17. Ser libre

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Mis padres no habían contestado a mis tres cartas, mi lechuza y otras del instituto volvieron sin una respuesta. Entendí que no estaban dispuestos a detenerme, ahora. Creí que mi madre se exaltaría de mi decisión, mi meta. Me sentí culpable con un vacío en el pecho de ser ignorada, por tercera vez dentro de dos años atrás. Draco tuvo dos cartas en una semana.

Era seguro que estaban molestos y esperaban verme de regreso, así conversar sobre el asunto en persona.

- Conozco a tu familia hace tiempo. Y, te aseguro que tus padres te escribirán, solo que están confundidos, y no lo sé...¿aceptando que quieres salir del nido de aristocracia?-opinó Sophia.

-¿Cómo?¿ por qué siempre hablas en su defensa? Hay personas que no me caen bien, y tú, amiga, dices cosas como todos ellos.-le ataje, colocando la última carta en el pico de mi lechuza. Le di la dirección, levantando vuelo y salió fuera de la lechucería.

-¡Ya, Ernestine!- me cortó molesta, alce mis cejas sin esperarme que ella se alterará.- Han pasado dos semanas, el Torneo de Tres Magos está cerca. ¿Y, tú, te pones nerviosa por tus padres? ¿Acaso no estabas más decidida a perder el contacto, que sentirte un bicho raro?

-Bueno...Sí, pero el permiso de retirar cierta cantidad de dinero de mi bóveda depende de ellos.-le contesté tranquila, suspiré.- Lo siento. Hay cosas que no puedo mantenerlas en mi independencia, todavía no cumplo dieciocho.

Sophia bufó con fuerza. Agaché mi cabeza, dirigiéndome a la salida de la lechucería del castillo ubicada en los terrenos. Mi amiga me siguió sin decir nada, entendía que ella estuviera harta de llenarla de mis divagues, preocupaciones y mis extrañas dudas respecto a mudarme al exterior. Sin embargo, ella era mi mejor amiga y debía ayudarme a calmarme, tampoco pretendía que fuera una terapeuta experta en adolescentes. Llegamos al final de las escaleras, el otoño estaba presente cada día y noche: vientos revolviendo las copas de los árboles, dejando secar las hojas de estos y provocando tormentas.

Pestañee, cuando el viento golpeo en mi rostro bruscamente; era frío, seco y olía a pino, todos esos árboles que desprendía está fragancia tan fresca estaban en el Bosque Prohibido siendo los refugios de nidos de pequeñas criaturas que Charlie sabría explicarme sus orígenes. Era lindo pensar únicamente en la naturaleza, algunas veces es bueno y satisfactorio levantar la cabeza para mirar el firmamento. Otras, caminar o correr bajo las sombras de los árboles, saltar madrigueras y descubrir nuevos lugares.

-¡Miren, chicos! ¡Una traidora!-era la voz de Draco a unos metros de nosotras, venía con Goyle y Crabbe.

-¿Qué quieres, eh?-le corté, estaba cansada de sus comentarios y sus recriminaciones. Se comportaba como adulto, y era una pendejo de catorce años.

- Parece que todo el castillo sabe tu relación con alguien mayor.-soltó, me ruboricé mirándolo fijamente.- No pensaba que te gustaran los viejos, ¡Qué desagradable!

Sus amigos se rieron, Sophia se acercó cruzándose de brazos para defenderme de los pequeños Slytherin, más revoltosos y bravucones de Hogwarts. Di unos pasos más, Draco no se movió ni replicó nada, tenía esa sonrisa altanera y de burla todo el tiempo, como quien era. Estaba molesta, celosa y resentida con él. No podía creer que mis padres le dieran más crédito a sus actos, y yo, seguiría siendo la oveja negra de los Malfoy, ¡Cuánto lo odiaba!

-Cómprate una vida, Draco.-le corté directamente, tomé su hombro presionándolo con fuerza. Sus ojos se abrieron sorprendidos, asustados y preocupados de mi hostilidad.- Ve, y dile a papá que se quede con su hijo favorito. Ya no tengo nada que hacer aquí, puedes quedarte con mis libros y todo lo que siempre quisiste. No voy a necesitar nada.-le expliqué ácidamente, él se quedó callado sonrojado, y sus amigos dieron unos pasos para separarme.- ¡No se atrevan a tocarme, o vuelan directamente a la enfermería, pedazos de troll!

Ellos retrocedieron, Sophia intentó calmarme y no escuche lo que dijo respecto a mantener mi compostura con los chicos, con mi hermano pequeño, en realidad. Pero, Draco tenía que cerrar su pico de especulaciones y superioridad, porque un día va a necesitar que lo salven y serán pocos quienes queden a su lado. Continué el camino hacia el castillo, a unos metros de mí iba Sophia pensativa, murmurando lo ridículo que fue declarar a Draco mi emancipación, pero no me importaba que estuviera solo, ya nada más estaba en mis manos para defenderlo, después de enterarme que el profesor Moody lo convirtió en un hurón, Draco termino siendo las risas de Gryfflindor, pero siempre acababa de tomar las consecuencias de otro modo, de usarlas y no sentirse avergonzado.

-¿Ernie?-llamó mi amiga, acercándose a saltitos para alcanzarme.- ¿Estás bien? Creo que Charlie te dejó un sabor amargo en la boca.

-Seguís defendiendo a todos en mi familia.-le retracté, ella negó.- ¿Qué piensas de mí? ¿Realmente, quieres hacer este viaje conmigo?-le pregunté, deteniéndome de golpe y ella se resbaló con el césped húmedo de la tormenta, que caía sobre nosotras.- Dilo.

-No lo sé, estás siendo ruda y no tan dulce como siempre.-dijo Sophia, menee la cabeza.- ¿Qué pasa contigo? En verdad, Ernestine, ese chico está cambiando algo en ti.

-Lo único que está haciendo Charlie, es ser libre de mis creencias y mis metas.-le aclaré, ella negó una vez más.- De acuerdo, Sophia. No me apoyes hoy, ni mañana. Quédate en Inglaterra, y termina tu carrera de auror. Podré conseguir algo bueno en Rumania, amigos y más.

Dejé a mi amiga con una lágrima perdida en sus claros ojos, pero no podía seguir esperando y dentro de unos días, llegaba las escuelas extranjeras para competir y ganar el Torneo de los Tres Magos, después de tantos años ser suspendido. Continúe, caminando bajo la lluvia y los rayos rompiendo sobre el castillo, se veía aterrador y bonito. Era el clima que acompañaba mis emociones, la incertidumbre de poder seguir confinado en mi familia, en mi amigos. Todo estaba cambiando. Esto terminaría mal.

Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie WeasleyxocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora