Los siguientes días en Hogwarts estaban lleno de entusiasmos y risas, estados emocionales por todos lados, especialmente Cho Chang que sobresalía de las clases del Coro, más apasionada y algunos no decían nada, pero sabía que entendían el júbilo de la chica oriental de verse en primer plano, deseando ser la líder aunque esa cualidad le correspondía a Slytherin y no, a Ravenclaw con su ingenio y talento. Cuando terminamos de ensayar, Cho se quedó conversando con el profesor y esperé para hablar con ella, antes de la hora de llegada de los nuevos huéspedes.
-¿Esperaras a esta arpía oriental, Ernestine?-se burló Sophia, no le dije nada.
Entre ella y yo, las cosas habían quedado tensionadas, solamente hablábamos sobre las clases y las dudas de algunas materias, pero nada más que eso. Por otro lado, Cho terminó siendo amigable, chusma y alardeaba de su novio, Cedric Diggory. Al despedirse del profesor Flitwck, recogió su bolso y su bufanda de su Casa encaminándose a mi lado con una sonrisa transparente, salimos del salón del Coro dejando otros chicos conversando con el pequeño hombre. Nos pusimos en marcha hacia las galerías, Cho radiaba energía y entusiasmo desconociendo su motivo, me atreví a preguntarle.
-Tengo una beca para la Academia de Canto y Danza.-dijo con una risita infantil. Esto era algo nuevo de oír.- Está en Francia, es lejos y costoso. Pero, no importa, mis padres podrán buscar un modo de conseguir un pasaje y una estadía.
-¿Pero, creía que soñabas a grandes pasos de ser abogada civil?-le recordé, ella sonrió.
-También, empezaré. ¡Vamos, Tine, puedo hacerlo!-se animó a ella misma. No vacile ni descarté la capacidad de Cho en abrirse paso a ambos mundos, a dos metas que irían tomadas de las manos.- ¿Y, tú?
-Medicina. Solo, medicina.-le contesté.
-Oh...es un campo muy usado, ¿por qué no entras conmigo a abogacía?-me sugirió.
No era una mala idea, hasta llegué a pensarlo varias veces antes de buscar información sobre diferentes especialidades de medicina, y lo descarté por el hecho que los abogados son hipócritas, y mentirosos. A Cho no le quedaba mal el papel de correr la voz de ciertas cuestiones, y situaciones que rodearan su entorno. Nos detuvimos en el patio, casi todo el alumnado de Hogwarts estaban reunidos allí, unos en grupos conversando y otros corriendo para buscar un lugarcito entre las galerías que daban al Lago Negro, aunque se desconocía la manera que ambos colegios que competerían contra nuestra institución, llegaran entre el mar y el cielo empezando a nublarse pero dejando un bonito atardecer en el horizonte detrás del Bosque Prohibido.
-¡Ahí está nuestra traidora!-escuché a Sophia aparecerse con Anka, ambas estaban lúcidas y preparadas para generar una discusión.
-No seré yo quien traicioné, sino quienes no me apoyan cuando decido hacer algo bueno con mi vida.-le atajé, Cho intentó evadir la pelea pero Anka le intervino el paso.
-Ni siquiera la águila puede soportarte.-gruñó Anka, con desinterés de continuar siendo amigas. Dolía que mis mejores amigas me dieran la espalda cuanto más lo necesitaba.- ¡Pobre de ti, Malfoy!
-Sí, seguro que tu amado Charlie puede ofrecerte todo lo que necesites.-siguió Sophia.- ¿O, no? ¿Cuánto puede ganar un Weasley que cuide dragones?
-¿Qué tiene que ver él con nosotras? No pongas a terceros en el medio, cuando no tienes argumentos, Drummond.-le corté su ladrido.- ¡Vamos, Cho!
Tomé a la chica de la muñeca apartándonos del circulo de mis ex mejores amigas, agité mi cabeza borrando el sabor amargo en mi garganta y evitar soltar lágrimas que no valían la pena derramar por personas que no confían en ti que solamente, muestran interés por los Malfoy, ¡Estúpida familia! Logramos conseguir unos lugares con los amigos de Cedric, que nos recibieron con gusto sin juzgarme por tener una serpiente verde y plateada en mi pechera, por pertenecer a Slytherin.
-¿Tú, eres...?-dijo uno de los chicos, presentándose como Edgar Thibermman.
-Malfoy. Ernestine Malfoy.
Hubo una pausa, intercambio de miradas y Edgar extendió su mano para unirme a su círculo, creí que haría una grosería pero solamente, quería que me acercará sin miedo de ser rechazada. No debía confiarme mucho, pero Cedric Diggory estaba sonriendo junto a su novia y Edgar Thibermman comenzó a imaginar diferentes tipos de llegadas de los colegios extranjeros.
-¡Dale, Niño Bonito! ¿Cuánto galleons tienes para que Beauxbatons venga en caballos alados y una carroza plateada?-le animo Edgar, acomodando su bufanda de Hupplefuf.- ¿Cho, Ernestine?
-Creo que voy a apoyar tu idea, por tres galleons y una rana de chocolate.-me uní a su juego, recordándome a los gemelos Weasley con sus propuestas y su proyecto de chascos.- ¿Te parece bien?
-Claro, me conformó.
Nos arrimamos al muro, estirando nuestras cabezas mirando el horizonte en busca de alguna señal de llegada, el cielo era azul y anaranjado, ya casi oscureciendo y mi estómago sabía que, pronto sería el banquete. Un gran banquete. De repente, todos comenzaron a murmurar, señalar hacia diferentes puntos hasta coincidir que algo estaba surgiendo en los terrenos de Hogwarts.
-¡Mamma mía!-dijo Edgar, colocándose sus gruesas gafas para contemplar con mayor determinación aquello que parecía aparecer sobre el cielo.
-¿Dragones, no?-dijo Cho con torpeza, miré un momento su rostro confundido. Y, entendí que los rugidos eran similares, pero no están ni cerca de ser dragones que podrían devorar todo el castillo.
-No, cielo.-dijo Cedric, sujetando la mano de su novia con cariño.- Edgar, amigo.
-Caballos alados, blancos con un gran potencial en las alturas y largas distancias.-se trataba de otra voz, una profunda y segura voz masculina.
-¿Cómo...?-dijo Ernestine, girándose rápidamente al oírlo.- ¿Pero, no deberías estar...ya sabes, eso?
-Sí, pero estoy en un descanso.-le dijo Charlie.
-De acuerdo.
No me importaba tanto la llegada de Beauxbatons, ni Durmstrang. Sí Charlie Weasley había cortado parte de sus actividades laborales para buscarme implacablemente, significaba que algo iba mal, o tal vez, aclarar nuestras diferencias.
-Vamos al Lago Negro, por lo menos, no habrá nadie.-le dije. Él asintió.
Me despedí de todos, disculpándome con la excusa de ir al toilette. Charlie comenzó a caminar frente de mí, con sus botas embarradas y su cabello rojo estaba húmedo, brillaba por la tenue luz de un atardecer. Hice una mueca tímida, esperaba poder arreglar y retractarme sobre mi opinión sobre la gran atención, protección y aprecio a Harry Potter. Pero, no sería el problema de prioridad de nosotros. Sino que, nuestros apellidos hacían la diferencia a grandes pasos, y odiaba esto. Odiaba ser Julieta encerrada en un gran palacio, y Charlie pasaba a ser Romeo con su humildad, su romanticismo hablándome por debajo del jardín, donde el muro es el límite.
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Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie Weasleyxoc
FanfictionTrilogía En Llamas; Parte 1 [Completa] Ernestine Malfoy es una joven de diecisiete años, a punto de graduarse de Hogwarts con excelentes calificaciones. Aunque, esto sea un gran logro para ella, no es suficiente para las exigencias de su familia. ...