capítulo 14

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-¿Qué hay de qué? –respondió sin afán de zafarse.

-no te hagas –gruñí.

-pues, no sé… -se encogió de hombros.

-si no hablas ahora, tu primer día de clases lo pasarás en el hospital al igual que Daniel si lo encuentro con mi hermana –escupí furioso.

Si hace una hora creía que estaba furioso con Marks por hablarle así a Jena no era nada comparado con esto y estoy seguro que no es ni la mitad de furioso que estaré si los encuentro juntos y Vane me ocultó algo entre ella y Daniel.

-suéltame –se zafó –sé y noté lo mismo que tú. Ese ambiente incomodo entre ellos dos, las miradas de Daniel hacía Vanessa, como ella evitaba a toda costa su mirada, los celos de Daniel cuando de Marks junto a ella se trata. De ahí en fuera no sé nada.

-búsquenlos. Y el que los encuentre llámeme y nos vemos en los autos. Ahora –ordené. Estaba más que furioso.

Buscamos alrededor de dos horas y la furia ya se estaba esparciendo por todo mí ser. Estaba por explotar cuando escuché algo… eran voces.

Iba a correr a él con todo el frenesí del mundo pero me detuve al escuchar llorar a Van.

-quiero que te alejes Daniel, entiende. –pidió ella.

-Van, lo siento. Yo de verdad creí que…

-¿Qué qué? –Rugió ella -¿Qué me había revolcado con él como tú lo hacías con Aylin mientras tú y yo éramos novios? –eso me descolocó.

-Van yo…

-nada. En primera no tienes ningún derecho a venir y reclamarme nada si lo hubiera hecho, porque tú y yo no somos nada. –dicho eso ella volteo pero él la giró nuevamente besándola.

-más te vale que dejes a mi hermana idiota –los separé e inserté un fuerte puño en su rostro haciéndolo caer al suelo y ahí me senté encima de él y comencé a golpearlo repetidas veces.

Hizo llorar a la mujer que más amo. La engañó. La besó a la fuerza.

Y yo no pude defenderla antes. Pero hoy sí.

Un chillido de sorpresa y horror por parte de Vanessa hizo eco en mis oídos. Pero nada me importó.

Como dije antes, tengo la suficiente fuerza y capacidad como para golpear a quien sea que lastime a mi hermana, incluso a este imbécil que fue como mi familia también durante muchos años.

-Ethan –gritó Van –suéltalo –pero la ignoré. No podía ni quería soltarlo y el no hacía nada por defenderse.

Al notar eso me quité de encima y dejé que se levantara, Vanessa se puso enfrente de mi evitando que el pudiera responder los golpes que le di, pero cuando él no se movió sino que se quedó ahí parado ella se relajó una milésima parte.

-me lo merezco –habló Daniel sorprendiéndome –por ser perfecto estúpido, un hijo de puta y un pendejo. Pero sobre todo por haberte perdido –miró a mi hermana y una oleada de sentimientos me invadieron.

Ellos habían tenido algo pero yo jamás me enteré y lo peor, es que ella sufrió sola y nunca sentí nada. Nunca…

-no te quiero volver a ver cerca de mi hermana imbécil, porque el primer momento en el que lo hagas te meto un cuete por el culo y créeme que no sales ileso y si lo haces, yo mismo me encargo de cortarte las bolas. Con mi hermana ni siquiera debiste haberte imaginado un beso, mucho menos llegar a dárselo idiota. –estaba cabreado. Muy cabreado.

¡Se metió con mi hermana! Lastimó y engañó a la chica que más amo y por más bien que él me cayera eso jamás se lo terminaría de perdonar y mucho menos de olvidar. Ella es mi hermana, mi mejor amiga; por ella daría todo y me vale una reverenda mierda si tengo que partirle la cara a este jodido hijo de las mil vergas.

-yo la amo –una risa sarcástica salió de los labios de Van pero sé que le duele.

-tú no amas a nadie que no seas tú y tu jodido y pequeño amigo –mencionó Vanessa abrumada.

-Van…

-déjala –rugí de nuevo –déjala porque no…

-golpéame, golpéame y mátame si quieres pero eso no cambiara jamás que la amo y que fue mía. Que mis besos están por todo su cuerpo y que yo aún guardo en mi memoria como su piel se erizaba con cada rose de mis labios sobre ella…

Y ahí exploté, ahí lo golpee tanto que no escuchaba nada más que mis puños impactando contra el asqueroso rostro de Daniel, la sangre que salpicaba pero esta vez Daniel si se defendió. Si atacó de nuevo.

Mi furia incrementó cuando escuché como se reía aun ante mis golpes y eso me hizo triplicar mi furia y la fuerza con la que lanzaba cada uno de estos.

-te mato –sentencié.

Y minutos después ya estábamos luchando uno contra el otro por mantenernos a la cabeza y al mando de la pelea hasta que unos brazos lo alejan de mi alcance para poder golpearlo.

Cuando me dirigí a él unos brazos me detienen a mí. Zach detenía a Daniel y Marks con Jonah a mí.

Amelie corrió hacía Daniel quien era el más afectado y Maddie miraba la escena con desaprobación. Nunca he sido violento pero me vale una hectárea de mierda eso ahorita. Lastimó a mi hermana, la engañó y toda vía tiene el descaro de recordarme que él…

Espera, no me lo recordó porque para recordar algo debías saberlo antes, y yo no sabía que Vanessa…

-Vanessa Elizabeth Douson –sentencié. Asintió y caminó lejos de ahí –suéltenme –ordené y así lo hicieron. Seguí a Vanessa y cuando iba a hablar ella lo hizo.

-lo siento –soltó al borde del llanto –por no contarte, por ocultarlo. Pero sobre todo por decepcionarte –rogó.

-ey, ¿hace cuánto sucedió esto? –pregunté con calma. Fingida claro.

-hace dos años, duramos 9 meses siendo novios y después lo encontré con Aylin en su cuarto, desnudos. –y esta vez sí partió en llanto.

-hijo de puta –solté furioso abrazando a mi hermana con amor.

-lamento haberte defraudado –deshizo el abrazo.

-no lo has hecho –confesé –me duele sí, pero yo perdí mi virginidad a los 15 –recordé con una sonrisa inocente –eres mi hermanita y odio la idea de que tú pureza ya no esté pero eso jamás quitará lo orgulloso que estoy de ti y de tu personalidad tan fascinante. Lo que no sé es porque nunca sentí nada –fruncí el ceño.

-lo sentiste, pero lo ignorabas porque durante el tiempo en el que yo sufrí y perdí mi virginidad tu andabas llorando por Chloe toda vía, emborrachándote de bar en bar y teniendo fuertes resacas. Ya no sabía si era por mí o de plano eras tú. Ambos teníamos el corazón roto y por eso no supiste que yo también. –soltó.

-soy un egoísta, debí darme cuenta y solo me hundí…

-gracias por defenderme –me abrazó de nuevo y yo besé su cabeza.

-lo haré siempre, con mi vida si es necesario. Nunca estarás sola aun si yo muriera –ella me golpeo el brazo.

-no digas eso ni de broma, no quiero tener que vivir sin ti jamás –confesó.

-no lo harás, no tienes tanta suerte –bromee.

-y no quiero tenerla –rio.

-Van –ella hizo un sonido con la garganta dándome a entender que tenía su atención -¿Cuántas veces lo hicieron? –pregunté.

-tonto –después de eso se fue a donde los carros estaban. Ya era hora de regresar.

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora