21. Touche

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 A la mañana siguiente, fui la primera en levantarme y usar el toilette, donde la frescura, la delicadeza del agua sobre mi cuerpo, se sintió agradable reencontrarse con la transparencia, y la humedad de esta. Estuve pensando sobre la conversación de Charlie, sonreía recordando las palabras afectivas y sus ojos azules intensamente fijos en mí, como si fuera lo más curioso en ese momento por él. Me preguntaba si, no estaba pensando en estos momentos en mí, si dibujaba mi nombre en sus pergaminos y si recordaba las pocas charlas contradictorias, pero que dejaban en claro muchas cosas de nosotros. Porque, esto mismo creo, entre Charlie y yo, existe un lazo tan diferente, a pesar de nuestras diferencias y creencias, hay algo que crece.

¡Plam! Escuché la puerta cerrarse en la habitación de las duchas, solamente había seis y la cual, estaba ocupando. Disolví mis pensamientos sobre el Weasley dragonista, comencé a enjabonar mi cuerpo, y escuché risas familiares. Era Sophia junto otra joven, que se carcajeaba escandalosamente, recordaba esa risa de malvada en las clases de Snape. 

-¿Puedes creerlo?-dijo Sophia, caminando en busca de una ducha disponible.- La estúpida Malfoy reuniéndose con un tipo mayor que ella, y cree que no puede resbalarse de las escaleras, por creerse más madura que nosotras. O, sea, ¿qué le pasa?

Apreté la mandíbula, oírla decir aquello, fue hundir la confianza en las aguas turbias del Támesis. Termine de asear mi cuerpo, continúe por mi cabello castaño oscuro y la risa de burla de aquella chica acompañante de Sophia, parecía no entender nada de lo que decía la otra. Lo que más estaba molestándome de mi mejor amiga, o lo que podría considerar, es que estaba revelando mis secretos a todo Slytherin, a esas personas que nosotras nos sentíamos ignoradas, rechazadas y discriminadas, ahora se trataba que eran sus nuevas mejores amigas. Enjabone mi cabello con furia, jalando de los mechones conteniéndome de no estamparle una buena bofetada a Sophia por su atrevimiento e infidelidad.

-Cierto, pero dime.-dijo la voz chillona, si no me equivocaba era Pansy.- Cuéntame de nuevo, la historia de la pelea de Ernestine y Draco.

-¡Ah, claro que sí!-asintió Sophia con gracia, escuché que dejaban sus cosas sobre una silla, y tomaban lugar en otras.- Draco es un buen chico, Ernestine no entiende eso. Ella siempre lo ve como un problema, cuando él solo quiere buscar un lugar donde encajar, y Ernestine debería comprenderlo.

-¿Dices, que Draco quiere sentirse aceptado por ella?

-Claro, así es.-confirmó Sophia. Hice una mueca de dolor, estaba hablando de mi familia como si fuera mi terapeuta, una muy mala confidente.- Ella lo rechaza todo el tiempo, no cree en él.

Terminé de ducharme, cerré los grifos cortando el fuerte chorro de agua que escondía sus palabras, aunque no todo lo que se filtra debe ser bloqueado, uno es quien lo omite. Extendí mi mano tomando mi bata de baño blanca con el logo de Slytherin en el pecho, envolviéndome con ella mientras la charla reflexiva y opositora de Sophia continuaba sin miedo a ser escuchada por terceros, estaba rompiendo todos los códigos de amistad.

-Hola, Sophia.-dije, falsamente cuando salí de la cabina.- ¿Estás segura de competir en el Torneo de los Tres Magos?-le dije, tomando mi ropa de la silla cercana a mi ducha.

Sophia sonrió de lado. Regresaron a entablar el tema de conversación sobre la reputación de Draco Malfoy, mi hermano menor que provocaba líos y discusiones para llamar la atención, para encajar o no. Me vestí, sin importarme que Pansy notará mi tatuaje de una flor rosa en mi cintura, que rompí el límite de edad y lo hice con el mejor tatuador mágico de Callejón Diagon. Ella se quedó observándome, mi cuerpo era esbelto, voluptuoso y mi piel era tersa, brillante, pálida a la luz solar de las altas ventanas de vitro del salón de las duchas.

-¿Pansy, estás escuchándome?-le chasquee los dedos sobre sus ojos oscuros, y fijos en mi ropa interior de lycra rosa.

Tenía la atención completa de Pansy sobre mí, que dejó de oír a Sophia instantáneamente, al verme vestirme con el uniforme. Sonreí con el objetivo de dejar que mi ex mejor amiga hundiera más mis secretos en terceros, no iba a dejarlo así. Cambiaría las cosas, pero poco me importaba quedar como una bruja egoísta y de cuerpo de maravillas. Solamente, me molestaba el hecho que las personas hablaran sobre encima de nosotros. Idolatrándonos, o no. Estaba mal.

-¡Adiós, Sophia, Pansy!-dije, tomando mi mochila y la bata de baño para dejarla en el cesto.- Por cierto, conozco a mi familia y cada uno se conoce a sí mismo, no hace falta escuchar historias. Si, estás interesada en conocerme realmente, ven a desayunar conmigo, y no habrá mentiras, ni escenas exageradas.-le sugerí a Pansy.

-¿Ah, yo?-vaciló la chica de catorce y quince años, parecía más pequeña con aquel peinado redondeando su rostro trigueño.- ¿Estará Draco contigo?

-Seguramente, tenemos cosas que aclarar y puedes resultar ser una mediadora, si llegamos a desafiarnos.-le dije con una sonrisa autosuficiente de convencerla de dejar de escuchar a Sophia con su único objetivo de dejarme como el enemigo.

-Lo siento, Sophia.-dijo ella confiada de obtener algo mejor que una historia, sino que, podría tener una relación con los hermanos Malfoy. Se levantó tomando sus cosas, ya estaba vestida con el uniforme y olía a hierbas silvestres, diría que su perfume corporal era como Charlie.- ¿Realmente, puedo estar con Draco?

-Sí, pero no apañes mucho su entusiasmo por el Torneo de los Tres Magos, luego no logra descansar y no se concentra.-le aconsejé, ella sonrió.

Nos retiramos juntas, cerrando la puerta y dejando a Sophia con la rabia, indignación de haberle jugado en contra, de quitarle a su experta chismosa de Slytherin para que hablará cosas desagradables, y mal interpretadas de mí. Touche, Drummond.

Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie WeasleyxocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora