CAPÍTULO 13 EL SENTIDO DE LA VIDA

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"El mayor delito es el suicidio, porque es el único que no da lugar al arrepentimiento."
Alexandre Dumas

PARTE I

Precioso Tesoro llega ansioso, al área de información del hospital. Caminando apresurado, con pasos extensos a todo lo que dan sus largas piernas. Pregunta por Isa

- Buenas noches señorita

- Buenas noches Señor, ¿en qué puedo ayudarle?

- Necesito información de una joven que trajeron por caer de un árbol. Es mas o menos de estatura media, complexión esbelta, piel color caramelo, cabello largo negro, ojos oscuros más o menos de unos 20 años - Precioso se está haciendo el que no sabe, para no crearse responsabilidades, así que no enfatiza nada sino como al azar.

- ¿Sabe el nombre de la paciente?

- Creo, sino estoy equivocado, "Isabella" algo. En realidad, no sé su nombre completo.

- Permítame un momento. - La asistente de información se gira hacia la pantalla de su computador y comienza su búsqueda - ¿Cuándo dice que ingresó la paciente?

- Hará razón de unos cuarenta minutos a una hora. - Está realmente preocupado. Pero su mente está dividida en dos, al igual que su corazón.

Precioso medita en su situación. Jamás creyó, estar en una encrucijada tan inverosímil, a estas alturas de su vida. Había amado a Grace por más de treinta años, desde el día que la conoció, hasta su trágica muerte por el cáncer que se la llevó. Tenía una nueva oportunidad de ser feliz, de vivir de amar y ser amado, de sentirse vivo de nuevo, de reír y dejar de sufrir, aunque fuera un poco. Se sentía muy egoísta al pensar en retener a la joven y no permitirle experimentar el amor a plenitud. Con él sería parcialmente feliz, la diferencia de edades era tan solo la punta del iceberg. Pero no podía dejarla ir. Al tenerla entre sus brazos, sintió renacer el fuego dentro de su ser. Ver en sus ojos el anhelo del amor, el deseo y la pasión resurgieron en él.

Se preguntaba cómo se sentiría Grace de saberlo interesado en otra joven como una vez lo estuvo de ella. Eso le causó un gran pesar. Qué pensarían sus hijos al enterarse. Nueva mente los sentimientos de culpa lo invaden y no puede tomar una decisión tan importante sin antes indagar sobre la opinión de los que lo aman.

De pronto la enfermera se dirige a él y lo saca de su reflexión.

- ¿Qué es usted de la paciente? ¿Sabe que es menor de edad y es extranjera? - la advertencia velada de la asistente de salud le cae como balde de agua helada.

- Sí, es una joven extranjera que vino a buscarme, solo le hice un favor al traerla al hospital. Al parecer se cayó del muro perimetral de mi residencia al intentar ingresar. Cuando la encontré estaba herida y le brindé ayuda. No la conozco, no tenemos ningún lazo o relación consanguínea ni legal. Ya mi abogado se encargó de contactar a sus padres en su país con los datos que ella traía en su bolsa. Si usted desea se los podemos proporcionar.

- Eso es ilegal, usted no tenía que tomarse atribuciones personales hacia ella, por supuesto que me tiene que dar la documentación que porta la paciente.

- Señorita, estoy consciente que es importante la formalidad de todo este asunto, por los seguros médicos y la responsabilidad legal hacia la joven, pero en este momento sólo me interesa una cosa, su salud, sería usted tan fina de indicarme cómo se encuentra y por gastos no se preocupe yo corro con lo que no la cubra su seguro de turista.

- ¿Señor aún no se percata de la situación? Usted no puede acercarse a la joven hasta que no se presenten sus padres o su tutor legal. - la expresión de la asistente era de animadversión total, el tono de su voz acusatorio y hasta cierto punto amenazante. ¿Es que acaso estaban insinuando que él le había hecho algo? - Le informo, que dos oficiales de policía lo esperan para dar sus declaraciones. Ah, y no se le olvide entregar la documentación de la paciente a la brevedad posible.

MI PRECIOSO TESORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora