CAPÍTULO 2 ¡NO HAY SEÑAL!

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"Es la posibilidad de hacer que un sueño se convierta en realidad lo que hace a la vida interesante." Paulo Coelho.

Ya en el auto Luc tiene una expresión más amigable, menos tensa. Vamos por la carretera principal y hace una salida al freeway. Es una amplia carretera de ocho carriles en cada vía. De pronto él habla, su tono es pausado y yo lo oigo, pero me distraigo observando el panorama. Intento sacar el celular y me lo impide, desea que solo escuche. Sus palabras suenan a instrucciones. El subconsciente me indica que, Luc está por decirme algo que no me va a gustar, comienzo a sudar frio y a sentir dificultad para respirar. Estoy mucho más nerviosa que cuando descendí del avión. Me está indicando cómo hacer una incursión en propiedad privada sin ser descubierta. Entonces, entiendo todo, de manera indirecta me está diciendo que ÉL NO ME ACOMPAÑARÁ, LO HARÉ "YO" SOLA... hay mamá... ¡¡¡NOOO, buaaah qué miedo...!!! Si antes me desagradaba este tipo, ahora comienza a convertirse en mi mejor amigo, no por favor, no me dejes sola... noooo... Comienzo a sentir la extraña sensación que se rompe el Cordón Umbilical pero con un desconocido...

Transcurren diez minutos y toma un carril auxiliar, luego una salida hacia la derecha. Él ha hablado y yo simplemente no he prestado atención, estoy en shock. Asomamos hacia otra carretera más pequeña con tres carriles de cada lado, por lo mismo menos transitada. Da una vuelta en una rotonda y gira a la izquierda hacia otra carretera mas angosta, sin señalización principal. No parece que tenga suficiente alumbrado público y no hay barrera divisoria entre las dos vías que es de dos carriles cada una. Solo veo cerros pasar por la ventana del auto, por ambos lados, algunos con árboles otros no, o al menos no se perciben a distancia. No hay nubes. El cielo tiene un color azul celeste perfecto.

En un tramo del camino se ve una gran pancarta que da la bienvenida a un área residencial. A penas alcanzo a leer algo de "Hills" y lo demás no lo retengo. Entonces veo una residencia circulada por una barrera de coníferas. El terreno es muy grande, no se ve dónde empieza ni dónde termina. Continuamos por varios kilómetros así. Viendo solo la entrada a las grandes mansiones o granjas o algo parecido. Pero sospecho que acá no vive nadie. No he visto ni una sola persona en el trayecto desde que cruzamos la entrada.

De pronto, noto que Luc ya tiene un buen trecho sin emitir palabra. Me giro y lo veo, con una expresión de interrogación. El me ve de soslayo. Tiene las cejas fruncidas, pero no está molesto, está más bien, preocupado. Entonces comienza a disminuir la velocidad, hasta que aparca el auto en el borde de la acera y lo apaga.

Estamos a un costado de un muro perimetral color gris claro, como una fortaleza o un castillo medieval, pero menos tétrico. Luc comienza hablar hay inseguridad en su voz.

- Llegamos. Éste es el punto que marca el router. – No me ve a los ojos, esquiva todo contacto visual - Te voy a dar este aparato que te permitirá llegar... - se calla, no respondo, estoy muda, no puedo moverme. Hace un gesto y se tapa el rostro con ambas manos.

- ¿No irás conmigo? – logro preguntar casi al borde del llanto

- No chica, no fue ese el trato – dice sin darme la cara - No puedo arriesgarme más de lo que acordamos.

- Pero... yo - abrazo mi bolsa contra mi pecho, encogida en el asiento con los pies sobre el asiento del auto.

- Estamos a tiempo que decidas lo contrario. No tienes que hacer esto – remata, para terminar de acabar con la poca valentía que me queda.

- ¿Por qué dices eso?

- Acaso no es obvio! si tienes miedo como para pedir que vaya contigo es porque lo que estas a punto de hacer no está bien. Viniste a este país con una sola idea, determinada a conseguir algo. ¿Qué, ahora ya se te olvidó y perdiste el impulso?

MI PRECIOSO TESORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora