01- Ernestine Malfoy

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Íbamos caminando por los andenes, buscando el número nueve y las personas que estaban entorno a nosotros, apenas podían registrarnos. Porque, nuestras vestimentas del siglo pasado pueden llamar la atención. Nada de eso. En estos tiempos, donde el gobierno muggle trabaja más en restablecer una comunidad más culta y trabajadora, que abrir los ojos a la realidad. A diferencia, de la comunidad mágica, las personas corrían con nerviosismo para llegar a sus puestos de trabajo, otros se esforzaban en ser buenos aprendices y admirar a las más respetados. En este caso, sería la familia Malfoy. Mi familia.

Nos detuvimos en el andén que nos permitiría ingresar al portal 9 3/4 como iba indicado en la carta de bienvenida de todos los años, donde teníamos que conseguir nuestros materiales y demás cosas para cada año nuevo. Mi hermano menor, Draco, comenzaría su cuarto año en Hogwarts y no tenía mucho entusiasmo de ingresar otra vez, porque la escuela para él no era nada prestigioso como estudiar en Dumrstrang. Sin embargo, Hogwarts era lo más cercano que teníamos en todo el país y sus alrededores.

-Siempre tienes que quejarte, Draco.-le reprendí, bufando cansinamente.- Sólo, respira y déjalo ir, ¿bien?

-¿Quién te hablo a ti, traidora?-me dijo arrugando la nariz, tan típico de Draco.

-Chicos, por favor.-nos detuvo mi madre, Narcissa.- Suficiente que discutieron todo el camino. Y, no quiero volver a tener migraña con sus quejas.

-Pero, madre, ella está juntándose con esa gente impura.-dijo Draco objetando que mis relaciones no eran bien recibidas en mi familia. Una familia de sangre limpia, todos magos y brujas con grandes logros.- No quiero que nadie de esa gente me hable. Sólo, por el hecho, que Ernestine pueda hacerlo ¡Es injusto!

-Draco.-le llame la atención, mi padre estaba con una expresión seria sosteniendo su bastón con tranquilidad. No intervino, solamente nos miraba como discutíamos.- ¡Cállate! Tienes catorce y hablas como un pendejo de mierda.

-¡Ernestine! ¡No voy a permitir que uses ese tono con tu hermano!-me exclamo mi madre, ya harta de todo el escándalo.

No dije nada, me hundí de hombros. Pegué media vuelta, avanzando con mi carro hacia la pared que nos transportaría a la mágica estación del Expreso de Hogwarts. Cruce los pocos metros que me distanciaban, como una pompa de jabón atravesé el estrecho tubo oscuro y la luz diurna me recibió nuevamente, para luego, ofrecerme el murmullo de miles de voces y el aroma a humo de carbón natural, que se arremolinaba a mi alrededor. Avance unos metros, deteniéndome junto a una columna. Espere a mi familia, Draco y mi madre fueron los siguientes en aparecer por el portal.

-Ernestine.-llamó mi madre, me acerque a ella inmediatamente.- Espera a tu padre. Buscare a los señores Goyle.

-Sí, madre.-asentí, ella sonrió con cariño.

Draco y ella se marcharon directamente, desapareciendo entre un mar de personas de túnicas largas, oscuras y sombreros de copa. Espere unos segundos a mi padre, Lucius. Apareció hablando con un concejal, un tal Luke Valentine. Parecía tener una charla importante, porque las duras expresiones de mi padre, significaba que no podía intervenir. No pensaba quedarme allí parada como una esfinge a que Lucius termine de arreglar negocios bancarios, o lo que sea. Asique, empuje mi carrito hacia el final del andén, buscando entre miles de rostros, a Sophia Drummond.

Sentí que alguien se lanzaba sobre mí como un cometa cayendo a gran velocidad. Caí con fuerza, rasgando mi túnica. Mi preferida. Echa una furia, me aparté del cuerpo delgado y cabello pelirrojo de la persona que se tropezó conmigo. Sin preguntar, supe que ese aroma a césped y cebada se trataba de un Weasley. Y, estaba en lo cierto, al incorporarme junto al chico de cabello fuego. Una mujer regordeta, con un viejo abrigo de lana se acercaba sonrojada, apartando a su hijo de mi lado.

-¡Vamos, Fred!-le dijo la señora Weasley, mirándome con rechazo que no negué obtener.

Tener la etiqueta de hija de los Malfoy en la frente, constaba de tener más falsas amistades y menos amigos verdaderos. Rostros desconocidos en todos tus cumpleaños, regalos que valían fortuna y sin un valor sentimental. Todo estaba rodeado de riqueza, valorado en dinero y el honor al linaje puro era lo más importante en mi familia.

-No puedo creerlo. Me tropecé con un demonio llamado; Ernestine Malfoy.-se burlo el chico que me miraba con desprecio. Fruncí el ceño de ese atrevimiento, apreté los puños enfadada y avance unos pasos, pero alguien se puso en medio.

-¡Esperen un momento, muchachos!-grito un hombre casi calvo, cuando tenía la intención de maldecir a ese Weasley.- ¡No hagan tonterías! Hay mucha gente aquí, además no es la manera de resolver las cosas. ¿entendido?

Ninguno pareció aceptar esa oposición, Fred tuvo que echarse hacia atrás con el ceño de amargura y desilusión de no gestionar un duelo en medio de todos.

-Lamentablemente, aún sigues siendo un niño. Tal vez, sea el próximo año. Y, para cuando eso pase, te diré que estés bien domesticado, comadreja.-le dije con burla, arquee una ceja divertida y sin dejar que Fred dijera algo, me fui con mi carrito.

Regrese con mi padre, algunos extraños me saludaron como si fuéramos amigos desde siempre, estaba acostumbrada a este tipo de tratos, aunque con el tiempo se vuelve en un martirio. Draco se había reunido con sus amigos matones, tan idiotas que no sabían cavar un pozo para enterrar una planta. Así de torpes.

-¿Qué estabas haciendo con esa gente sucia, Ernestine?-me dijo mi padre asqueado, su nariz respingada se frunció como algo se hubiera descompuesto.- Sabes cómo son las reglas. Asique, obedece.

-Fue un encuentro no deseado, ¿bien?-dije molesta, me cruce de brazos.

La verdad que las reglas eran intensas, cerradas de ideas y no obedecer, te llevabas un castigo de una semana haciendo labores domésticos, o no salir de la mansión. Decidí ahorrarme las quejas sobre sus pensamientos narcisistas, me despedí de mis padres y me dirigí a un vagón del Expreso de Hogwarts antes de ubicarme a última hora con niños de primero, que anteriormente me había sucedido. Subí mi equipaje con ayuda de Cooper Lynch, el prefecto de Ravenclaw. Después de agradecerle, continúe por el corredor buscando un compartimiento vacio, o donde las personas no fueran niños inocentes y hagan preguntas estúpidas sobre el instituto.

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Hola, nueva novela de Charlie ;) Ya estaba escrita desde el año pasado, creo...

Ernestine Malfoy, protagonizada por Lucy Hale.

Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie WeasleyxocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora