Capítulo 11: Se acabó la abstinencia

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Tengo rato haciéndome la dormida, pero la verdad es que yo tampoco puedo conciliar el sueño. Me volteo de frente hacia él, y sigue boca arriba mirando el techo, se levanta para ir al baño y yo aprovecho de subir la sabana y dejar mis piernas descubiertas al igual que el escote de mi blusa.

Vuelve acostarse y lo escucho suspirar, abro lentamente los ojos y me está viendo fijamente.

-¿Qué pasa que no te duermes JuanPa?-.

- Nada, solo que no tengo sueño, porque no te tapas, te vas a resfriar-.

Sonrío y me dejo llevar por mis impulsos, ¡al diablo la cordura! me levanto y me recuesto sobre él diciéndole.

-Yo sé lo que te pasa talentoso productor, vamos déjate llevar y disfrutemos esta noche- no lo dejo responder y comienzo a besarlo con mucha pasión, succionando sus labios lentamente.

Un gemido sale de su boca y sé que está haciendo uso de su autocontrol para no follarme, lo toco, lo provoco acercando mis pechos a su cara, beso su cuello y siento como su erección me oprime el vientre.

Se levanta bruscamente conmigo encima y me recuesta sobre la cama, me quita la camisa y chupa un pezón mientras con la mano me aprieta el otro, los gemidos salen de mi boca sin poder controlarlos.

No sé en qué momento quedamos los dos desnudos sobre la cama, solo sé que si este hombre antes me gustaba, ahora que lo tengo como Dios lo trajo al mundo sobre mí, me encanta, está tan bien dotado que no puedo evitar ver su erección, él lo nota y sonríe mientras me besa lentamente el abdomen hasta bajar por mis piernas.

Estoy tan húmeda, que creo que no podré aguantar mucho tiempo, Juan Pablo se detiene frente mi vagina y pasa su lengua sobre mí clítoris haciéndome soltar un gemido involuntario, lo succiona, lo lame, lo sopla y cuando ya no puedo más, introduce un dedo, luego dos y el clímax se apodera de mi cuerpo, me dejo llevar gritando su nombre.

Él sigue moviendo los dedos dentro de mí, mientras me besa con pasión y deseo, decido tomar el control y me trepo sobre él, acaricio su miembro con una mano y con la otra magrego sus pectorales, cuando lo siento temblar, me inclino y coloco su pene en la hendidura de mi vagina, lo miro fijamente a esos ojos que me enloquecen y desciendo para quedar completamente penetrada.

Ambos gemimos, comenzamos a movernos con deseo y lujuria, veo como JuanPa disfruta debajo de mí, y me excito mucho más, alcanzo mi segundo orgasmo y segundos después él grita - Oh por Dios preciosa- dejándose llevar también.

Tengo mi cabeza sobre su pecho, y él acaricia mi cabello mientras nuestras respiraciones se normalizan. Se me había olvidado el pequeño detalle de que tengo siglos sin cuidarme, y por mi mente no pasó la palabra preservativo, hago nota mental de mañana comprarme la píldora del día siguiente.

Decidimos meternos en la bañera a limpiarnos, pero como era de esperarse terminamos follando nuevamente, JuanPa es una máquina sexual ¡Dios mio que hombre!, ya he tenido 4 orgasmos, y parece no saciarse de mí.

Son las 4 de la mañana y no hemos dormido nada, coloco mi cabeza sobre su pecho, y él me abraza, hablamos de nuestra infancia hasta que poco a poco el sueño nos vence.

............

La luz del balcón me despierta, abro los ojos y siento que me pesan, veo el reloj sobre la mesa, son las 9 de la mañana, quiero seguir durmiendo pero sé que tenemos el tiempo exacto para comer en casa de los padres de JuanPa y regresar a Colombia.

Escucho la ducha y decido entrar a bañarme con él, abro la puerta y lo veo de espaldas al cristal, entro y lo abrazo desde atrás. Juan Pablo aparta mis manos con brusquedad y se voltea para mirarme diciendo:

- No Dessire, no vengas a tocarme como si tu y yo fuéramos la pareja perfecta, esto que pasó anoche no debió ser, te aprovechaste de la oportunidad de dormir juntos para seducirme, tú sabes que yo no te quiero solo para una noche de sexo, y planificaste todo esto. Pero ahora que lo conseguiste, no pienso volver a ceder, yo a ti te quiero para una relación estable  porque si quisiera sexo voy a una casa de citas y listo-.

Dicho esto sale de la ducha, y yo no sé ni que hacer, quizás tenga razón, pero no pienso admitirlo. Estoy tan feliz, por fin después de dos años tuve sexo y con un hombre que me encanta, aunque ahora no me quiera ni ver. Me visto con una falda larga estampada y un crop top blanco, quiero darle una buena impresión a los señores Echeverría.

Juan Pablo tiene una bermuda blanca y camisa manga larga estampada, a veces pareciera que nos combináramos para vestirnos. Llegamos a casa de sus padres y al abrir la puerta una joven con un look un poco alocado corre hacia él gritando
-Hermano viniste, como te extrañé-.

Nos presenta, y la chica estira su mano sonriendo -Es un placer conocerte cuñada, mi nombre es Juliana- antes de yo poder responder al saludo, JuanPa dice -Dessire es solo una amiga-.

La Sra. Inés y el Sr. Marcos parecen los hermanos mayores de Juan Pablo, se conservan muy bien y son muy amables. El almuerzo no resultó incómodo como pensé, lo único es que él hombre que anoche durmió conmigo no me dirige la palabra, y creo que sus padres saben que pasa algo entre nosotros.

Nos despedimos y los señores Echeverría me dicen que puedo volver cuando quiera, les agradezco y al subirme al taxi, la Sra Inés se acerca a la ventana y comenta

-Dessire tenle paciencia, sé que mi hijo es un poco difícil, pero si te trajo aquí, es porque le importas-.

Yo asiento, si ella supiera que está molesto conmigo porque lo utilicé sexualmente.

Aterrizamos en Cartagena, y siento que todo el vuelo lo hice con un desconocido al lado, por más de que le sacara conversación, él solo respondía; -Si, aja, ok-. Cuando salimos a buscar un taxi Juan Pablo me detiene;

- Dessire creo que es mejor que vayamos en carros separados, tú vives por una zona y yo por otra, no veo porque tenemos que hacer tal recorrido- extiende su mano para darme el dinero.

Yo lo interrumpo diciendo 


- No necesito de tu dinero para pagar un taxi, te recuerdo que yo trabajo, y si quieres estar alejado de mí, perfecto, que tengas feliz tarde-. Dicho esto, me subo a un taxi y lo dejo parado mirándome como un bobo.

Rompí mi regla de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora