CAPÍTULO 17 MORIR DORMIR

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  "Dios es mi Abogado, mi Mejor Amigo, mi Salvador. Es el que me acompaña cuando estoy solo y el que se queda conmigo, cuando todos parten. Dios es fiel, no traiciona y su amor es eterno." Anónimo.  

- Ouch... - <me duele todo> - hay, hay... - <tengo mucha sed. Necesito agua> – Señorita, por favor, puede venir... Me puede traer agua, tengo sed. Señorita... - <Creo que no me escuchan. La puerta está cerrada. Quiero levantarme. Me duele mucho mi estómago. Tengo hambre... Está todo muy oscuro. Quiero girarme para el otro lado y no puedo. Hay mucho calor.> - ¿Dónde enciendo una lámpara? ¿Dónde está el botón para llamar a la enfermera? - <¿Qué día es hoy? Quiero llorar...> - buu huu.

Pasaban de las dos de la madrugada. Todo estaba oscuro. La voz de Isa sonaba apagada. Sentía mucho dolor y el personal de enfermería no escuchaba sus lamentos. Apenas tenía fuerzas para respirar. La cirugía de extirpación de bazo y parte del hígado a la que había sobrevivido fue un éxito, pero solo habían pasado cuarenta y ocho horas y faltaba tiempo para su total recuperación. Los analgésicos que le habían dado en la última ronda ya habían perdido su potencia y ella no se podía levantar. Estaba débil. Ya tenía tres días sin probar alimentos. Se sentía muy sola. Le dio fiebre y el dolor era tan intenso que la hacía sudar. A sus padres no se les permitió quedarse para acompañarla, su estado era delicado aún. No querían correr riesgos de que pescara una infección.

Isa lloraba bajito, no tenía airé para hacerlo más alto. Las lágrimas rodaron por sus mejillas y el calor y sudor se convirtió en frio. Comenzó a delirar.

<Estoy muy sola. Mis padres... quiero verlos. ¿Mami por qué me dejaste sola? Ven mami... Necesito a mi familia. Quiero irme a casa. ¿Dónde está mi gatita MonCherí, ven gatita... Hay mucho frio. ¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó, por qué estoy aquí?>

<Yo estaba en un auto con un hombre. ¿Quién era él? ¿Por qué estaba yo en eses auto? Ese hombre me gritó. Me quería golpear. Me dejó en una calle y luego subí un muro... ya recuerdo ¡me caí! ¿Qué estaba buscando? No sé... no sé por qué fui allí... Caminé... mucho caminé y me cansé... habían unos zorros que jugaban... entré en una casa. Estaba oscura la casa... y luego ese hombre... ¿quién era ese hombre? No... no sé quién era. No lo conozco. Tiene ojos azules y me mira, de una forma extraña... yo lo asusto, soy terrible, yo soy mala y él me tiene miedo... me abraza y bailo, sí con el desconocido. - Hay, hay... me duele...buu huu, me duele mucho... - <Ese hombre me abrazaba y yo tengo sangre por todos lados... ¿por qué? No sé quién es. ¿Por qué estoy aquí? Tengo sangre mucha sangre... Estoy muriendo por haber entrado a esa casa. Me muero... Mami ven, mami... > - haaaggg me duele muchooo...

<Estaba buscando un tesoro. Sí, vine a traer un tesoro, algo precioso. No lo encontré. ¿No sé qué era? Un Tesoro querido. Mi querido... ¿qué? sí, y ahora lo estoy perdiendo. Estoy perdiendo a mi tesoro... mi Tesoro, mi gran Tesoro Precioso. Mi vida... es mi vida, la estoy perdiendo. Me estoy muriendo y estoy tan sola... Mi tesoro precioso es mi propia vida y ahora estoy muriendo... Risas, muchas risas... ¿quién se rie? Son ellas... ellas, las voces sin rostro se ríen de mi... porque pierdo a mi tesoro más valioso que es mi vida, por caer del muro... >

<No quiero morir. No así... no sola. Quiero a mi familia. Quiero ir a mi casa. Necesito vivir para ir a casa. No quiero morir... quiero otra oportunidad, necesito pedirle perdón a mami, salí sin permiso... y... mi papi ha de estar muy disgustado... Perdóname Papá, Perdóname Mamá... necesito que me den su perdón si voy a morir... Mi hermano... mi amado hermano... le tomé prestado su dinero para salir y jamás se lo devolveré... salí sin permiso... hermano perdóname... Necesito más tiempo. Quiero más tiempo... ¿quién me escucha en el cielo, quién oye mi plegaria? Alguien responda... >

<Nadie me escucha. Estoy tan sola en la oscuridad... muero... me muero, mi cuerpo se parte, en muchos pedazos, estoy tan sola... > - aaahhh

El estado delirante de Isa duró más de una hora, hasta que una enfermera pasó ronda. La encontró empapada en sudor, helada y destapada. No dejaba de repetir incoherencias, que pasaban inadvertidas para la asistente. Llamó al médico de guardia, le tomó signos vitales, y ordenó un laboratorio y una tomografía. El temor se había hecho realidad, había pescado una infección debido a la cantidad de extraños que entraron a visitarla. Le administró algo intravenoso y dió la orden de mantener guardia constante. La enfermera le cambió el pijama y la ropa de cama mojada por el sudor. La auxiliar permaneció junto a ella hasta que la fiebre cedió y dejó de delirar.

Isa estaba dormida. No había nadie más en la habitación. El personal médico y de enfermería la había dejado sola al superar la crisis. Los medicamentos habían hecho efecto. De pronto una luz comenzó a brillar en el dormitorio. Le alumbró el rostro y eso la despertó. Abrió poco a poco los ojos hasta que divisó los diferentes objetos que la rodeaban. Buscó el origen de la luz tan fuerte que por momentos la cegaba y vio a una mujer parada frente a ella. Era alta, esbelta, con el cabello rubio y los ojos verde lima. Vestía una bata de seda color perla. La extraña se acercó a la paciente con una sonrisa que le iluminaba el rostro, y era tan dulce que contagió a la joven que inmediato correspondió con otra sonrisa. Con confianza le tomó la mano y le acarició tiernamente. Se sentó junto a ella y le besó la frente.

- Tu vida es un Tesoro Precioso y muy querido. Eres amada, muy amada. Vales más que el oro y las piedras preciosas Isabela. Debes volver a casa.

- ¿Por qué?

- Aún tienes mucho trabajo por hacer y no olvides la belleza que existe en la bondad.

- ¿Quién es usted?

- Soy Grace la esposa de Richard.

- No sé quién es Richard...

- Estamos muy agradecidos contigo por haber venido a regar nuestro jardín. Nuestro hogar ahora florece. Te damos vida por vida. Sigue tu camino no veas atrás y no sientas culpa. Eres joven con toda una vida por delante que te espera. Vívela con felicidad y gratitud. – Grace se levantó de la cama y abrazó a Isa.

- No... sé de qué me habla, pero gracias Señora.

- Más adelante lo sabrás. – Grace con sus manos cálidas y suaves le acarició el cabello y el rostro a la niña mujer. Isa cerró los ojos y al abrirlos estaba sola. No había nadie con ella. Volvió a cerrar los ojos y se quedó dormida.

A las 6 de la mañana llegó el Médico tratante y la examinó nuevamente. El cuadro de fiebre había sido controlado con medicamentos. Las indicaciones de no visitas fueron de rigor y los padres de Isabela se limitaron a verla únicamente a través de un vidrio. Pero algo no era obvio para ellos. La memoria de Isabela había sufrido una pérdida. Tenía lagunas mentales de los últimos acontecimientos de su vida. Y había olvidado la primordial razón de su actual condición. Cómo y por qué había llegado allí. Su Precioso Tesoro lo más querido había cambiado. Su interés ya no era vano ni frugal. Ahora su vida es mucho más preciada que el oro y las piedras preciosas...

MI PRECIOSO TESORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora