para recuperar  a mi pelirroja.

Lo Que Nunca PenséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora