23. Tengo la vida para ti

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Narra Luis

Vuelven las pesadillas, como cada noche. Desde que todo pasó no puedo comenzar a dormir hasta que no amanece. Cuando esto sucede, la culpabilidad hace mella en mí, provocándome pesadillas que me despiertan un par de horas después.
Y así es como vivo. Mis ojeras son solo el castigo que me toca pagar por no haber sido y estado más atento.

Ya hace una semana desde la terrible escena. Ella es realmente fuerte. Hace ver que lo está superando, que a ella no le gana nadie. Y esto último es algo que yo siempre he sabido.
Y me gustaría poder darle la razón, abrazarla fuerte mientras despeino su flequillo con un beso en la frente. Solo eso. Pero no puede ser, no aun, y no se sabe si podrá.

Ella repele cualquier tipo de contacto, y no la culpo. Yo también me doy asco a mí mismo a veces. Yo podría haber parado esto.
Y sin embargo una pequeña culpa me atraviesa por solo pensarlo. A pesar de todo, ella era libre, y yo no era quien para "evitar" el camino que escogió.

A veces los pensamientos se contradicen, y esta vez era una de ellas.
Decido que ya está bien de darle vueltas, que hay un mundo ahi fuera esperando a una persona que se está recuperando. Y que a pesar de todas las sombras que pasan por mi mente, no soy quien para hacerme la víctima.

Saco la cabeza de la almohada. Estiro mi mano hacia la mesilla para ver el móvil, pero no está.

En su lugar hay una pequeña bandeja que llevaba años guardada al fondo de la despensa, cogiendo polvo.
En ella hay un desayuno completo, junto a una rosa y una nota.

"Gracias por tanto, perdón por tan poco. Nunca encontraría palabras para hablar de un hombre como tú. Por ello, he decidido robártelas a ti. Ven"
A.

No era posible que ella hubiese tenido la valentía de dar el paso que yo no daba. Era ella quien se merecía esto. Ella, que ocupaba mi cama. No yo, que ocupaba la que había sido suya.
Como capricho del destino, todo se había dado la vuelta. Como todas las vueltas que ella daba a mi vida, y yo seguía queriendo más.

¿Ven? ¿A dónde? No hice otra cosa que saltar de la cama y correr por la casa hasta que la encontré.

En la terraza. De espaldas. Había sacado su teclado.

Son mis ganas de vivirte las que hablan por mi
Son las puertas de este corazón abierto
Que no cabe en mi maleta si me tengo que ir
Pídeme la vida, pídeme la vida, que la tengo para ti

Aún nos quedan pasos mancos
Dibujando con la mano un recorrido
Sin saber a donde vamos
Pero siempre dibujandolo contigo

Que por más que quiera yo beber
Del vaso medio lleno del olvido
Siempre llegas recordandome
Que está medio vacío

Llegué a ella, mirándola de frente, a esos ojos que transmitían más luz que la última vez que los miré.

Continue cantando aquellos versos con ella. Porque eran por y para ella. Y yo no tenía ninguna duda en que le daría mi vida si me la pidiese.

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¡Solo queda un capítulo! Lo tendréis mañana, pero no olvidéis que habrá segunda parte. Esta será subida sobre que el 15 de agosto.

En este capitulo he querido mostrar un poquito más de Luis.

Una vez más, gracias, gracias y gracias por ser tan geniales, hacerme feliz y animarme a seguir escribiendo.

Démonos vida. - AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora