CAPÍTULO 7 DOSSIER - LUMIERE

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"Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores." Eduardo Galeano

Todo quedó en completa calma. Me sacudo, no hay polvo, pero como si tal, me lo quito y enderezo mi atuendo. Me percato que no faltó ninguno, inclusive el libro que estaba en el sofá volvió a su posición, entre la manta escocesa azul. Excepto uno. No es un libro en sí, más bien parece una carpeta. Contiene muchas hojas sueltas, escritas a mano que sobre salen por los bordes. Flota sobre el escritorio. Esta forrada en piel delgada y suave, azul violeta oscuro, "napa" quizás.

Ostentaba en su portada hacia la esquina inferior derecha grabada en relieve una especia de insignia, no la reconozco. Me observa atenta. Siento que es femenina, pero por momento siento una presencia masculina. De pronto habla

- Sabes que éste es un recinto privado. No debiste invadir la propiedad. Estas cometiendo un grave delito por el que deberías estar en prisión. ¿Quién eres y por qué estás aquí? - su voz es masculina, autoritaria, en tono acusatorio y un acento elegante y un perfecto inglés.

- ¿Quién eres tú o qué libro eres tú? No tienes título ni autor, ¡y no entiendo! ¿por qué me hablas en tono amenazante?

- ¿No sabes quién soy? ¿No me identificas, acaso no reconoces las siglas sobre mi lomo?

- Sinceramente no sé quién eres o qué libro eres. Las siglas sobre tu lomo me dan una idea de algo que no logro resolver, pero, no, no te había visto antes.

- Por supuesto que no, mocosa malcriada y caprichosa. No puedes haberme visto antes porque soy la creatividad de mi autor. Soy el libro que está escribiendo, soy su inspiración del momento, su ingenio y su talento. Estoy en proceso y soy muchas ideas a la vez. En mí está todo lo que piensa, siente e imagina. Hace muchas anotaciones de muchas cosas en mí, yo guardo sus secretos, pero también guardo sus obras.

- ¡Oh! ¿es en serio? ¿te puedo tocar, me permites que te de una hojeada? me gustaría ver en qué trabaja actualmente.

- Eso sería desleal de mi parte y muy osado de la tuya. Sin embargo, por ser tú, te permitiré darme una "hojeada" como tú dices. Es una expresión vulgar, la acepto, ya que viene de una mente inferior, y un ser sin el menor sentido común, ni conciencia, de lo que ocurre a su alrededor.

- ¿Qué, por qué me dices eso, es ofensivo no crees?

- ¿No es ofensivo acaso lo que tú estás haciendo?

- ¡Ya cállate! Deja de sermonearme. No eres mi padre, ni mi madre, solo una carpeta llena de ideas desordenadas. Ven, déjame tocarte - hablo en tono suave y coqueto, conciliador, para que me permita agarrarlo, como a un perrito o mascota cuando le hablas. Se acerca y lo tomo en el aire. Está llena de hojas, y tiene un broche como un escudo de armas. La coloco en el escritorio, acaricio su fina piel azulada. Es hermosa y muy elegante. Luce como si fuera un sobre grande y grueso.

Comienzo a abrir el broche y se pone a temblar. Se mueve para evitar que yo vea su contenido. Me detengo y vuelvo hacer el intento. Tomo el broche y vuelvo a forzar para abrirlo, entonces comienza a temblar de nuevo

- Deja de temblar, no te estoy haciendo ningún daño.

- ¿No, acaso no estas a punto de violar mi sello de seguridad?

- ¿Violar? Vaya que tienes palabras duras. Nadie te está violando. No aprietes el broche solo voy a ver qué tienes dentro.

- No piensas violarme, pero tal vez me prendas fuego. -me encanta cuando habla, y se me escapa una sonrisa - ¿no amenazaste a todos mis hermanos hace un momento, que los harías una hoguera?

MI PRECIOSO TESORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora