12. Team friends unidos

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Sonó un despertador que yo había olvidado programar. Eran las 08:00h, hora de levantarse. Bendito Luis que siempre estaba en todo.
Unas horas antes le había tocado a él despertarse y escuché levemente como Diana y él se vestían sin hacer ruido. Finalmente me dio un beso en la frente y salieron del cuarto para dejarme dormir.

Me sentía feliz y llena de energía. Me coloqué una falda vaquera y una camiseta. Seguí la misma rutina del día anterior hasta que me encontré a Amaia dentro del aula.

Destacó varias veces mi buen humor del día. Oculté los motivos reales y decidí explicar que simplemente había dormido bien.

Cuando volví a casa me esperaban dos personitas con la mesa puesta. Por un momento reflexioné sobre la situación.
Esa extraña situación cuando vuelves a ver al chico con el que te has enrollado y no sabes cómo saludarle. Mi problema era que además vivía bajo el mismo techo.

Cuando entré al salón, le miré tímidamente y parecía que él pensaba en lo mismo. Tras darnos un casto pico, nos dispusimos a comer.
Una vez superada esta primera barrera, todo fueron besos durante la siesta de ese día y las de toda la semana.

Mi cuarto se convirtió en la habitación menos visitada del mundo. La cama de Luis era mucho mejor opción.
El jueves por la noche le dejé claro que ni se le ocurriera despertar a la niña a la mañana. Los viernes eran mi día libre y podía quedarse conmigo perfectamente.
Pasamos la mañana sin Luis muy entretenidas. Fuimos al parque, le compré sus patatas favoritas e hicimos la comida. Arroz con tomate.

Se empeñaba en que la cogiera todo el rato para ayudarme a mover el arroz. Era tan lista... sin embargo se empeñaba en no querer decir mi nombre y reirse de mí.
Nos encontrábamos en una guerra de cosquillas sobre la alfombra del salón cuando Luis entró. Las dos le miramos con sonrisa embobada, pero ella aprovechó el momento para engancharse a mí, levantarme la blusa e intentar hacerme cosquillas.

- La has entrenado para que te levante la ropa y seguir provocándome?.- rió
Puse los ojos en blanco mientras venía a abrazarnos a las dos.
Mientras comíamos me comentó que había hablado con su amigo Roi. También pertenecía al grupo de Ana y Cris, por lo que había propuesto que todos vinieran a cenar. En ese momento recordé a Amaia, y propuse que viniera también, se ganaría al resto sin ninguna duda. Tras comentárselo a todos, aceptaron. No dudaron en ofrecerse a traer cena, por lo que metimos a todos asistentes en el grupo de WhatsApp que teníamos Ana, Cris y yo.
El team friends había crecido considerablemente en un momento. Incluso Amaia metió a su chico, Alfred.

Mientras discutían sobre lo que traería cada uno, caí en la cuenta de un pequeño detalle.

- Luis... cuando vengan los demás...
- Lo sé.- me interrumpió
- Es mejor que disimulemos de momento, ¿verdad?
- Como tú quieras, Aitana. Aunque dudo mucho que seas capaz de resistirte durante tantas horas.- rió

La cena fue simplemente genial. Como yo esperaba, Amaia se hizo querer por todos. Roi me sorprendió enormemente: su cercanía, su humor... quería hacer crecer nuestra amistad. Valdría la pena. Alfred era bastante callado, pero fue muy educado en todo momento y cada vez iba tomando más confianza.

Luis y yo insistimos en ser nosotros quien recogiéramos la mesa. Cuando llegamos a la cocina soltamos todo y Luis me acorraló entre la pared y su pecho. Me besó toda la cara y el cuello. Intenté juntar sus labios con los míos pero lo evitó riéndose.

- Nada de besos hasta que se vayan.- sentenció
- Vamos Luis, no me hagas esto!
- Nada de nada.- susurró en mi oído mientras me acariciaba el cuello.

Me había puesto mala. Si por mí fuera sacaría a empujones a todas aquellas personas que se encontraban en mi salón. Luego recordé que eran mis amigos y no lo merecían.

Jugábamos a las cartas mientras nos bebíamos una copa. Cuando esta terminó, nuestros amigos abandonaron la casa mientras nos reconfortaba saber que no se habían dado cuenta de nada.

Corrí a besar los labios de Luis. Eran una especie de droga para mí.
Sin embargo, parecía querer jugar, y no paraba de apartarme la cara, mientras me daba suaves besos en la cara y cuello. Sus manos acariciaban tranquilamente el resto de mi cuerpo, llegando a apretar con fuerza mi culo por primera vez.

Di un respingo mientras él simplemente se echaba a reir. Y allí me dejó, en medio del salón. Él recorría el pasillo mientras se quitaba cada una de las prendas de ropa.

Al llegar a la habitación, se metió silenciosamente en la cama, solo con sus calzoncillos.
Me sorprendió este hecho, por tratarse de la primera vez que dormía así.
Le imité e hice lo mismo. Me tumbé a su lado con braguitas y sujetador. Realmente esperaba que hubiese cambiado de idea y me lo hiciera allí mismo ya.

Pareció cansarse de hacerse el duro y me besó con toda la fuerza mientras me estrujaba entre sus brazos.
Sus manos subieron a mis pechos, las mías a su culo. Sin parar de besarme dijo:

- No puedo más, ¿tú estás segura?

Quería gritarle que sí, que yo lo había estado desde el principio, que él era el único encabezonado con mantenerme pura para ir "poco a poco".
Por desgracia, en ese momento, una vocecita nos devolvió a la realidad.
Diana estaba soñando, estaba aquí, con nosotros, y no podíamos hacerlo así.
Sonreí mientras Luis se tiraba del pelo de la frustración y me acerqué a la cunita.

- A-Atana.- dijo en sueños. Casi lloro.

- Luis! Has escuchado eso? Me está llamando!.- grité en susurros
- Si, Aitana. Os habéis compinchado contra mí pero bien eh! Por cierto...
Ni siquiera le escuchaba, estaba tan emocionada con Diana diciendo mi nombre...

- Aitana, te estoy hablando.- rió y le miré.- Creo que Diana debería tener su propio cuarto. Si estás de acuerdo podría comenzar a usar el tuyo...
- Oh Luis!! Eres un guarro. Claro que no. No vamos a dejar sola a esta pequeña solo porque tu estés todo el día pensando en lo mismo
- No es tan pequeña, ya tiene dos años. El próximo curso comenzará el cole. No puede dormir con nosotros para siempre.
- A mi me gusta que esté con nosotros ...- defendi con tristeza
- Su cuna está aquí porque ambas habitaciones estaban ocupadas ya que tú eras mi compañera de piso... como has decidido invadirme, Diana podrá mudarse
- Está bien... ya lo pensaremos. Vamos a dormir, Pedrito
- Dormir... qué remedio.- puso los ojos en blanco

Démonos vida. - AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora