Epilogo

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Tres años después...

La vida es tan extraña y sobre todo impredecible, ha habido muchas etapas en mi vida en las que estuve segura de mis decisiones y otras en las que definitivamente no.

Pero lo que puedo asegurar es que no me arrepiento de nada, las personas tienen razón en decir que las cosas siempre ocurren por algo y al final del día siempre te deja en el lugar al que perteneces y por mucho tiempo yo no sabía donde pertenecía hasta que lo encontré a él.

Al amor de mi vida.

Una sonrisa se deslizo en mis labios al ver a mi amiga del alma danzar junto a su marido, se la veía dichosa como nunca antes la había visto, el novio no cavia en sí de gozo y no era para menos tenia por esposa a la mujer perfecta. El uno para el otro.

Sentí unos brazos rodearme por atrás y de nuevo sentí esa sensación de hogar en mis venas, y así seria siempre, no importaba el lugar, mi casa seria allá donde estuviera él.

-¿Éstas bien, cariño? –pregunto el dejando un beso en mi sien.

-Solo estoy pensando que todo lo que hemos pasado no importa, porque al final siempre nos deja donde debemos estar.

Lo sentí asentir con la cabeza.

-En mi caso, es junto a ti –me gire y lo mire a los ojos emocionada, aun con el tiempo me encantaba que el dijera esas cosas- Te amo más que a mi vida, Julieta.

Sonreí y entrelace mis dedos en su nuca.

-Yo también te amo, Nicolás. Como nunca pensé amar a nadie.

Su sonrisa termino uniéndose a mis labios, mientras su lengua exploraba un lugar que ya conocía y al igual que yo aun así se sentía como si fuera la primera vez.

-¡Hey, ustedes! –Nicolás se separo de mí ante esa voz y sonrió.

-Michael –dijo.

Me ruborice y me escondí entre los brazos de mi amor.

-Ya deja el drama Julieta, y date la vuelta que quiero verte.

Me aleje, pero no del todo de Nicolás a regañadientes.

-Inoportuno.

Michael sonrió ante mi cara de decepción y antes de que pudiera decir nada más me abrazo alzándome del suelo.

-Te extrañe, pelirroja –murmuro cuando ante la cara enfurruñada de Nicolás me bajo de nuevo sobre mis pies.

Michael se había ido de viaje casi dos años con su novia Lucia, después de todo había conseguido volver a amar a alguien que le correspondiera del mismo modo.

-Yo también, espero que ahora ya vuelvas para quedarte.

El asintió con la cabeza.

-Así será.

Le apretó la mano a Nicolás y se devolvió diciendo que su novia lo esperaba, a lo lejos divise a Lucia sonriendo encantada mientras él la abrazaba.

-Se ven felices...

-Lo son –murmuró Nicolás- Al igual que nosotros.

Ambos caminamos con las manos unidas hasta los novios.

-Felicidades –dije con una enorme sonrisa dirigida a mi amiga.

Ella dio un gritito y se lanzo a corresponderme a mi abrazo.

Lo Que Nunca PenséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora