Los turnos nocturnos del hospital volvieron, hoy trabajaré de 7 de la noche a 7 de la mañana, eso suena agotador, pero no lo es, cuando amas lo que haces, las horas se te pasan volando.
Hace más de un mes acepté ser la esposa de mi talentoso productor, y él está que no cabe de la dicha, en cambio yo... Bueno, feliz si estoy, pero aterrada también.
Llegaron las benditas navidades, les confieso que antes de que papá y mamá se separaran; era mi fecha favorita del año. Sin embargo, eso cambió cuando tuve que pasar unas cuantas horas con cada uno en noche vieja y ni hablar para recibir el año nuevo.
Por si fuera poco, cuando mamá viajó a Colombia para cuidar de mi abuela, Deivis y yo quedamos solos en casa, esas navidades él las pasó con la familia de Gabriela y yo con el imbécil de Antony.
Mi abuela falleció el mismo año que yo llegué a Colombia, por eso la casa de ella le quedó a mi mamá. Las navidades pasadas lo que hice fue dormir, llegué tan cansada de la tienda de calzado, que fui directo a mi cama.
-Preciosa se te va a enfriar la sopa- dice JuanPa sacándome de mis pensamientos, vuelvo mi mirada hacia él y resoplo.
-Hey nena. ¿Qué tienes, por qué estás tan pensativa?- ataca nuevamente para llamar mi atención.
-Ya sabes, son las navidades... otro año más alejada de mis seres queridos- hablo mirando a un punto fijo en la mesa.
-A propósito de eso Dessi, mis padres nos invitaron a pasarlo en su casa, no te preocupes que ya tengo todo listo para el viaje-.
-Ósea que lo que yo piense no importa Juan Pablo, te recuerdo que somos una pareja- digo más alterada de lo normal alzando el dedo índice -Por lo tanto las decisiones las tenemos que tomar entre los dos. Quizás si me hubieras preguntado, te hubiese comentado que en noche vieja me toca trabajar-.
-Nena es verdad lo siento, disculpa sabes que actúo por impulso algunas veces-.
- Sí, las que te conviene- contesto de mal humor -Igual iremos para recibir el año nuevo... Ah, pero mi mamá irá con nosotros- termino de responder y me llevo la cucharada de sopa a la boca.
- Yo no puedo cariño, Deivis ya me mandó el boleto para que vaya a Venezuela, él la pasará ahí con la familia de Gabriela- murmura mi mamá, que se había mantenido callada mientras almorzábamos en casa.
-Lo que me faltaba mamá, que hasta tú hagas planes sin siquiera comentármelo- la señalo levantándome de mi puesto.
-¡Dessire Valentina no me hables así!- me regaña, volteo para ver a JuanPa y está con una sonrisa en los labios.
-¿Valentina?- pregunta con burla.
-¡Cállate! Y si no quieres saber quién soy, nunca me llames así- dicho esto camino hacia el baño más cabreada que nunca, y escucho a mi mamá murmurar:
-Cuando tiene la menstruación se vuelve un poco insoportable, tenle paciencia yerno-.
-Te escuché- grito para que me oiga a lo lejos -Mi menstruación no tiene la culpa de que ustedes no me tomen en cuenta-.
Como no me podía quedar en el baño evitándolo, salí y me fui hasta la sala, encendí la televisión y empecé a cambiar los canales. Siento que se sienta a mi lado y pasa su brazo por detrás de mi cuello para acercarme a él.
Después de un incómodo silencio, su celular suena anunciando una llamada entrante, veo de reojo la pantalla y leo "Patricia Saavedra", él me vio desorientado y si antes estaba molesta, ahora estoy el doble.
Intenta sacar su brazo para levantarse, pero no lo dejo -Sí, buenas tardes- contesta, luego de unos segundos silenciosos vuelve a decir -Ok no te preocupes-.
Guarda el celular en el bolsillo de su Jean, y aunque yo tengo mi vista fija en la televisión, obvio estoy esperando una explicación. Como si adivinara mis pensamientos, susurra -Se equivocó al marcar de número- <<Eso sólo se lo creería ella>> dije mentalmente.
Ya estaba terminando de colocarme el pantalón blanco en mi habitación, cuando se abrió la puerta, quise esconderme detrás, pero al ver su sonrisa me tranquilice.
-Estás olvidando los modales de tocar la puerta mi amor- argumenté mimosa, pues sí, ya la rabia se me había pasado y ahora estaba melancólica, así era yo en mis días.
-Preciosa me tengo que ir, tengo que solventar un percance en el estudio- levanté una ceja observándolo -ya sé que es sábado, pero soy el jefe nena-.
-Ok, dame un beso antes de irte- lo jalé de la franela negra que llevaba puesta, y que le daba ese aspecto de chico malo, lo atraje hacia mí y lo besé como si no hubiera un mañana.
-Dessi vas hacer que me quede- reí por su comentario.
-Toma para que pagues el taxi, ya que no te puedo llevar al hospital- dijo estirando su mano para darme un billete.
- No hace falta, yo tengo- hablé negando con la cabeza.
Él resoplo y puso los ojos en blanco.
-¡Dios mío que mujer más complicada!. Dessire vas a ser mi esposa dentro de nada, acostúmbrate a que te dé dinero, detalles y todo lo que quiera darte ¿Sí?- preguntó con sus manos en mi cintura.
Le hice una pregunta, que yo había evitado hace días y que sabía que el añoraba hacerme nuevamente, no podía seguir haciéndome la desentendida con ese tema.
-Hablando de esposos ¿Cuándo es que será la boda?-
-Mañana mismo si quieres- dijo sonriendo.
-¿Qué te parece el mes que viene?- Propuse pensativa.
-¿Enero?. No mi amor, la gente suele estar de viaje-
Es verdad.
-¿Y sí nos casamos para mi cumpleaños?- dijo él mordiendo mi labio inferior.
-¿Abril? ¡No! Sería muy lejos, de aquí allá pudiera encontrarme otro novio-
-Muy graciosa- replicó -Entonces en febrero... sí, el 10 de febrero serás mi esposa Dessire Vivas-.
Asentí feliz. Sólo me quedaban dos meses con ese apellido.
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Rompí mi regla de oro
Literatura Feminina"Cuando escuché que el AMOR era la fuerza que movía el mundo, jamás imaginé que nosotros quedaríamos tan cerca" Un día reía en su país con sus amigos y su prometido, y al otro lloraba una traición a cientos de kilómetros. Dos años después, Dessire...