CAPÍTULO 18 PLAN D

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PARTE 3

Doña Carmencita, madre de Isa, se preocupó mucho al notar la amnesia que estaba sufriendo su hija. Salió directa a buscar al Médico a cargo. El galeno de inmediato fue a evaluar a la joven y ordenó una batería de análisis para determinar la causa. La examinaron un Psiquiatra, un Neurólogo, un Traumatólogo y no encontraron patología, lesión, alteración o aparente causa. Se le ordenó recibir terapia con el psicólogo durante las siguientes semanas hasta que recuperara la memoria o al menos mostrara mejoría.

Isa por su parte luchaba contra el encierro, el aburrimiento y la dieta alimentaria del hospital, que la estaban acabando mucho más rápido que las heridas y la cirugía a las que había sobrevivido.

La primera terapia la recibió estando en cama esa misma tarde. El Psicólogo llegó y al verlo Isa casi muere de risa. Era muy alto, delgado, moreno de ojos saltones y cabello negro. Muy parecido a un famoso actor que salió de Psicólogo en la afamada película "Parque Jurásico", pero era obvio que no era él. Se presentó muy cortés con un toque de diversión en sus mirada.

- Hola Isabela soy el Doctor Saif Ali Hassan, pero puedes decirme Ali... No hay ningún problema, es lo más fácil y todos me llaman así.

- Hola Buenas tardes Doctor Ali - Isa no podía dominar la risa que se le marcaba en la comisura de los labios y que estaba a punto de volverse carcajada, pero respiró hondo y recobró la compostura

- ¿Cómo te sientes?

- Bien Doctor Gracias.

- Me refiero a cómo te sientes estando hospitalizada y respecto a todo lo que te rodea ya que tengo entendido que no vives en este país, que andas de paseo.

- Oh... ya... pues bien. Aburrida de estar en cama y no soporto la comida es demasiado sosa para mi gusto.

- Ya pronto saldrás y eso acabará. ¿Sabes por qué estoy aquí?

- Pues dicen que perdí la memoria. Realmente no siento que se me haya olvidado nada. Recuerdo perfectamente bien a mis padres mis hermanos mi país, mi idioma... no creo que necesite ninguna terapia para recordar eso.

- Que bien saber que lo recuerdas. Bueno, son parte de tus recuerdos más sólidos, puesto que han estado presentes en tu vida durante muchos años, quizás todo lo que llevas de existencia y por eso es difícil que los olvides, pero no es por eso que tienes la amnesia, sino por los eventos más recientes, que al parecer no los recuerdas.

- ¿Cómo qué?

- Ya veremos qué se presenta durante las sesiones. Por el momento quiero saber ¿Éstas en condiciones de caminar a mi cubículo o prefieres que yo venga hasta acá?

- ¿En dónde queda su cubículo?

- Sobre el ala sur en el cuarto nivel...

- oh acá mismo en el hospital, pensé que tendría que ir fuera...

- Sí, es dentro del hospital. Tienes que salir y caminar un largo trecho por pasillos, ascensores y dos jardines para llegar... ¿quizás aún no estés en condiciones de hacer ese esfuerzo...?

- Bueno... podemos probar y si no puedo, pido una silla de ruedas o que alguien me traiga de regreso.

- Intentémoslo ahora mismo, para que conozcas el camino. Levántate, ponte una bata y calzado. Iré a pedir una silla de ruedas así caminas una parte y la otra la haces en la silla...

- Doctor disculpe, mi hija está aún muy débil. No tiene ni cinco días de operada. ¿No cree que sea contraproducente llevarla fuera de la habitación? - Doña Carmencita saltó de inmediato. Había permanecido en silencio en el sofá del fondo, sentada a un lado de su esposo, pero en cuanto escuchó que Isa tendría que caminar no esperó para objetar.

- Señora Montero su observación es muy adecuada. Será mejor que nos acompañe para que conozca el camino y traiga de vuelta a Isabela. Muchas gracias por ofrecerse.

- Doctor Alí no es necesario que mi madre me acompañe. Yo puedo volver sola.

- ¿Crees que puedes tú sola?

- Es que... creo que no quiero que ella escuche lo que vamos hablar.

- Señora Montero, no es necesario que nos acompañe.

- Pero Doctor... necesito saber lo que Isabela tiene que decir...

- No se preocupe, se lo haré saber más adelante. Vuelvo en un momento.

El Doctor salió por la silla de ruedas, mientras Isa se levantó despacio de la cama aún con la manguera de suero conectada. Metió la mano izquierda en la bata, pero la derecha no la pudo meter, por lo que le tocó guardar esa manga hacia adentro con la ayuda de su madre. Se calzó unas sandalias de dormir y se dirigió a la puerta cuando apareció una enfermera empujando la silla seguida del Doctor Alí. Isa propuso caminar por sí misma un trecho, en cuanto se cansara se sentaría en la silla. La enfermera propuso un andador para ayudarse, pero Isa lo rechazó. Salieron de la habitación los tres despacio y llevando el atril de cuatro ruedas con el suero colgando.

Al fondo del dormitorio, sin emitir palabra, quedó el Padre de Isa con rostro preocupado. Doña Carmencita se acercó lo tomó de la mano y lo llevó a tomar un café.

Isa caminó despacio respirando con algo de dificultad. Parecía que mientras más lo hacía más se recordaba de cómo caminar. Durante el trayecto hacia el cubículo del analista, hubo una pequeña charla entre paciente y Terapista. Algo que pareció trivial, en realidad la estaba evaluando.

- ¿Tienes algún dolor?

- Por el momento no.

- ¿O sea que no te molesta caminar?

- No mucho. Sí siento algo de dolor en la cirugía, pero es soportable.

- Que bien saberlo. ¿Crees que aguantarás a llegar caminando o te sientas en la silla?

- No lo sé. Me estoy probando a mí misma en este momento. Si me canso se lo haré saber. Gracias por preguntar.

- ¿Te ha gustado éste país?

- La verdad no lo sé. Aún no lo he visto mucho. Solo salí del aeropuerto para el hotel.

- ¿O sea que no has visitado las Cataratas del Niagara?

- No, nada. Casi llegando me caí de un árbol y por eso estoy aquí. Aunque, seguro eso ya lo sabe.

- No, sinceramente no sé nada de tu caso. Por eso pregunto. Tengo curiosidad de saber ¿cómo diantre te has caído de un árbol apenas llegando del aeropuerto?

- ¿En serio...? Ja, ja, ja, será el único que no lo sabe. Ya mis padres lo saben o sea que, no es un secreto... ja, ja, ja.

- Ja, ja, ja... tienes razón. ¿Entonces tampoco fuiste de compras? Y mira que hay cosas fantásticas para los chicos y chicas de tu edad. Hay centros de diversión muy interesantes, discotecas, y también hay muchos paseos al aire libre, en canoa por lagos y ríos, acampar y montañismo.

- Me he perdido de mucho estando encerrada en el hospital. Dicen que ya pronto saldré pero igual, me iré directito a mi país... ja, ja, ja.

- No, exactamente.

- ¿A qué se refiere?

- Ya lo irás descubriendo por ti misma durante nuestras charlas. Ahora, concentrémonos en llegar a mi oficina.

MI PRECIOSO TESORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora