10. Un lugar mejor

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En la cena, Anka se sentó a mi derecha, no estaba tan triste como antes. En ella, había una clara mirada, y una dulce sonrisa. Le sonreí aliviada de verla de buen humor. Imagine que Marcus estuvo a su lado, consolándola y dándole elogios de sus atributos personales como su habilidad en Adivinación, o su puesto como bateadora en el equipo de Quidditch. Anka se sirvió un vaso de jugo de mangos, observe que Draco me miraba con rencor. No me molesto. Tampoco, me arrepentía. El chico tenía que entender que mi lugar debía ser respetado. No quería ser su burla, ni siquiera desquitarse con los niños de otros años. Excepto, Harry Potter y sus amigos. No tenía nada en contra de ellos. Pero, sabía que ese grupo podía poner una barrera a las pendejadas de Draco. Por más, que fuera mi familia, hay veces que necesitamos observaciones para ubicarnos en nuestro sitio. Y, era lo que Draco merecía.

-¿Estás bien , Ernestine?- me dijo Sophia a mi izquierda, masticando su comida.- ¿Te pasa algo? Miras a tu hermano como un dementor. o, algo así.

-No es tanto.-le negué, regrese mi atención a mi carne de pollo.- Quiero que comprenda que soy diferente, que me marchare.

-¡Espera!¿Cómo que te irás?-dijo confundida. Había olvidado hablar con ella sobre mi decisión.

-Lo siento. Juro que iba a decírtelo.-me justifique, la expresión de nostalgia pareció de inmediato en el rostro de mi amiga.

Sophia me escucho a cada palabra que le decía. Sus rasgos delicados, se bajaron a una mirada afligida, confundida, y dolida. Claramente, explicarle que Inglaterra no estaba ayudándome, para ella no era la solución. No iba a entenderlo tan fácil. Sophia amaba a Inglaterra, amaba a sus padres y a sus hermanos mayores. Nuestras vidas eran diferentes, contradictorias. Y, eso nos unía.

-Está bien, Ernestine.-dijo sin mucha simpatía de mi partida.- Si así serás feliz. Entonces, hazlo. Te apoyo.

-Lo siento, Sophia.-le dije intentando calmar su nostalgia.

Claro que ella podía rechazarme en los siguientes días, lo entendería. Mi decisión era complicada, mis padres se enteraría en unos días, cuando encontrará la forma decirlo y creo que no estarían de acuerdo, por otro lado, se sentirían orgullosos por primera vez, que estudiar en otro país pudiera abrir mis horizontes a lo nuevo. Un cambio.

-Lo siento.- le dije en un murmullo, que se perdió en las otras voces del gran salón.

Miré a Sophia con una mueca apenada, porque habíamos sido amigas desde primer año, y hoy teníamos que resolver nuestra conexión para no perderla en los siguientes años. Algo se me iba a ocurrir. Anka también había escuchado, fue reservada a hacer preguntas, por más que fuera una metiche. Ella sabía respetar los silencios. Termine mi porción de pollo, no iba a quedarme más tiempo. Me despedí de mis amigas, estaba cansada de haber vivido tantas cosas en el día. Cada día parecía girar entorno a mis decisiones, cambios que posiblemente marcarían toda mi vida.

Salí del Gran Comedor, camine en dirección a mi Sala Común por los pasillos vacíos, y susurros de los retratos, fantasmas que merodeaban por algún sitio. Tuve suerte que el celador me dejará marcharme antes de finalizar el banquete. Giré en una esquina, continúe caminando cuando desde un aula reconocí una voz, era Charlie. ¿Qué estaba haciendo aún en Hogwarts? Pensé que se trataría del Torneo de los Tres Magos. La puerta estaba casi abierta, me quedé a un lado de esta.

-Mamá estará emocionada de volver a verte, Charlie.-dijo alguien más, claramente su hermano. Me dio curiosidad de saber de quién era.- ¿Por qué no vas a verla? Los chicos pueden encargarse de los dragones. Hace cuatro años que no te ven.

-No es fácil, Bill.-dijo Charlie desconforme.

-¿Qué tanto escondes, Charlie? No entiendo.-dijo su hermano, tenía una voz suave y estaba intentando convencerlo.

-Tengo trabajo que hacer en Rumania. Estoy en un sorteo para ser el líder de las hembras.-dijo Charlie.

Hubo un silencio entre los hermanos Weasley, imagine que Bill estaba conteniéndose de golpearlo o hechizarlo. Pero, no lo creo. La familia Weasley eran personas humildes, con poca entrada económica y tenían los corazones más puros que otras personas que conocía. Charlie vivía en Rumania, resultaba un país perfecto para irme y ¿dragones? Claramente, él estaba acampando en el Bosque Prohibido o cerca del Lago Negro.

-Espero que no seas como Percy.-dijo Bill.

-No me compares con ese chico.-dijo Charlie ofendido.- Entiende que es mi oportunidad de estudiar las crías de los dragones.

-Tú sabes lo que haces.-dijo Bill.- Sólo, piensa que somos tu familia. Y, siempre estaremos contigo.

-Eso lo sé, Bill. Ahora, no puedo.-dijo tratando de hacer entender a su hermano de su sueño.- Debo irme, es tarde.

-Está bien.

Me aleje de la entrada, corrí hacia el pasillo antes que me vieran. Me quede de espaldas a la pared, escuchando los pasos de las botas de Charlie que se marchaban hacia el otro lado. Suspire. Pensé, que me hubiera gustado que Draco me hablará de esa forma, estaba muy lejos de ser así. Mi hermano era arrogante, nunca admitiría sentir empatía conmigo, y eso me dolía.

Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie WeasleyxocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora