31. Todo lo que quiero

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Charlie Weasley tenía la mirada más linda de todos los muchachos que he conocido, era sincera y noble, a diferencia de los otros, eran frías y egoístas. No sabía que había hecho en mi vida para merecer tal regalo del cielo, o lo que sea que el tiempo hizo esperar para poder conocerlo prometería cuidarlo cuanto pudiera darle de mí.

Íbamos caminando en dirección de los refugios de los dragones, tres...cuatro, esta vez. Habían movido unos contactos en los últimos momentos para transportar otra criatura a los terrenos, todo lo planificado por El Torneo de los Tres Magos estuvo casi perdido por la selección de Potter. Lo bueno que nadie se tiró atrás, todos pusieron sus ideas para alguna solución. En grandes mentes, viven pequeños mundos en un único universo personal. Así era Charlie, una persona llena de mundos increíbles y su magia era más poderosa que Dumbledore; parecía tan frágil en momentos y por otros, era tan impasible a las situaciones. No resultó fácil convencer a Santiago de pasearnos por el refugio, obviamente habría guardias. El atardecer caía lentamente, los árboles frondosos ocultaban la poco luz, pero no necesitaba nada más que la sonrisa radiante de Charlie cuando me miraba para darme algún comentario sobre su trabajo, o decirme que decida mi lugar en el mundo.

-¿Charlie?-le llamé, al detenernos en la entrada del refugio. Había tres guardias en la frontera improvisada nos revisaron para no llamar la atención de elementos brillantes a la vista.- ¿Qué pasaría si me largo ahora mismo de Hogwarts?

-¿A qué te refieres concretamente, Ernie?

-Salir del país...-murmuré, dejando que una chica de hombros anchos tocara mi cintura y mis atributos. Miré a Charlie que estaba entregando unos collares de acero al guardia. -...Contigo.

Charlie se quitó unos pendientes más vistosos en sus orejas, el otro guardia me indicó lo que debía dejar a su cargo, asique obedecí. Dejé mis pendientes de perlitas, mi collar de plata y unos anillos de acero levanté mis ojos para encontrarme con Charlie cuando el guardia me indicó que, apartará mi cabello de mi rostro cuanto estuviera dentro.

-¿Realmente, piensas dejar un futuro aquí?-me sorprendió Charlie estando listo para entrar al refugio.- Esto es Rumania, Ernestine.

Rumania. La tierra de los dragones, donde nacieron y viven pocos de ellos. Los campistas encargados de esta ronda nocturna iban protegiendo las grandes jaulas que retenían a las enormes y poderosas criaturas mágicas que podían prender fuego todo el lugar con un simple soplido de sus voraces bocas. Charlie tomó mi mano, sonrió y también, sonreí.

-Soy una estudiante ejemplar, Weasley.-le dije con un gesto de engreída.- Conozco maneras de sostenerme sola, puedo defenderme y valerme por mí misma. No necesito más que eso.

-¿Estás segura?

-Sí, lo estoy.

-¿Para vivir en tierra de dragones, y un chico Weasley?-volvió a decir, tomé su mano en respuesta.

-Totalmente decidida.

Charlie se rió sabiendo que mi decisión era improvisada, no estaba pensando con la cabeza. Pero, nadie sabía en realidad cuanto tenía para dar en otro país, que no sea Inglaterra. Este año terminaría sin siquiera empezar. Apreté la mano de él indicándole que mi miedo era, perderme en la magia de lo que se avecinaba, y no era nada bueno. Mi familia no tenía futuro, Lucius y Narcissa Malfoy eran los padres más respetuosos, confiables pero estaban equivocados en mantener en mí, la fibra de todas sus cargas fallidas, al contrario de Draco, era el hijo predilecto a la herencia familiar. No importaba cuanto mis padres hayan llegado de emergencias al instituto para decir que confiaban en mí, realmente estaban temiendo por mi seguridad y por sus secretos que, yo únicamente logré descubrir en los años anteriores.

-Te presentaré a las competencias.-dijo Charlie, finalmente.

Caminamos tomados de las manos, los guantes de cuero de él resbalaban un poco de las mías sudadas, estaba nerviosa por estar a su lado y también estar alrededor de dragones que esperaban volver a casa pronto. Nos detuvimos en una jaula, había dos guardias custodiando al dragón que dormía. Ladee la cabeza, notando los orificios de su nariz tan grandes, respiraba normalmente, y resoplaba largando pequeñas llamas azules.

-¿Colacuerno húngaro?-aventuré su especie. Charlie se rió asintiendo con su cabeza.

-¿Cómo te diste cuenta?-dijo curioso de mi dato.

-Por la forma de sus cuernos, son diferentes y también tiene púas en su cola.-señalé los detalles para identificarlo.

Los guardias se miraron un momento, sonrieron. Me ruboricé al tener atención en mi comentario, mordí mi labio jalando a Charlie. Lo miré con una sonrisa dulce, besé sus labios con suavidad dejando que los suspiros fingidos de los otros nos rodearan como el viento caliente del refugio. Charlie sonrió, besando mi frente.

-El siguiente es el, galés verde común.-mencionó, asentí sonriendo.

Se sentía tan bien estar junto a Charlie, no me importaba que fuera un Weasley, podría ser Lombottom y no dejaría de sentir lo mismo por él. Continuamos por las otras jaulas encantadas por seguridad de todos, hablamos de los cuidados de las criaturas legendarias y sus cualidades más importantes, algunas ventajas para los magos zoólogos, otras cosas referentes a los dragones. Cuando regresamos para recuperar nuestras cosas, los guardias estaban discutiendo con otros visitantes, uno de ellos era, Harry Potter.

Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie WeasleyxocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora