Cuando Fred terminó de tomar lo que necesitaba del invernadero de la profesora Sprout, regresamos al castillo conversando sobre su nuevo producto de eructos y gases, claro que no hacía mucha gracia este tipo de efectos, pero conociendo a los varones comprarían varios de estos dulces, sin duda.
-Bueno, Fred...sinceramente, ninguna chica querrá salir contigo a cenar, si comienzas a eructar como cerdo.-dije, objetando mi disgusto. Él se rió, apoyó su mano sobre mi hombro con confianza.
-Algunas chicas adoran a los cerdos.-bromeo, mordí mi labio intentando de no reírme.- En serio, será mi mayor ganancia esta golosina. Y, las flores que recolecté provocan malestares estomacales, será fácil que la gente comience a eructar.
-Oh, demonios, Fred.-exclamé divertida de su gran entusiasmo.- ¿Quién tuvo la idea de esto?
-Es que, George y yo hacemos competencias.-
-¡Ah, bien! Recuérdame, no salir a cenar con ustedes dos.-bromee.
Nos detuvimos en las escaleras principales donde cada uno tomamos caminos diferentes durante el receso de clases, que comenzaba dentro de diez minutos. Nos despedimos con un choque de puños, sonreí gratamente de tener su compañía, porque no quería imaginarme qué pasaría si Snape y Karkaroff me descubrieran en ese momento. Por lo menos, Fred me distrajo de mis divagaciones con sus bromas y contándome de sus productos para su emprendimiento junto a su hermano gemelo.
Regresé al aula de Estudios Muggles, cerca de esta había unos bancos de concreto donde me senté en uno. Crucé mis piernas, colocando mi mochila sobre mi regazo y busqué mi libro de medicina occidental, que no faltaba mucho para acabar de leer y estudiarlo autodidácticamente. Tenía sus complejidades en métodos de estudio como la mordida de un vampiro, una maldición o diferentes venenos de criaturas mágicas. Era interesante.
-Señorita Malfoy, ¿Por qué no está en su clase?-escuché la voz rasposa de Snape a mi izquierda, me sonrojé recordando su discusión con el otro hombre búlgaro.- ¿Ahora, que le inquieta?
-Me sentía incomoda, profesor Snape.-le contesté, levantando mi cabeza en su dirección.- Además, Estudios Muggles no me favorece para mi carrera universitaria.
-Sería correcto que trate de este tema con la profesora Ainsworth. Estoy seguro que llegaran a un acuerdo, y también, le ayudará a comprender los elementos necesarios para mezclarse con los muggles.-me animó, siendo extraño que el hombre diera sus opiniones.
-¿Y, usted, por qué no dicta clases?
-Hoy no tengo estudiantes, solamente clases de apoyo por la tarde noche.-me dijo sin molestarse por mi curiosidad.
El hombre vestía absolutamente de negro, ni un acercamiento colorido en su indumentaria, siempre luciendo como la muerte. Asentí prometiendo que tomaría un par de clases más para cerrar el primer cuatrimestre. No dijo nada, movió su mano en dirección al aula ordenándome que hablará con la profesora de Estudios Muggles, no iba confrontarlo ni ir en contra, guardé mi manual con una mueca de pena. Me despedí, reincorporándome con pesadez, ingresando al salón de clases.
Algunos de mis compañeros interrumpieron sus deberes cuando cerré la puerta con un golpe de fastidio. Realmente, no me veía trabajando entre muggles ni tratando de comprenderlos, porque no era mi propósito ni mi futuro soñado.
-¡Qué rápido ha cambiado de parecer, señorita Malfoy!-señaló la profesora con burla, rodee los ojos, caminando a su escritorio para pedirle una charla.- Seré todo oídos, señorita Malfoy, ¿qué le preocupa?
-Quisiera suspender mi participación en su materia, madame Ainsworth.
-Oh...¿Cuál es el motivo?
-Solamente, estoy dedicándome para entrar a una universidad extranjera, dudo que esta asignatura me resulte útil.-le expliqué un tanto apenada, ella asintió tomando su pluma turquesa y comenzó tomar unas notas.- Estudiaré medicina con orientación a legemerencia.
-Tengo un contacto que puede beneficiarla en orientaciones a medicina muggle, pero le recomiendo que no abandone las clases, todo lo que usted aprenda le servirá de apoyo en cualquier situación.- me dijo, entregándome una nota con un nombre y ubicación.- Arnold Ainsworth es mi hermano mellizo, siempre está dispuesto a colaborar con los demás. No pierda la oportunidad, señorita Malfoy.
