16. Nuevas experiencias

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Me había decantado por vestirme con un vestido corto, de manga larga que se ajustaba a mi cuerpo. Tenía multitud de colores por lo que opté por unas sandalias sencillas y un maquillaje suave.
Terminé de ondularme el pelo y salí al salón, donde Luis peleaba con su hija para que cenara.
Cuando hice acto de presencia, ambos me miraron.

- Atana e una prinsesa.- dijo Diana mientras yo reía
- Tú si que sabes cariño.- le respondió Luis.- Eres espectacular.- me dijo

Terminé de meter las cosas en el bolso y miré la hora. Debía irme ya. La casa de Víctor quedaba a un par de paradas de metro.

- Mañana estarás muy cansada. Puedo llevar a la niña a la guarde para que te deje descansar.
- Claro que no. Además, no suelo tener mucho aguante, volveré pronto.

Luis rió, sabía que tenía razón.

- Bebe, baila, pásalo genial y vuelve solo si estás cansada. No mires hora.- me aconsejó
- Te quiero.- contesté

Tras negarme a que me llevara en coche y prometerle que tendría cuidado emprendí camino a casa de Víctor. Se me hizo muy fácil llegar gracias al gps del móvil.
Cuando llegué, no había rastro de Amaia. Olvidé lo despistada que era, haciendo que casi siempre llegara tarde.

Tras comentarme lo guapa que estaba, me enseñó por encima su estudio. Vivía solo.
Me invitó a un mojito que me preparó él mismo.
Nos sentamos en su sofá y comenzamos a hablar un poco de nuestras vidas. Una vez supo la zona por donde vivía me preguntó si compartía piso. Al ser alguien de fuera de nuestro círculo me apeteció soltarlo todo y contarle la verdad.
No puso buena cara y se excusó en que era muy joven para atarme a alguien mayor que yo, con responsabilidades como una hija y encima vivir juntos.
Aunque no me sentó muy bien su percepción, en resumen, le aclaré que Luis y yo nos estábamos conociendo aun, por lo que no debía hablar de ello con Amaia.

Gracias a Dios en ese momento sonó el timbre. Amaia había llegado.
Seguimos bebiendo entre risas, jugando a juegos y cantando las canciones que iban sonando en Spotify.
Me lo estaba pasando realmente bien.

Eran las 02:00h cuando decidimos que era el momento de ir a la discoteca.
Como había prometido Víctor, estaba muy cerca: unos 4 minutos caminando.

Tras presentar los dni para demostrar que éramos mayores de edad y pagar, entramos. Víctor invitó a la primera ronda: tres gyntonics. Amaia invitó a otra ronda más. De esta manera, no me quedó más remedio que hacer lo mismo.
Bailamos, cantamos, lo dimos todo.
No podía parar de reir, estaba eufórica.
Amaia desapareció, probablemente al baño. Víctor me acercó a él y comenzamos a bailar más cerca. Se le daba bastante bien.

En ese momento encendieron las luces. Pude ver la cara de decepción en su cara. Amaia apareció justo a tiempo antes de que el personal nos invitara a salir.

Mientras salíamos de la discoteca propuse ir a otro lugar. Me lo estaba pasando muy bien, no quería que la noche acabara.

Victor rio.

- Aitana, han cerrado, probablemente todos los sitios también lo estén.

Entonces crucé la puerta y vi el cielo: estaba amaneciendo.

- Aunque si queréis podemos volver a mi casa, podéis dormir allí, incluso.- me miró él

Ni siquiera le presté atención. Miré el reloj. Faltaban 20 minutos para las 07:00h.

- Mierda, me tengo que ir.

Luis se iba a las siete y Diana no podía estar sola.
Cogí un taxi y en menos de 10 minutos estaba cruzando la puerta del salón.
Fui hacia la habitación y vi a Luis de espaldas, con esa camisa que le quedaba tan bien, mientras se atusaba el pelo con las manos.

- Buenos días.- le asusté
- Cariño.- se tranquilizó.- no sabía si escribirte. No quería ahogarte la fiesta pero temía que no estuvieras bien.
- Estoy muy bien.- le besé.- me lo he pasado genial, Luis. Ese sitio era fantástico.
- Mi pequeña fiestera.- me abrazó.- ahora a descansar. Espero que algún finde me quieras llevar.

Sin poderlo evitar cai en la cama. Estaba reventada. Ni siquiera fui capaz de quitarme la ropa.
Escuché entre sueños como Luis se reía y noté cómo me quitaba el vestido, las sandalias y me arropaba.

Con una sonrisa y probablemente cara de tonta me quedé dormida.

Démonos vida. - AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora