22. Cosas de familia

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Pansy Parkinson estaba encantada de acompañarme a tomar el desayuno junto a mi hermano, y su grupito de fanáticos por él, por el apellido Malfoy. La mañana parecía favorecer con el clima templado; un poco de nubes pomposas y blancas, una brisa otoñal y unos débiles, bonitos rayos de sol cayendo sobre los terrenos de Hogwarts. Cuando volvimos a la Sala Común en busca de Draco y sus amigos, notamos la cantidad de miradas alrededor del jefe de Casa, buscando a alguien en particular. Pansy estaba hablándome en susurros sobre su vestido de gala, y algo más, que ignoré.

-Quédate aquí, ahora regreso.-le ordené a la chica, tenía mis ojos fijos en el profesor de Pociones.

-Ah, sí, bien.-asintió sin problemas.

Me acerqué al hombre de capa en terminaciones rectas, solapas en cuerina y algo descolorido, olía a hierbas medicinales. No dije nada respecto a su extraña manera de presentarse, se veía que fue interrumpido de sus tareas. Al notarme a su alrededor, fácilmente entre dos pequeñas estudiantes que gritaban pidiéndole permiso para visitar a los chicos de Durmstrang. Sus ojos negros, y profundos me indicaron que le siguiera directamente a su despacho, con una voz arrastrada, tan característica de él, casi intolerante a relacionarse con todos, o con mi apellido...parecía estar molesto por algo reciente, no estaba logrando encajar su mal humor con mi presencia.

Pensé, mientras seguía al profesor Snape fuera de la Sala Común, y sonriéndole a Pansy, que se sonrojó tímidamente. Pensé, en mis calificaciones, en los rumores de Sophia con mi relación con Charlie, y no sabía que responder a esto. Sería extraño desenvolverme frente a uno de mis maestros, y luego llevar la situación al director de Hogwarts, era abrir la boca del dragón y escupir dentro ¡Diantres, diantres! Ahora que, las cosas con él estaban mejorando, empezarían a desprenderse violentamente a involucrarlo en revelar la posición de su campamento, y la primera prueba del Torneo de los Tres Magos. No quería hacerlo, me detuve bruscamente entre la línea de sudor cayendo por mi frente, y los firmes pasos del profesor de Pociones avanzando a unos metros más adelante, mi corazón estaba como loco.

-¿Será que haya una solución para no lastimarlo directamente?-le solté de golpe, él se giró sin entender a que me refería.- No quiero que regrese a su anterior puesto, sé que eso le dolería mucho, y no quiero seguir hundiendo más nuestra relación...

-No es tu amigo, Malfoy.-me susurró Snape, tras unos segundos.- Son sus padres, que no están muy contentos de venir a Hogwarts para verla personalmente, pero no soy quien para juzgar.-dijo, esperando que continuará caminando.- Vamos, camine.

-¿Mis padres, qué?-dije, avanzando más aliviada que Charlie estuviera fuera de contexto.- ¿En Hogwarts? ¿Dijeron, por qué?

-Prefiero que lo discutan como una familia respetada, y unida.-dijo, casi riéndose de lo que nos faltaba para ser considerados importantes. Su intención era calmarme, llegamos a su oficina.- ¡Tenga suerte, señorita Malfoy! Intente que su padre no destruya nada, o tendrá su castigo en Halloween.

Asentí, viendo que el profesor Snape dando un golpecito de su varita y la puerta se fue abriendo lentamente, al tiempo que mis manos sudaban y mi garganta se transformaba en una roca, casi asfixiándome de la fuerte reprimenda, recriminaciones de mis padres. Los señores Malfoy; Lucius y Narcissa.

Mi padre tenía el bastón de madera negra, con el cristal inmaculado a la luz tenue de las velas a su alrededor, su largo y rubio cabello estaba brillante, sedoso dándole el rasgo más interesante de sus facciones europeas. Su traje impoluto negro, con su túnica y su mirada superficial, incapaz de contener más su rechazo. Sus ojos grises decían muchas cosas, hasta los míos comprendían esa intensidad.

Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie WeasleyxocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora