Eclipse

capitulo 33

-bien, entonces dime ¿Por qué soy tu príncipe negro? –pregunto por segunda vez.

-es que, tu eres capaz de lanzarte a un estanque lleno de ranas y sapos con tal de hacerme reír. Y eso que tú le tienes un pánico enorme a estos –dice entre divertida y asqueada.

La verdad de solo pensarlo quiero vomitar, pero definitivamente lo haría.

-comerías una tonelada de pescado, si yo estuviera debajo de todos estos. Sabiendo que odias el pescado –me mira con ternura.

Si, odio el pescado por el olor que produce.

-harías de todo con tal de verme segura y feliz. Sé que no te importará que tan repugnante sea, o que tanto miedo le tengas; tú lo harías por esta chica. Sé que no eres el de típicos modales pero darías tu vida sin pensarlo ningún segundo con tal de que yo sonría. Me amas más de lo que nadie ha amado jamás –dice y comienza a llorar.

-sht, sht –le detengo -¿Qué te pasa?

-es que, no lo sé –dice abrazándome –no quiero que esto cambie nunca, no quiero que dejes ser mi príncipe. Mi héroe.

-nunca cambiará la manera en la que voy a cuidarte y cuidar tu sonrisa. Jamás voy a dejar de ser tu héroe –le garantizo.

-somos raros –dice riendo –ningún par de hermanos se lleva tan bien como nosotros.

-no somos raros –interrumpo –somos únicos –despues de abrazarla por última vez me dirijo a la salida.

-y me encanta eso –dijo antes de que yo saliera.

Con una sonrisa me dirijo a fuera a hablarle al estúpido de Daniel, más vale que no desaproveche esta oportunidad que le estoy dando.

-ey, Hudson –le llamo –ve a su habitación y HABLEN –recalco pensando en la idea de que podría pasar algo más si mi hermana le da una oportunidad –no sé en que resulte pero les hará bien a ambos expresar lo que sienten –le informo.

Él me sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas –gracias –dice y sube corriendo las escaleras.

Ahora a buscar a…

-ey tú –le llamo.

-¿Qué quieres? –dice con amargura.

-sabes perfectamente que quiero, dime ahora mismo que haces aquí y que intenciones tienes con esa chica –le enfrento.

-yo quiero todo con esa chica –responde retante –y no me importa si te agrada o no. voy a conquistarla y voy a cuidarla mejor incluso que lo que tú lo has hecho –sus ojos irradiaban furia pura.

-y dime ¿Qué te hace pensar eso? –doy un paso hacia delante.

-pues mira como le has hablado hace rato –dice elevando la voz.

-haber, primero bájale dos puntitos, porque yo no te estoy gritando y además estás en mi casa. Segundo, tengo todo el derecho del mundo porque en ningún momento le falté al respeto, ella es mi hermana; no mi novia como para tener que hablarle siempre con cuidado –recuerdo.

-exacto, no es tu novia como para que le impidas con quien sale y a donde –responde.

-no, pero soy su hermano mayor y tú, Esaú, ni siquiera la quieres como ella merece que la quieran. Y ya estás tomándote atrevimientos que no te corresponden –digo de mala gana.

-¿y Daniel si la quiere como merece? –Se ríe secamente –entonces que poco se merece tu hermana, de haber sabido la trato como segunda opción o como una p –lo callé de un puñetazo al ver lo que estaba diciendo.

-para que sepas, Daniel si daría lo que sea por ella y jamás hablaría así de ella. Daniel quiere a Vanessa de la manera que ella se merece por que se dejaría Matar con tal de verla feliz –informo.

-pues, ¿adivina qué? –sonríe y dice: -yo no soy Daniel –y me regresa el golpe.

Después de eso nos vemos tirados en el suelo golpeándonos sin temor alguno.

-voy a alejarla de ti –sentencia. Y al imaginarla lejos de mí el miedo me invadió.

-en tus sueños sucederá eso –grita Vanessa deteniendo nuestra pelea.

-Vanessa, yo…

-nada –silencia ella –nada puede separarme de Ethan, ni tu ni nadie. Y si piensas en hacerlo te puedes ir largando de mi casa y de mi vida ahorita mismo –demanda ella.

-esa es mi chica –digo poniéndome de pie.

-pero yo…

-que te vayas ha dicho –dice Daniel con una sonrisa socarrona.

-esto no va a quedar así –amenaza.

-tienes razón –dice Ruth.

Se veía hermosa. Llevaba un vestido color rojo pasión pegado al dorso y suelto de la cadera para abajo. El cabello recogido pero sin aprisionar por completo sus rizos ya que caían unos cuantos a los costados de su cara.

Un maquillaje simple, pero sus labios pintados del mismo color que su vestido.

Unas zapatillas negras altas.

Se veía más que simplemente sexy.

Cuando reaccioné, Esaú ya no estaba en la casa y solo quedábamos Ruth y yo.

Pero esta ya estaba por irse.

-espera –le detuve -¿podemos hablar? –pregunto nervioso.

-¿de qué quieres hablar? –dice girando a mi nuevamente.

-te ves hermosa –digo sin pensarlo.

-¿eso ibas a decirme? –responde con fastidio.

-no, emm, yo… ¿puedes bajar aquí por favor? –digo tratando de hacer tiempo.

Despues de rodar los ojos, comienza a bajar pronunciando cosas que no entendí o quizá preferí ignorar.

-ahora si –pronunció cuando llegó a mí.

-¿estás molesta conmigo? –pregunto con confusión.

-no, ¿Por qué debería de estarlo? –contesta cortante.

-si lo estás. Te conozco muy bien, lo que no sé es porque –respondo.

-no estoy molesta –repite fastidiada de esta conversación.

-bien -me rindo. Aunque sé que si lo está. Es tan orgullosa que jamás admitirá que lo está y el porqué.

-¿era todo? –pregunta.

-y no estás enojada, imagínate si lo estuvieras –susurro.

-sí, imagínate –bufa.

-está bien –decido cambiar de tema -¿Por qué decidiste salir con Easton? –pregunto lo que me ha afligido desde esta tarde.

-porque estoy en todo mi derecho –responde.

-nunca dije que no, pero ¿Por qué no me dijiste nada? –pregunto.

-por qué no tengo que darte explicaciones, ya estoy grandecita para informar que y con quien hago lo que hago. Además, ni mi hermano me pide tantas explicaciones, ¿Por qué te las daría a ti? –dice seca.

-no digo que me des explicaciones, simplemente creí que éramos amigos y como tal me contarías que te gusta alguien. Porque en lo que yo tenía entendido me querías a mí –digo acercándome a ella poco a poco.

-¿y eso que? Puedo salir con quien yo quiera, no tengo compromisos, ¿en qué te afecta a ti que yo tenga novio? ¿Te lastima tu ego? –pregunta molesta.

Me lástima que yo te quiero a ti -pensé