Sentía un pequeño sentimiento de confianza en la mujer hacia mí, podía percibir su interés y apoyo en integrarme a su materia. No sabía qué decisión tomar ahora, le prometí que pensaría mejor si seguir o abandonar sus clases. Ella no le molestó, sino que, me animo a acercarme a su despacho para continuar ayudándome a resolver mis dudas.
El receso de clases comenzó cuando la profesora dio la orden de retirarnos, esperé fuera del salón a Edgar, casi olvidaba que quería conversar conmigo. El último grupo de Hufflepuf abandonaron el salón, donde Edgar estaba haciéndome señas para que me acercará mientras acomodaba el escritorio de la profesora, siendo el elegido como el mejor compañero obteniendo dos medallas los años anteriores, y un premio anual según discutimos por saber quien tenía más privilegios y oportunidades de estudiar en la mejor universidad.
-Oí lo que dijo Ainsworth.-mencionó.
Comenzó a colocar una pila de manuales de repuesto, algo viejos y descuidados, de tapa roja con letras doradas;
Economía y política muggle, 1970. Garret McGonagall.
Editorial Casas blancas. Glasgow, Escocia.
Justamente, podía leerse que el esposo de la profesora de Transformaciones era un analítico de crisis económicas- políticas con excelentes deducciones, que terminaban siendo confirmadas tal como Garret hablaba de ellas en las entrevistas, o sus libros que tenían un gran éxito.
-Sí, ¿Qué pasa con eso?-le pregunte, recogiendo un manual del montón poniéndome a ver el índice de los capítulos.
-¿Por qué esto te resulta inútil?- me preguntó interesado, me hundí de hombros.- Veras, mi hermana tuvo que desmemorizar a dos muggles cuando vieron que estaba montando su escoba.
-¡Qué idiota! -pensé para mí.-¿Cuál es tu razón, Edgar?
-Tampoco, me agradan los muggles, Ernestine.- dijo apretando los dientes, noté como la vena en su cuello tomaba volumen, arquee una ceja apenada.- Ellos lastimaron a la persona que más amaba, me quitaron parte de mi familia.-me comentó, conteniéndose de derramar lágrimas o destruir algunos libros.- Quiero que esta asignatura me ayude a no odiarlos tanto, y otra razón, debemos fingir que también somos como ellos, no mágicos.
-¿Y, entonces?
-¡Demonios, Ernestine!-dijo Edgar frustrado, respirando con la mayor calma posible para no estallar.- Estudia, y supera este obstáculo, porque puedo conseguir que mi hermana te haga participar en un sorteo de becas por Europa.
-¿En serio, lo dices?- dije asombrada, una sonrisa de ilusión se dibujo en mi rostro confundido, agobiado.- ¿Cómo te has enterado?
-Gracias a mi hermana, ella siempre me comenta sobre su universidad. Por lo que tienes una buena oportunidad, Ernestine.
-Tienes razón.- le correspondí, ladee mi cabeza cuando Edgar se arremango el suéter dejando inconscientemente una cicatriz profunda, roja.- Puedes decirle a tu hermana que me inscriba en la lista de postulantes, sería más fácil así.
El chico había finalizado en acomodar los manuales de la profesora, tomó su bolso girándose en mi dirección, hizo un gesto para salir del salón. Obedecí, caminamos juntos por el pasillo, Edgar cubrió su brazo herido cuando nos encontramos con los demás. Ya imaginaba que él había sufrido mucho sentimentalmente, perdiendo el sentido a su vida, su futuro porque, así era el sabor a la amargura y los dementores nacían de la tristeza. No quise involucrarme, prefería ser reservada con mis nuevos amigos, ya tuve mucha infidelidad y traiciones. Decidimos ir por los terrenos de Hogwarts, para descansar bajo el cielo gris y pensar en nuestras metas, sueños, grandes mundos en grandes personas.
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Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie Weasleyxoc
Fiksi PenggemarTrilogía En Llamas; Parte 1 [Completa] Ernestine Malfoy es una joven de diecisiete años, a punto de graduarse de Hogwarts con excelentes calificaciones. Aunque, esto sea un gran logro para ella, no es suficiente para las exigencias de su familia. ...