CAPÍTULO 15 UN PAQUETE DE SEIS

31 2 4
                                    


PARTE II


"Cuando te das cuenta de que deseas pasar el resto de tu vida con una persona, quieres que el resto de tu vida empiece lo antes posible."  Billy Cristal

Maya recibió de regalo, por sus dieciocho años, un viaje a América, para visitar a su abuelo. Llegó al aeropuerto de Toronto, entusiasmada por su aventura, ya que por primera vez viajó sola.

Pasaba de la media noche cuando se registró en la aduana. No necesitó presentar visa puesto que es de nacionalidad canadiense por herencia de madre y rumana de nacimiento y por herencia de parte de padre. Contar con historias de castillos medievales y cultura milenaria la hace difícil de impresionar, pero llegar a las grandes orbes del nuevo continente donde todo es joven y las tradiciones no son tan conservadoras, hace que la bella adolescente salte de alegría.

Precioso Tesoro llegó a su residencia acompañado de su amigo Pierre. Durante el trayecto de regreso del hospital conversaron. Hubo tiempo para contarle lo que le había estado aconteciendo desde que su amada Grace partió, aunque no con detalle. Sin embargo, los sucesos del día lo hicieron olvidar que pasada la media noche tenía una cita importante en el aeropuerto. Por prescripción médica no podía conducir y había dejado su auto en el hospital. Pero lo que más lo estaba inquietando era la adolescente que había irrumpido en su residencia horas antes, y que ahora le rogaba que no la abandonara, mas la petición de aquella alma atormentada por su soledad, que le había hecho prometer algo completamente absurdo. Así que, cuando recibió la llamada de su nieta Maya, sintió en extremo un sobresalto. Se le estaba complicando todo, mucho mas de lo que imaginó.

Pierre, que se había ofrecido a pasar la noche en su casa conversando y bebiendo whisky,  y paró haciéndola de chófer hacia el aeropuerto internacional, a recoger a la invitada no tan bienvenida.

Aunque en prioridades no había duda, la inclinación sentimental de Precioso estaba por completo hacia su valiosa descendiente,  en este momento la situación era tan irrisoria que no lo hacía saltar en un pie de la alegría.

Precioso y Pierre ingresaron en el pasillo de entradas y allí estaba la joven. Tan alta como su abuelo y bella como su madre.  Era la mezcla perfecta en una trigueña, sin nada que envidiarle ni a las mejores reinas de belleza. Su gesto no era precisamente amigable. Haber esperado por mas de dos horas y pasando ya las tres de la madrugada, después de haber viajado mas de diecisiete horas con dos transbordos, su agotamiento acabó con su excelente estado de ánimo, pero nada que un buen descanso no pueda reparar para el siguiente día, en la vida de una adolescente llena de entusiasmo.

- Hola hija. ¿Cómo estuvo tu viaje? – Precioso la saludó con afecto y le dío un abrazo sostenido que demostraba un sentimiento profundo hacia la joven, mientras su rostro se contrajo preocupado. Sus pensamientos viajaron hacia la niña-mujer que está esperándolo en un hospital. Y pensó  en cómo iba a enfrentar la situación con las dos en su casa.

- Hola abuelo – Maya saludó con moderado entusiasmo e inmediato advierte al atractivo hombre de mediana edad al lado de su abuelo. No lo recordó, pero por la forma en que la observaba sabía que lo conocía. – Hola, ¿te conozco? – lo saludó pero como la típica adolescente no pudo vitar el coqueteo con sus grandes ojos pardos y su bella sonrisa de dientes blancos mas el leve contoneo con el cuerpo.

- Hola Maya ¿no me recuerdas? soy Pierre, amigo de tu madre Rachel y tu tío Gabriel desde nuestra infancia – con una leve sonrisa de medio lado le extiende la mano que ella la toma apenas por los dedos y suelta muy rápidamente, como evitando una corriente eléctrica de un cable suelto.

- Si te vi anteriormente no te recuerdo. Pero sí recuerdo tu nombre, lo he oído mencionar a mi madre unas cuantas veces. Si no estoy mal, ustedes tuvieron algo y se acabó cuando mi madre viajó por Europa y se quedó perdida gozando su vida y conoció a mi padre y ya no regresó y te dejó para siempre.

- Te equivocas, nunca hubo nada entre nosotros. Solo fuimos buenos amigos. Y tu madre viajó porque era lo mas normal que a su edad quisiera ver el otro lado del mundo.

- Maya no seas cruel y guarda tus sarcásticos comentarios para cuando ya hayas descansado, espero tengan la misma chispa. – Precioso corrigióasunieta pero ensimismado en sus profundidades del alma no se percata ni en lo más mínimo de lo que está ocurriendo.

- No te preocupes Richard, está bien la entiendo.

- ¡Ya abuelo! fue solo una broma. No lo tomes tan en serio. Solo estaba tratando de ser amable. – Le guiña un ojo a Pierre que no responde el gesto e inclina el rostro evitando caer en el juego de la picara adolescente.

- Caminemos hacia el auto mientras nos cuentas cómo estuvo tu viaje. ¿Cómo está tu madre y tus hermanos? Pierre nos hará el favor de llevarnos a casa y se quedará esta noche. Espero no te incomode su presencia.

- No me molesta. – se hizo un silencio incomodo entre los tres, cada uno envuelto en sus propios pensamientos se dirigieron arrastrando las maletas de Maya hacia la torre de estacionamiento.

De regreso a casa, Maya se limitó a responder de forma autómata las preguntas de rigor. Era evidente su cansancio, que a ratos le cerraba los parpados y la dejaba muda, cabeceando en el respaldo del asiento del auto.

Llegaron al cabo de cincuenta minutos. Precioso llevó a Maya a una de las habitaciones del segundo nivel y acomodó sus maletas en cualquier lado. La chica estaba tan cansada que apenas alcanzó a llegar a la cama y quedarse profundamente dormida. Precioso la arropó con ternura y besó su frente diciéndole palabras dulces. Cerró la puerta sin hacer ruido y bajó por las escaleras principales.

Pierre lo esperaba al pie de la escalinata y leindicó que deseaba conversar con él un momento antes de marcharse. Era lógico el tema a tratar. El cambio repentino de planes ameritaba acordarqué pasaría con Isa.      

MI PRECIOSO TESORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora